Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
.

martes, 25 de diciembre de 2012

Segundas lecturas: Canción de Navidad


Canción de Navidad (1843)
Charles Dickens

Inmortal cuento de esperanza y redención, este delicioso relato sitúa en el centro de la acción a Ebenezer Scrooge, un hombre avaro y miserable que emplea en su negocio a Bob Cratchit, a quien casi mata de frío por su negativa a gastar un chelín en carbón para el fuego. La noche en que comienza la historia le rinden visita su sobrino, Fred, que lo invita a su fiesta anual de Navidad, y, más tarde, dos gruesos caballeros que le piden a Scrooge una contribución para la caridad. Scrooge reacciona antes estas tres situaciones –el penoso estado de Cratchit, la invitación de su sobrino y la petición de los dos caballeros– de un modo malhumorado, renegando de la Navidad y de sus conciudadanos.

Esa misma noche, al regresar a su casa, Scrooge recibe la visita del fantasma de su colega muerto, Jack Marley, quien relata su desafortunada historia y su deseo de salvar a Scrooge del mismo destino que ha tenido él. Marley también informa a Scrooge de que tres espíritus le visitarán durante cada una de las tres próximas noches… En fin, lo que ocurre a continuación es de sobra conocido por todos.

Canción de Navidad es una alegoría construida sobre una estructura narrativa en la que cada uno de los pasajes principales tiene un obvio significado simbólico: Scrooge es el hombre ambicioso y sin corazón que ignora a los demás; Bob Cratchit es el empleado amable y paupérrimo maltratado por su jefe que ha de alimentar a los numerosos miembros de su familia; el pequeño Tim, hijo de Bob, tullido de nacimiento, es un personaje con un elevado tono sentimental que Dickens utiliza para resaltar las tribulaciones de los pobres ingleses y obtener la comprensión de sus lectores de la clase media y alta; Jacob Marley, un personaje muy parecido a Scrooge, es un fantasma condenado a vagar por el mundo arrastrando sus cadenas, que trata de redimirse y de salvar a su colega; Fred, el sobrino de Scrroge, es un hombre genial que ama la Navidad; Fezziwig, el jovial mercader; Belle, una hermosa mujer a la que Scrooge amó de joven y que rompió su compromiso al ver que a su prometido lo habían consumido la avaricia y el deseo desmedido de riqueza; Peter y Martha Cratchit … y, por supuesto, los tres fantasmas.

El libro se divide en cinco secciones (Dickens las denomina “staves” (estancias) en referencia a la homónima notación musical; al fin y al cabo una canción de navidad, o villancico, no es sino una canción). Cada una de las tres secciones centrales tratan de la visita de uno de los famosos espíritus: el fantasma de las Navidades Pasadas representa la memoria; el Fantasma de las Navidades Presentes representan la cariad, la empatía, y el espíritu de Navidad, y el Fantasma de las Navidades que han de llegar, con forma de segador, representa el miedo a la muerte. Scrooge, por su parte, personifica todo lo que merma el espíritu de la Navidad: la ambición, el egoísmo, la indiferencia y la falta de consideración por los demás.

Mediante esta obra, Dickens espera ilustrar cómo la gente interesada e insensible puede llegar a convertirse en miembros caritativos y preocupados por los demás gracias a la intercesión de lecciones moralizadoras casi religiosas. El afecto, la generosidad y la benevolencia superan la amarga apatía de Scrooge tras sus encuentros con los espíritus y su aprendizaje por medio de la memoria, de la habilidad de empatizar y su miedo a la muerte. La memoria sirve para que Scrooge recuerde un tiempo en el que él aún se sentía conectado emocionalmente con los demás, antes de que se encerrara en un estado austero de alienación. La empatía le permite simpatizar y comprender a los menos afortunados que él, a gente como el pequeño Tim y su padre, Bob Cratchit. El miedo a la muerte alude al inminente juicio moral, la promesa de castigo y recompensa.

Cada uno de las historias de cada espíritu funciona como una parábola, de modo que la obra expone ideales morales cristianos asociados con la Navidad (la generosidad, la amabilidad, el amor universal por la comunidad), y con la Inglaterra Victoriana en general.

La obra presenta también una visión moderna de la Navidad, menos preocupada por la solemne ceremonia religiosa y definida por tradiciones más alegres: el intercambio de regalos, las celebraciones festivas, etc. El libro también contiene una vertiente política, evidente en el desarrollo que hace Dickens de la familia Cratchit, luchadora y bulliciosa, que no es sino una representación de la apurada situación de los pobres.

Una obra que muchos han considerado dirigida a un público infantil o juvenil, pero que transciende este espacio, pues concierne profundamente al lector de cualquier edad y condición. Una obra deliciosa, como he señalado al comienzo de mi exposición, de uno de los más grandes escritores en lengua inglesa de todos los tiempos, Charles Dickens, de quien espero volver a comentar muy pronto alguna de sus obras maestras.

A.G.