Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
.

viernes, 25 de julio de 2014

Lecturas recientes: Todo se desmorona


Todo se desmorona (1958)
Chinua Achebe

Ambientada en la última década del siglo XIX, esta novela africana escrita en inglés transcurre en varias aldeas del este de Nigeria y presenta el conflicto entre la sociedad tradicional de Umuofia y las nuevas costumbres traídas por los blancos, que son adoptadas por muchos de los aldeanos.

Okonkwo lucha por ser tan diferente de su padre como le sea posible. Cree que su padre fue débil, afeminado, perezoso, ignominioso y pobre, y aspira a ser todo lo contrario: fuerte, masculino, trabajador, respetado y opulento. Okonkwo se convierte, en efecto, en un líder respetado e influyente en la comunidad de Umuofia. Adquiere fama y distinción y lleva honor a su aldea cuando logra vencer en una pelea a Amalize el Gato.

Como líder de la comunidad, se le exige a Okonkwo que cuide de un muchacho llamado Ikemefuna, que ha sido entregado a la aldea como una oferta de paz por el vecino Mbaino a fin de evitar la guerra con Umuofia. Ikemefuna se hace amigo de Nwoye, el hijo de Okonkwo, y ésta también se encariña con él. Con el paso de los años Okonkwo se convierte en un hombre extremadamente volátil, a punto de explotar a la más mínima provocación. Así, viola la Semana de la Paz cuando golpea a su joven esposa, Ojiugo, simplemente porque ésta fue a la casa de una amiga a hacerse una trenza en el pelo y se olvida de preparar la comida de la tarde y dar de comer a los niños. Más tarde, Okonkwo golpea y dispara a su segunda mujer, Ikwefi, porque ha recogido hojas de su bananera para envolver comida para la Fiesta del Nuevo Ñame.

Tras la llegada de las langostas, Ogbuefi Ezeuder, el hombre más anciano de la aldea, transmite un mensaje a Okonkwo de parte del Oráculo, que ha determinado que Ikemefuna debe ser asesinado como parte de la retribución por la mujer de Umuofia asesinada tres años antes en Mbaino. Okonkwo desoye la recomendación de no tomar parte en el asesinato, pues siente que no hacerlo sería una señal de debilidad, y mata a Ikemefuna con su machete. Nwoye se da cuenta de su padre ha matado a Ikemefuna y comienza a distanciarse de él y los hombres del clan.

Okonkwo se deprime después de haber matado a Ikemefuna y visita a su mayor amigo, Obierika, que desaprueba su papel en el asesinato de Ikemefuna. Obierika dice que el acto de Okonkwo disgustará a la Tierra y la diosa de la Tierra buscará venganza. Las cosas se complican para Okonkwo cuando durante el funeral de Obguefi Ezeudu, un importante líder de la aldea, su pistola se dispara y mata accidentalmente al hijo de dieciséis años del difunto. El asesinato es considerado un crimen contra la diosa Tierra. Okonkwo y su familia deben exiliarse de Umuofi durante siete años. La familia se traslada a Mbanta, la aldea originaria de la madre de Okonkwo. Tras su marcha de Umuofia, un grupo de aldeanos destruyen la casa de Okonkwo y matan sus animales para limpiar la aldea del pecado de Okonkwo. Obierika, su mejor amigo, guarda los ñames de éste en su granero.

En Mbanta, Okonkwo es recibido por su tío matero, Uchendu, que le hace entrega de un trozo de tierra que labrar y donde construir una casa para su familia. Pero Okonwo está deprimido y culpa a su espíritu personal (chi) de su fracaso. Durante su segundo año de exilio Okonkwo recibe la visita de Obierika, que le informa de la llegada a la aldea de un hombre blanco montado en una bicicleta. Consultado el Oráculo al respecto, los miembros del clan decidieron matarlo, pues se le consideraba un grave peligro para la supervivencia de la aldea. Sin embargo, unas semanas más tarde, un gran grupo de hombres asesinó a los aldeanos en represalia y ahora la aldea de Abame está desierta.

Tiempo más tarde, seis misioneros, incluido un hombre blanco, llegan a Mbanta. El hombre blanco habla a los aldeanos del cristianismo. Okonkwo cree que el hombre no dice sino estupideces, pero su hijo Nwoye se siente atraído por la palabras del misionero y se convierte al cristianismo. Los misioneros construyen una iglesia en un pedazo de tierra que los líderes locales les han cedido en el Bosque Malo con la esperanza de que estos mueran, castigados por edificar su iglesia en una tierra maldita. Pero nada de eso ocurre. Por el contrario, los misioneros comienzan a reclutar adeptos en la aldea. Más tarde marchan a Umuofia, donde abren una escuela. Nwoye deja la casa de su padre y se traslada a Umuofia para asistir a las clases.

Una vez concluidos los siete años de exilio, Okonkwo y su familia deciden regresar a Umuofia. Allí descubre Okonkwo que la aldea ha cambiado durante su ausencia. Muchos hombres han renunciado a sus títulos y se han convertido al cristianismo. Los blancos han construido una prisión y han establecido un tribunal de justicia donde la gente es juzgada por quebrantar las leyes de los blancos. A Okonkwo no le gustan los cambios experimentados en su pueblo. El misionero, el señor Brown, enferma y se ve obligado a volver a su casa, de modo que es remplazado por el reverendo James Smith, un hombre que no tolera las costumbres del clan y es muy estricto. Se desata la violencia en la aldea. Enoch, un converso, desenmascara a un egwugwu y éstos, en venganza, queman sus posesiones y destruyen la iglesia cristiana. Cuando el comisario del distrito regresa a Umuofia pide explicaciones a los líderes del clan, incluido Okonkwo, y los encarcela. Exige a cambio de su liberación una multa de doscientas cincuenta sacos de cauris. La gente de Umuofia reúne el dinero y paga la multa y los hombres salen de la cárcel. El día siguiente, durante una reunión del clan, cinco mensajeros intentan detener la reunión y Okonkwo se enfrenta a ellos y le corta la cabeza a uno con su machete. Ninguno de los otros miembros del clan intenta atrapar a los mensajeros, que huyen despavoridos. Okonkwo se da cuenta de que jamás irán a la guerra contra los blancos y que Umuofia acabará rindiéndose. Todo se desmorona para Okonkwo, que se suicida colgándose de un árbol.

Todo se desmorona es probablemente la narración más auténtica escrita sobre la vida en Nigeria a comienzos del siglo XX. La novela, que toma su título de un verso del poema The Second Coming, del poeta irlandés W.B. Yeats, ha vendido millones de ejemplares desde su publicación en 1958, dos años antes de que Nigeria lograra su independencia. Ha sido adaptada al teatro, radio y televisión.

En The Second Coming, Yeats muestra una visión apocalíptica en la que el mundo se viene abajo y cae en la anarquía a causa de un fallo interno en la humanidad. En Todo se desmorona, Achebe ilustra esta visión mostrándonos lo que ocurrió en la sociedad Igbo de Nigeria en la época de la su colonización por los ingleses. A causa de la debilidad interna de la estructura nativa y la naturaleza dividida de la sociedad Igbo, la comunidad de Umuofia es incapaz de resistirse a la onda expansiva de la religión extranjera, el comercio, la tecnología y el gobierno. En The Second Coming Yeats evoca al Anticristo llevando un mundo anárquico a la destrucción. Este tono ominoso emerge gradualmente en la novela de Achebe, donde la intrusiva presencia religiosa y un gobierno insensible hacen caer el mundo tradicional de Umuofia.

Cuando la novela fue publicada, Achebe manifestó que uno de sus propósitos era presentar una sociedad compleja y dinámica a una audiencia occidental que percibía la sociedad africana como primitiva, simple y atrasada. Achebe pensaba que si los africanos no podían contar su visión de la historia, la experiencia africana no sería jamás entendida. Muchos escritores europeos han presentado el continente africano como un lugar oscuro habitado por gente con mentes primitivas e impenetrables. Achebe considera racista este relato simplista de África. En este sentido señala a Conrad, que sí escribió contra el imperialismo, pero redujo a los africanos a unos seres misteriosos, brutales y exóticos. Algunos otros escritores (Orwell, Melville o Greene) que escribieron sobre el colonialismo, se oponían también al imperialismo, pero no fueron capaces de mostrar una visión “romántica” en su retrato de los nobles salvajes; primitivos y brutales, aunque incorruptos e inocentes. La oposición al imperialismo que mostraron estos escritores solía descansar en la idea de que una sociedad occidental avanzada corrompe y destruye el mundo no occidental. Achebe considera este argumento absolutamente inaceptable. Los Igbos no eran nobles salvajes, y aunque su mundo fue destruido al final, la cultura indígena no fue jamás un refugio idílico, ni siquiera antes de la llegada de los colonos blancos. En Todo se desmorona Achebe retrata elementos positivos y negativos de la cultura Igbo, pues en ocasiones critica a su propio pueblo tanto como a los colonizadores.

Chinua Achebe (1930-2013) ha sido uno de los puntales del movimiento literario mundial encomendado a la definición y descripción de la experiencia africana, junto con personajes de la talla de Wole Soyinka, el primer africano en recibir el premio nobel de literatura en 1986, el caribeño Derek Walcott (nobel en 1992) y el senegalés Leopold Seghor. En reconocimiento a su obra, Achebe recibió números premios y reconocimientos de diferentes organismos e instituciones entre los que se cuentan una veintena de universidades de Estados Unidos, Gran Bretaña, Nigeria y Canadá.

A.G.