Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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miércoles, 30 de agosto de 2017

Lecturas recientes: Un puñado de polvo

 
Un puñado de polvo (1934)
Evelyn Waugh

La comedia negra se mezcla con lo ridículamente absurdo, la farsa con la tragedia, para producir una novela deslumbrante.

Waugh logra demostrar con éxito cómo una sociedad compleja que ha evolucionado hasta convertirse en una cultura altamente sofisticada es inevitablemente un fértil campo de cultivo para el desarrollo de la sátira social. Un puñado de polvo es un ejemplo sublime de la maestría de su autor en retratar este fenómeno.

El título de la novela procede de un verso de The Waste Land, de T.S. Eliot:

                         I will show you something different from either
                         Your shadow at morning striding behind you
                         Or your shadow at evening rising to meet you;
                         I will show you fear in a handful of dust.

El poema de Eliot se centra en una civilización decadente o, más bien, muerta ya, representada por sus personajes aislados. Un título muy acertado, como veremos a continuación.

La historia se centra principalmente en el personaje de Tony Last, un caballero que vive en la casa de sus ancestros, Hetton Abbey (a una cómoda distancia de Londres), junto con su aristocrática y bella esposa Brenda y su hijo pequeño John Andrew. Tony y Brenda, que llevan casados siete años, son una pareja tan espléndida que resultan redundantes. Tony, que ha heredado una gran hacienda, es un tradicionalista, un hombre que cree que con el cuidado adecuado se puede preservar la personalidad de la gente y sus casas. Tony dedica su vida a su hacienda y al pueblo vecino, donde hace las funciones de terrateniente, involucrándose en los asuntos locales y prestando servicio como miembro de la junta parroquial en la iglesia anglicana. Tony ha desarrollado un sentido del pasado nostálgico y sentimental. De hecho, y de un modo ciertamente inocente y carente de gusto, ha dado a las habitaciones de su casa los nombres de personajes de la leyenda artúrica.

Sin embargo, la vida en Hetton Abbey no tarda en aburrir a Brenda. Es tan inteligente y tan bien educada que ansía la mediocridad, a la que confunde con la libertad. Ésta la encuentra en la persona de John Beaver, un joven inútil y carente de atractivo que pasa los días sentado en casa junto al teléfono a la espera de que alguien le invite a acompañarle a una fiesta. Brenda no se siente exactamente atraída por Beaver. Él simplemente despierta su curiosidad. Una mujer alegre, Brenda disfruta con el juego de intentar descubrir si él tiene realmente personalidad. Beaver, por su parte, también alberga dudas sobre Brenda. ¿Qué puede esperar ella de él? Él no se puede permitir a alguien como Brenda, ni financiera, ni emocional ni socialmente. Beaver se da cuenta de su incongruencia es su único atractivo, que es una flor de plástico que ha iluminado una hermosa mariposa.

Mientras tanto, Tony parece ajeno al asunto. Su buena educación le impide oponerse a los cada vez más frecuentes viajes de su mujer a Londres, donde se encuentra con su amante. Brenda, por su parte, hace todo lo que una esposa atenta puede hacer para consolar a Tony. Le lleva el fin de semana a Jenny Abdul Akbar con la esperanza de que pueda distraer a su marido. Jenny sufre las dificultades de vivir como esposa de un muladí marroquí.

Más tarde, el hijo de Tony y Brenda muere en un accidente de caballo. Cuando Brenda recibe la noticia, expresa su alivio por que la víctima sea su hijo, en lugar de su amante. Brenda se distancia de Tony y le pide el divorcio para poder casarse con John Beaver. Para proteger el buen nombre de Brenda, su abogado convence a Tony de que tome parte en una charada en un hotel de Brighton con una supuesta amante. Pero el plan se frustra de la manera más inverosímil y surrealista. Más tarde, cuando el hermano de Brenda solicita un acuerdo de divorcio que requeriría la venta de Hetton para que Tony pudiera satisfacer las 2.000 libras anuales de manutención, Tony hace un educado mutis por el foro y se une al doctor Messinger (un hombre que conoció en su club) en su expedición arqueológica a Brasil. Durante el viaje Tony hace amistad con una encantadora chica criolla que regresa su escuela de París a Trinidad para contraer adecuado matrimonio.

Tony y el doctor Messinger desembarcan en Georgetown, en la Guayana británica, y se dirigen al interior, donde son abandonados por sus guías nativos y continúan su viaje solos a lo largo del afluente del Amazonas. Tony sufre una fiebre tropical. En su delirio se imagina a Brenda en la barca con ellos. Gracias a los flashbacks intercalados a lo largo de la narración, nos enteramos de que Brenda y John Beaver se han cansado el uno del otro y Brenda ha visitado al abogado de Tony para preguntarle si se encuentra su nombre entre los beneficiarios del testamento de Tony. El doctor Messinger deja a Tony tumbado en su hamaca para buscar ayuda río abajo y acaba ahogado en una cascada. Tony, víctima aún del delirio y la fiebre, es descubierto y rescatado por el excéntrico Mr. Todd, que lo cuida hasta que recupera la salud. Mr Todd es un adicto a Dickens. Incapaz de leer, retiene a Tony en la selva con este propósito. Juntos, recorren la obra completa de Dickens con la excepción de dos volúmenes de los que se han adueñado las hormigas. Una vez terminado, vuelven al principio. A pesar de la insistencia de Tony en que su captor le indique cómo salir de la selva, uno se pregunta si Tony no será al final más feliz con Mr. Todd y Dickens que de vuelta en Inglaterra. Mr. Todd ha urdido un plan que no le deja al bueno de Tony la más mínima posibilidad de elegir su propio destino. Con el paso de los años, se da por hecho en Inglaterra que Tony ha muerto. Sus primos heredan Abbey Hetton, mientras Brenda resuelve su situación casándose con Jock Grant-Menzies, un amigo de Tony.

La novela aborda, en definitiva, cómo los ricos pueden llegar a perder el sentido de las cosas que realmente importan en la vida, tales como sus familias, y cómo esto puede llevarles al final a arruinar sus vidas. El autor explora también el egoísmo del ser humano, tal como vemos perfectamente en el personaje de Brenda, alguien empecinado en lograr sus propias ambiciones de riqueza y felicidad a pesar de la muerte de su hijo y el sufrimiento de su marido.

Waugh también logra demostrar la vulnerabilidad de la civilización ante el resurgimiento de la barbarie que fue superando lentamente, con el paso de los años. gracias a un trabajo inconmensurable. La lucha entre barbarie y civilización no era para Waugh una cuestión racial, sino de fe, voluntad y fortaleza. La crítica social se revela de una agudeza especial en su retrato de una sociedad en la que mantener las apariencias es todo; si bien las apariencias no cuentan nada, pues todos perciben la realidad moral del adulterio, el divorcio y el hurto de un modo muy simple, la aceptan sin cuestionársela, hasta el punto de que se espera de Tony que venda Hetton para permitir que Beaver se case con Breda y mantenga el lujo al que ella está acostumbrada. La tremenda fuerza de este capítulo se debe muy probablemente al trauma que el propio autor experimentó en su primer matrimonio, que acabó en divorcio después de que su mujer le fuera infiel con un amigo común.

Con todo, no existe una catarsis cómoda en la obra. Waugh nos hace sentir que la alternativa a la arcaica estructura social de la época no es un nuevo orden, sino un caos tan viejo como la propia humanidad.

A pesar de ser un autor satírico, Waugh es capaz de escribir escenas trágicas como nadie. Cuando el hijo de Tony muere en un accidente de caballo, Brenda está en Londres y Tony no tiene nadie con quien hablar más que con la Mrs. Rattery, que acaba de llegar en avión. La amante de uno de los amigos de Tony se ofrece a quedarse con él mientras los amigos le hacen llegar la trágica noticia a Brenda. Mrs. Rattery es jugadora de cartas e intenta ayudar a Tony a sobrellevar el dolor jugando al piquet. Tony le dice que no conoce más juego que uno de hacer parejas, que solía jugar con su hijo. Resuelta a consolar a Tony, Mrs. Rattery insiste en que jueguen y poco tiempo después los sirvientes quedan sorprendidos por los ruidos onomatopéyicos procedentes de la biblioteca.

Desde un punto de vista artístico, Evelyn Waugh se encuentra muy próximo a los pesimistas literarios reaccionarios de su tiempo, como Eliot y Pound, y escritores de la llamada Generación Perdida (en especial, Hemingway y Fitzgerald), con la edad suficiente para haber experimentado los horrores de la Primera Guerra Mundial y sus efectos devastadores sobre la civilización occidental.

A.G.