Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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jueves, 21 de febrero de 2013

Lecturas recientes: Sangre sabia


Sangre Sabia (1952)
Flannery O’Connor

Hazel Motes es un hombre atrapado en una lucha sin final contra su destino innato y desesperado y contra un mundo que no lo considera más que un cínico demente; un “predicador sin Dios” que reniega de sus creencias cristianas y toma medidas desesperadas para demostrar su desengaño. Sus acciones incoherentes suscitan en los demás incertidumbre y desasosiego. No puede ser otra la reacción que provoca su decisión inopinada –tras una peregrinación religiosa accidentada y fútil– de quemarse los ojos con cal viva para poder mirar mejor en su interior. O’Connor recupera, de este modo, el concepto de ceguera como castigo o bendición de los dioses, acuñado por las religiones antiguas; el tránsito voluntario de la luz a las sombras. Frente a Hazel Motes, que se ha visto obligado a elegir la oscuridad como última tabla de salvación, no hay más que seres humanos que no creen en nada, convencidos de que así les va mucho mejor.

Sangre sabia es un cuento de redención, retribución, profetas falsos, ceguera, sabiduría y violencia, que nos recuerda a algunas novelas de William Faulkner, como El ruido y la furia o Santuario, que hemos comentado en este blog. Es una historia que nos hace sentir pavor y conmoción, que agita nuestra conciencia. No resulta fácil sustraerse a las vidas de sus personajes.

La novela también hace un uso especial de lo grotesco, circunstancia que quizá derive de la propia experiencia de O’Connor, quien sufrió una larga y dolorosa enfermedad degenerativa. Sin embargo, su escritura está determinada, más que por su delicada salud, por la educación religiosa que recibió. No en vano, uno de los elementos –quizá el primordial– que sostiene toda la estructura de la novela sea la gracia, un concepto inequívocamente cristiano. Si la literatura no nos salva, pues lo terrible está fuera de la ficción, tampoco la gracia interviene en el proceso narrativo. Flannery O’Connor obliga a sus personajes a vagar sin paz ni descanso por esos parajes desolados de Estados Unidos, inabarcables y alienantes. Les niega la posibilidad de arrepentirse y los colma de horrores y desgracias. El lector, mientras tanto, ha de consolarse con la falsa tranquilidad que le da pensar que no es como ellos.

A.G.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Lecturas recientes: El Hobbit

 
El Hobbit (1937)
J.R.R. Tolkien

Con la intención de aunar en un mismo relato la mitología de Inglaterra y un argumento que sus tres hijos pudieran encontrar interesante, Tolkien escribió esta sorprendente historia, fantástica y cautivadora, cuyo escenario es un mundo lejano y hostil en el que habitan seres extraños: hobbits, enanos, troles, duendes, trasgos o elfos, gran parte de los cuales son difícilmente reconciliables. El Hobbit es la primera obra que publicó el autor de la que está considerada una de las obras maestras de la literatura fantástica, El Señor de los Anillos (publicada diecisiete años más tarde), una historia fascinante que conoce el público, aunque la mayor parte sea tan sólo gracias a su reciente versión cinematográfica. El Hobbit está concebido no sólo como una presentación del mundo fantástico de la Tierra Media, sino como el nexo de unión entre los acontecimientos que se narran en El Silmarillion y El Señor de los Anillos.

El argumento de El Hobbit refleja la concepción de su autor acerca de la complejidad del ser humano, en combinación con ciertas ideas que obtuvo de sus estudios de la épica escandinava y notables pinceladas de la propia clase media inglesa a la que Tolkien pertenecía. El héroe principal de la aventura es Bilbo Bolsón, el hobbit que da título a la novela, quien encarna el prototipo del hombre inglés rural de la época. Es curioso, a la vez que sorprendente, la brillantez con que Tolkien transforma un representante arquetípico de la sociedad inglesa de los años 30 en un héroe medieval caracterizado al más puro estilo del que encontramos en las obras maestras de la literatura medieval inglesa: Beowulf, Sir Gawayn y el Caballero Verde, Piers Plowman o el ciclo artúrico anglo-francés que de un modo tan espléndido recopiló y reinterpretó Thomas Malory en su Morte Darthur a finales del siglo XV.

Bilbo Bolsón vive una vida tranquila y sin preocupaciones en el cómodo agujero que le sirve de hogar; fumando una pipa, bebiendo buena cerveza y metiéndose entre pecho y espalda una buena comida. Bilbo se nos presenta como un ser de carácter débil, tímido y temeroso, que disfruta con la jardinería y no echa de menos ni emociones ni aventuras en su plácida existencia de hobbit.

Sin embargo, su vida cambia un buen día cuando aparece delante de su puerta el misterioso e imprevisible mago Gandalf, que afirma estar buscando a alguien que se una a él y un grupo de trece enanos en su búsqueda de un tesoro robado por el terrible dragón Smaug. Se espera de Bilbo que, como buen saqueador, tenga un papel activo en dicha búsqueda, aunque los enanos no pueden ocultar su escepticismo acerca del personaje que ha elegido Galdalf para acompañarles.

Durante su viaje, iniciático desde luego en el caso Bilbo –al más genuino estilo de los héroes del Medievo o de los cuentos populares cuya morfología analizaría de forma tan precisa Vladimir Propp– los catorce héroes son capturados por troles hambrientos. La aparición inesperada de Gandalf hace cambiar la suerte de Bilbo y los enanos, pues con su ayuda se apropian de unas espadas mágicas y viajan a un lugar llamado Rivendell, donde son acogidos por el líder elfo Elrond.

Desde allí continúan un viaje repleto de aventuras y fabulosos personajes. En una de estas, Bilbo se retrasa del grupo y, mientras trata de salir de un laberinto de túneles oscuros encuentra un anillo de oro que se guarda en el bolsillo. Poco tiempo después se encuentra con Gollum, una extraña criatura que vive en cavernas y caza peces y duendes. Gollum quiere matar a Bilbo, pero éste le vence y se da cuenta de que el anillo que ha encontrado no sólo es la posesión más preciada de Gollum, sino un objeto mágico, pues convierte en invisible a aquel que se lo coloque en un dedo de la mano.

Tras lograr eludir a Gollum, Bilbo reencuentra a Galdalf y los enanos y juntos continúan su viaje. Se topan con lobos gigantes, los wargos, que los persiguen. Por suerte, irrumpe un grupo de águilas gigantes que los rescatan. A continuación Gandalf lleva a sus compañeros al hogar de Beorn, una criatura que puede metamorfosearse de hombre a oso, y que les ayuda en su viaje. Poco después Gandalf vuelve a desaparecer, mientras los demás se ven seducidos por los poderes mágicos de un lago, de los que, no obstante, logran escapar, si bien son capturados por arañas gigantes, que casi se los zampan. Bilbo vuelve a erigirse en héroe y líder del grupo, pues con la ayuda del anillo mágico consigue acribillar a las arañas y salvar a los enanos, que sin embargo vuelven a ser capturados, esta vez por los elfos del bosque. Bilbo pasa semanas vagando solo por los alrededores del palacio del rey de los elfos y tratando de idear un plan para liberar a sus compañeros. Utilizando el anillo, los rescata y les sugiere que se escondan en el interior de barriles de vino vacíos que son arrojados al río y bajan flotando hasta Esgaroth, la Ciudad del Lago, una lugar habitado por humanos cerca de la Montaña Solitaria, donde vive el dragón Smaug.

Tras una semana en la ciudad, el grupo marcha adonde se encuentra el dragón. Bilbo descifra la clave en el mapa de Thorin, el antepasado de uno de los enanos, y la utiliza para llegar hasta Smaug. Bilbo descubre en su conversación con el drago que existe un punto débil, cerca de su corazón, en la coraza que protege a Smaug. Bilbo se apropia de la Piedra del Arca, una gema preciosa, para enfado del dragón, quien abandona la montaña y destruye Esgaroth. Bard, un heroico arquero, mata a Smaug, informado sobre el punto débil del dragón.

Pero esto no acaba aquí, pues los humanos de la Ciudad del Lago y los elfos del bosque marchan hacia la Montaña Solitaria en busca del tesoro que compense sus pérdidas. Thorin se niega a aliarse con ellos y Bilbo le entrega a Bard la Piedra del Arca, de modo que éste pueda utilizarla en su negociación con el líder de los enanos. Pero Thorin se enfada. Justo entonces reaparece Galdalf para salvar a Bilbo de la furia ciega del enano. A la vez, un ejército de wargos y duendes avanza hacia la montaña con fines nada pacíficos. Los humanos, los elfos y los enanos no tienen más remedio que unirse. De este modo da comienzo la Batalla de los Cinco Ejércitos. Cuando nuestros héroes están a punto de ser derrotados, aparecen Beorn y las águilas y les ayudan a ganar la batalla. Thorin es herido, pero antes de morir expresa un sincero arrepentimiento por su comportamiento hacia Bilbo, quien emprende por fin el camino de regreso a casa en compañía de Gandalf.

De vuelta a su agujero, Bilbo reanuda su vida habitual. Aunque no es bien recibido por sus convecinos, se siente feliz por el mero hecho de regresar a su vida sencilla y cómoda. No obstante, lo que no era al principio sino un hobbit débil y tímido se ha convertido, gracias a la superación de las dificultades que ha debido afrontar durante su viaje, en un personaje más maduro. Bilbo ha visto desarrollada su personalidad hasta el punto de convertirse en un héroe de carácter fuerte que no ha permitido que sus miedos se interpongan en su camino.

A.G.