Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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jueves, 15 de octubre de 2009

Novelas favoritas: Luz de agosto


Luz de agosto (1932)
William Faulkner


Junto con Absalom Absalom, El ruido y la furia y Mientras agonizo, Luz de agosto constituye el póquer de obras maestras de William Faulkner.

La novela tiene dos tramas paralelas: la primera es la historia de la persecución que emprende Lena Grove del hombre que la dejó embarazada, y el periodo de tres semanas que permanece en el condado de Yoknapatawpha. La novela se cierra con la misma Lena ya alumbrada reemprendiendo su búsqueda, que de este modo asume un aliento mítico. La segunda es la historia de la atormentada existencia de Joe Christmas, un hombre negro que emprende una desordenada “epopeya”, en la que termina ajusticiado (linchado por asesinar a una mujer blanca de la que era amante), heredero de la tradición esclavista y segregacionista que es incapaz de asumir a un personaje mestizo como Christmas.

La novela se inicia con una especie de in “media res”, a mitad del asunto: una chica llamada Lena está sentada junto a la carretera, mientras que se acerca un carro, y piensa que viene andando de Alabama y aunque no lleva aún un mes de marcha, ya está en Mississippi, más lejos que nunca de casa. Lena está embarazada. Se escapó de casa de su hermano para buscar al padre de su hijo, un tal Lucas Burch, del que le han dicho que está en Jefferson, trabajando en el aserradero. Es muy significativa la frase de Lena con la que termina la novela: “Caramba, caramba. Lo que rueda una. No hace más que dos meses que salí de Alabama y ya estoy en Tennessee”.

El caso es que Lena llega finalmente a Jefferson (el mismo día en el que una casa del pueblo está ardiendo) y se encuentra con Byron Bunch (que no es desde luego el Lucas Burch que ella busca), quien la protegerá y acogerá. Además, Byron guiará al lector por algunos de los acontecimientos que de otra manera no habría conocido y acercará a Joe Christmas y Gail Hightower.

Christmas y Hightower son las dos personalidades más fuertes dela novela, los que tienen un pasado más intenso. Entre ellos no hay ningún vinculo, no se hace referencia en ningún momento a algún encuentro entre ellos, al menos, no hasta el final. Hay también una serie de personajes secundarios que, sin embargo, tienen un papel importante en el desarrollo de los sucesos. Es el caso de la señorita Burden, vieja solterona, descendiente de una familia antiesclavista; los padres adoptivos de Christmas, que son también interesantes, sobre todo el padre, al que la forma de ver la religión lo hace cruel y severo, y que son el reflejo de la llamada “América profunda”; los Hines, una parejas de ancianos que resultan ser los abuelos de Christmas; Percy Grimm, un joven reaccionario, militarista, nacionalista y racista, un personaje también muy típico de la sociedad sureña.

Pero si hay algo digno de mención acerca de esta diversa “fauna” de personajes que presenta William Faulkner, es la formidable habilidad que éste demuestra para describir a las personas y hace que el lector se implique en sus historias. Además, no podemos obviar el acierto de situar la acción en el mes de agosto, lo que proporciona a la novela un ambiente pagano, clásico, caluroso, vegetativo y fértil.

He de admitir que me cuento entre los muchos que opinan que Luz de agosto es la mejor novela de Faulkner. Se trata, indudablemente, de una historia conmovedora y muy bien contada que nos retrotrae a lo más profundo del mítico sur estadounidense con el secular racismo sudista como telón de fondo y el gran tabú de la segregación (la relación sexual entre blancos y negros). Pero, además, la novela brilla con luz propia gracias al modo en que su autor desarrolla las diversas tramas narrativas. Aunque en Luz de agosto William Faulkner se aleja de los experimentos espacio-temporales de Absalom Alsalom, Mientras agonizo o El ruido y la furia, descubrimos en ella dos elementos narrativos notables. Faulkner cuenta las cosas al revés y altera el orden cronológico de los acontecimientos, la llamada “cronología fragmentada”, que nos llevaría demasiado tiempo analizar.

En definitiva, Luz de agosto, la primera novela que tuve la oportunidad de leer de William Faulkner, es una obra maestra en el amplio sentido de la palabra. Como todas las obras del nobel norteamericano, no resulta en todo momento fácil de leer. De hecho, sus obras son siempre un reto... aunque se paladean como el buen vino, pues son, como es el caso singular de Luz de agosto, un prodigio de sensibilidad y técnica narrativa.
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A.G.