Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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miércoles, 24 de febrero de 2010

Lecturas recientes: Gabriel Gª Márquez. Una vida


Gabriel García Márquez. Una vida (2009)

Gerald Martin

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Espléndida biografía del colombiano universal y premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Su autor, el británico Gerald Martin, es catedrático Emérito Andrew W. Mellon de Lenguas Modernas en la Universidad de Pittsburg y especialista en la narrativa hispanoamericana del siglo XX. Durante veinticinco años fue el único nativo inglés miembro de los “Archivos” Asociación de Literatura Latino Americana del Siglo XX en París, y ha sido presidente del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana en los Estados Unidos. Desde 1990 y durante diecisiete años, Martin se dedicó casi de pleno a investigar y escribir sobre el autor de Cien años de soledad. No en vano, entrevistó a más de trescientas personas, incluyendo a la madre, mujer, hijos y familiares del autor, además de a famosos escritores y políticos como Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Fidel Castro.

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Martín no sólo repasa desde el comienzo, con meticulosidad y haciendo alarde de una excelente técnica narrativa, la vida y obras del escritor colombiano, contextualizándolas en el entorno histórico, social y cultural en que fueron escritas, lo cual ofrece un cuadro completo de la historia de Hispanoamérica, desde finales del XIX hasta los años 70 del siglo XX. De hecho, las principales claves políticas y sociales de Hispanoamérica están muy presentes, y no sólo como mero telón de fondo, sino como protagonista de enorme empaque.

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Gerald Martin cuenta con gran lujo de detalles los principales hitos que configuran la vida de García Márquez, desde su llegada al mundo en Aracataca en 1927, hasta su ya casi total ausencia del mundo, octogenario, en el México de comienzos del siglo XXI, pasando por los años de formación, sus estancias en París, Roma, Londres y Barcelona, sus viajes por la Europa del Este del Telón de Acero, y por supuesto, su vida en Colombia, Venezuela, México y Cuba.

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Pero Martin ha escogido unos cuantos puntos de interés sobre los que hacer hincapié en el discurrir vital del autor de El amor en los tiempos del cólera: su faceta política y su vinculación inquebrantable con el socialismo (haciendo especial hincapié en su estrecha relación con Fidel Castro y la revolución cubana); su obra narrativa (repasando uno a uno todos sus libros): su estrechísima relación con el ejercicio del periodismo y el cine; su compleja vida amorosa, familiar y como amigo (entre sus amistades se cuentan personalidades políticas y literarias como el mencionado Fidel Castro, el rey Don Juan Carlos, François Mitterand, Felipe González, Bill Clinton, Cortázar, Vargas Llosa o Carmen Balcells); su papel como figura principal del boom narrativo hispanoamericano; y sus esfuerzos para dotarse de una imagen internacional de escritor progresista y voz inconfundible del Tercer Mundo.

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García Márquez no ha autorizado directamente esta biografía, aunque sí la ha consentido, pues de hecho ha mantenido numerosos encuentros con Martin, quien ha conocido prácticamente a todo el entorno del colombiano. De hecho, a Martin se le han abierto puertas que García Márquez, una persona bastante celosa de su vida privada, difícilmente abrirá a nadie más.

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Para terminar, me gustaría tan sólo hacer una pequeña apostilla. Quizá a algunos pueda decepcionar la biografía escrita por Gerald Martin, en el sentido en que ésta no ofrece grandes revelaciones inéditas a todos los que admiramos la obra de García Márquez y hemos leído sus grandes novelas, en especial su autobiografía Vivir para contarla. Sin embargo, la obra de Martin transciende el mero relato biográfico y se eleva desde el propio individuo y su relación con el entorno (desde su niñez en Aracataca, lejos de sus padres, pero junto a su abuelo, el coronel Nicolás Márquez -un militar liberal que acabó siendo la figura más importante de su vida y, con el tiempo, de su obra- y mediante una trayectoria nada fácil hasta constituirse en el personaje más querido de Sudamérica), hasta la categoría de retrato de Hispanoamérica y su papel en el mundo.

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Gerald Martin es autor de algunas otras obras, entre las que se cuentan Journeys Through the Labyrinth: Latin American Fiction in the Twentieth Century, una traducción y edición crítica de Hombres de maíz de Miguel Ángel Asturias y varias contribuciones al Cambridge History of Latin America.

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A.G.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Lecturas recientes: Servidumbre humana


Servidumbre humana (1915)

W. Somerset Maugham


La gran novela de Somerset Maugham es una larga historia llena de sinuosidades que narra las dificultades de su protagonista, Philip Carey, para encontrar el amor en un entorno hostil. No se trata sino de la trayectoria de un hombre que desea ser mejor.


Es muy posible que Somerset Maugham empleara elementos autobiográficos para caracterizar no sólo a su protagonista, sino a la chica, Mildred, que parece ser el trasunto de alguien que debió de ejercer un fuerte influjo, un recuerdo imperecedero en la mente del escritor, quien, mediante la escritura de este libro, probablemente trató de exorcizar los “demonios” de su pasado mientras estudiaba medicina en Londres.


Tal como se ha esbozado en estas primeras líneas, Servidumbre humana relata la complicada vida de Philip Carey, un muchacho que no sólo nace con un defecto en un pie, sino que debe sobreponerse a la muerte de sus padres cuando aún es un niño. Philip queda entonces al cuidado de sus tíos (un predicador rural, aburrido y acomodaticio, y su sufrida y gris esposa). Tras una breve estancia en Alemania y unos pasos titubeantes y decepcionantes por el mundillo del arte en París, Philip decide finalmente poner todo su empeño en convertirse en médico. Durante los primeros años su rendimiento es bueno, hasta que conoce a Mildred Rogers, quien trabaja de camarera en una casa de comidas. Impresionado por la pobreza de la joven, y cada vez más enamorado, Philip se esfuerza en ayudarla, pero queda fascinado por ella y, sin darse cuenta, se ve envuelto en una relación tortuosa y autodestructiva. La chica, sin embargo, no siente la menor simpatía por él y no hace sino aprovecharse de su dinero y su bonhomía, e inclusote su deformidad para humillarlo. Mildred es una mujer sin escrúpulos, caprichosa, egoísta, cruel e inmoral. Pero Philip se arruina a causa de una arriesgada inversión en la bolsa, y tiene que abandonar sus estudios. Conoce, así, el lado más duro de la vida: la pobreza y el hambre. Tras dar tumbos durante un tiempo, logra un miserable empleo de dependiente en un almacén de telas, que únicamente le permite sobrevivir. Sin embargo, su tío, con el que jamás ha mantenido una buena relación, muere y le deja en herencia un patrimonio notable que le permite reanudar sus estudios. Por fin, termina la carrera de medicina y comienza a trabajar en un hospital donde conoce a un hombre particular que representa la alegría de vivir y la visión optimista de la vida, a pesar de la estrechez económica. Philip conoce a la familia y acaba casándose con una de las hijas, tras haber sufrido innumerables desplantes de la malvada Mildred, que acaba, al desamparo de Philip, condenada a una vida ruin en las calles de Londres. Ajeno por completo al final irremediable de su protagonista femenina, el lector es conducido a un final feliz que, en su excesivo convencionalismo, desmerece un tanto el resto de la novela, pues no parece adecuado a la trayectoria vital de su protagonista.


Servidumbre humana es una obra magnífica, desoladora y tremenda antes la que lector no puede permanecer ajeno, pues resulta inevitable experimentar un sentimiento de solidaridad con la tragedia del protagonista, limitado físico y perdidamente enamorado sin esperanza. Es una historia cercana a cualquier dependencia afectiva, llena de situaciones frustrantes, descorazonadora y profundamente moralizante. Una obra imprescindible.

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Servidumbre humana fue llevada por primera vez al cine por John Cromwell en 1934, e interpretada por Leslie Howard y Bette Davies. En español se estrenó con el título Cautivo del deseo. La gran obra de Maugham conocería dos versiones posteriores, ambas notablemente inferiores a ésta: la primera de 1946, con Eleanor Parker y Paul Hereid en sus papeles protagonistas; y una tercera protagonizada por Kim Novak y Laurence Harvey, en 1964.


A.G.

lunes, 8 de febrero de 2010

Lecturas recientes: Una habitación con vistas


Una habitación con vistas (1908)

E.M. Forster


Ésta es la historia de una joven que despierta al mundo y que termina por asumir sus propios anhelos más íntimos, una vez que logra percibir hasta qué punto ha sido engañada por ella misma y la encorsetada sociedad en que vive.


El argumento es muy sencillo: Lucy Honeychurch y su prima Charlotte Bartlett pasan unas vacaciones en Florencia, una ciudad aún libre del azote inclemente del turismo, aunque sí integrada en el “grand tour” de los viajeros europeos. Las jóvenes son alojadas en unos cuartos interiores de la pensión Bertolini (una manfiesta representación de la cerrazón de la clase media inglesa, su opresión y estrictos convencionalismos sociales). Pero los extravagantes Emerson, padre e hijo, ofrecen a Lucy y Charlotte sus habitaciones con vistas al río Arno. Durante su estancia en Florencia, Lucy se enamora de George. Charlotte, sin embargo, impide que el romance prospere. Lucy regresa a Inglaterra, donde se promete a un hombre llamado Cecil Vyse, tras haberse convencido a sí misma de que éste es el hombre que realmente le conviene. Pero la llegada de George a la campiña inglesa provoca una catarsis en Lucy.

Mediante esta sencilla historia, Forster desarrolla de forma espléndida temas de candente actualidad en el mundo de comienzos del siglo XX: las convenciones sociales, la pasión, el autocontrol y la espontaneidad. La novela muestra también la confrontación entre dos culturas opuestas: la inglesa (rígida y contenida) y la italiana (alegre y apasionada); una Italia que aparece como el país de las pasiones cuyas gentes expresan sus sentimientos con total libertad.
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La ciudad de Florencia juega un papel fundamental en la novela, pues ejerce un influjo significativo en Lucy. En efecto, Lucy comienza a sentir en su interior una perturbación con la simple observación de las estatuas de la Piazza della Signoria. Despierta en su interior un sentimiento de violencia que le hace rebelarse contra los encorsetamientos propios de la educación que ha recibido. Este sentimiento choca frontalmente con la opinión de una familia como la suya que pertenece a la buena sociedad inglesa. Este choque inicia en Lucy una transformación que la lleva a experimentar un inequívoco proceso de maduración, a medida que se obliga a sí misma a superar el obstáculo de las convenciones sociales y tomar sus propias decisiones.

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Una habitación con vistas representa a la perfección la buena literatura inglesa del siglo XX, que abunda en descripciones y, lo que es más importante, crítica con agudeza la rígida Inglaterra victoriana.

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La novela de E.M. Forster fue llevada al cine por James Ivory, quien se aprovechó del éxito de la adaptación de Pasaje a la India, realizada por David en 1984. Helena Boham Carter interpreta a Lucy Honeychurch, Maggie Smith a su prima Charlotte Bartlett, y el intermitente Daniel Day-Lewis a Cecil.

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A.G.

jueves, 4 de febrero de 2010

Lecturas recientes: El autobús perdido

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El autobús perdido (1947)
John Steinbeck

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El autobús perdido narra el accidentado viaje de un desastrado autobús rural entre las poblaciones de Rebel Corners y San Juan de la Cruz, en California, poco tiempo después del final de la Segunda Guerra Mundial. Los pasajeros que deben hacer escala en Rebel Corners -en aquel lugar en medio de la nada y puerta al “nuevo mundo” encarnado por California, precisamente igual que ocurre en Las uvas de la Ira- quedan atrapados a causa de una avería en el autobús en un lugar que no pasa de ser una simple gasolinera donde tiene su negocio Juan Chicoy, que es el conductor del autobús y que junto a su compañera Alice y una empleada, Norma, dirige un pequeño restaurante.

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Durante el trayecto hacia San Juan de la Cruz, los pasajeros del autobús han de enfrentarse a un problema inesperado, pues un puente que cruza sobre el río amenaza con venirse abajo por la crecida de las aguas. Curiosamente, la novela no llega a desvelarnos si el autobús consigue llegar a su destino. De hecho, finaliza bruscamente una vez que Juan Chicoy ha conseguido sacar el autobús del socavón en que había quedado atascado. Ante las insistencias de los pasajeros, Juan Chicoy se había visto obligado a tomar una carretera que evitaba el paso por el puente, a pesar de haber informado a los demás del mal estado en que probablemente debía encontrarse ésta. En realidad, el asunto de si el autobús lograr o no llegar a San Juan no es relevante en sí, pues la esencia de la novela se encuentra en sus personajes y las diferentes relaciones que se establecen entre ellos.

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Entre líneas, mediante las conversaciones entre los personajes y, sobre todo, a través de las sutiles referencias combinadas con silencios cómplices, subyace en la obra una corriente pasional soterrada que se pone de manifiesto en las tensiones que surgen entre los personajes. En este sentido, la novela carece prácticamente de argumento. De hecho, toda la trama se impulsa en el comportamiento de unos personajes condenados a relacionarse pese a sus diferencias insalvables. Esta red de relaciones que se establecen entre los personajes (conflictos, luchas, acuerdos…) reproducen a pequeña escala la sociedad americana de mediados de los años cuarenta. Una sociedad que lucha por recuperar la cordura tras los duros años de la Segunda Guerra Mundial

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Juan Chicoy es el protagonista indiscutible de la novela. Es un mejicano bastante americanizado que ansía un cambio en su vida y, quizá, un regreso a su tierra natal. El principal obstáculo para conseguirlo es su compañera, Alice, una mujer madura que se debate en las dudas sobre si ella sigue aún resultando atractiva a ojos de Juan y que, ante tal circunstancia, ha caído en una profunda depresión y en el alcohol; una perdedora nata.

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La novela está plagada de personajes curiosos, como “Pimples”, el joven ayudante de mecánica al que martiriza un serio problema de acné hasta el punto de impedir su relación con las mujeres; la mencionada Norma, cuya vida languidece detrás de la barra, sin ser capaz de dar el paso adelante que la libere de esa vida monótona a la que está anclada; Camilla, una atractiva mujer que de inmediato atrae la atención de todos los hombres, cuyo máximo anhelo es empezar una vida nueva lejos del que parece intuirse como un pasado insatisfactorio. Además están Ernest Horton, Pritchard, su esposa Bernice y su hija Mildred, etc. Una amalgama de personajes que ayudan a componer un vívido cuadro de la sociedad del momento, una realidad preñada de hipocresía y desprecio, detrás de lo cuales asoman la cabeza a duras penas la ternura o el cariño. Una realidad opresora que encuentra su máximo exponente en la mismísima imagen del autobús perdido en medio de la nada, cerrado a cal y canto, opresor y alienante.

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El autobús perdido es en un magistral retrato de personajes cuyo valor se halla más que en el desarrollo de una trama emocionante o, tan siquiera, atractiva, en el hecho de que se trata de un acertado y profundo estudio sobre los problemas atemporales de la humanidad: el amor, la familia, el sexo, las ambiciones y las frustraciones. Un viaje metafórico, muy similar al que se ilustra en Las uvas de la ira, hacia la misma esencia de la sociedad estadounidense y de lo que no pasó de ser el fracasado sueño americano para millones de personas.

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A.G.

lunes, 1 de febrero de 2010

Noticias: J.D. Salinger


Muere J.D. Salinger

El pasado 27 de enero murió en New Hampshire el escritor Jerome David Salinger, el autor de El guardián entre el centeno (1951), una novela de culto que ha marcado a miles de jóvenes de todo el mundo. Salinger vivió apartado de la escena pública casi desde que su nombre saltó a la fama con la publicación de su gran novela. Se mudó a Cornish e hizo de su casa una suerte de fortaleza inexpugnable. De hecho, logró conservar hasta el mismo día de su muerte esa imagen -que él mismo tanto se esforzó por transmitir- de personaje misterioso, esquivo con los medios de comunicación. Salinger huyó hasta tal punto de los focos y el ruido mediático, que en toda su vida no concedió más que una entrevista a The New York Times, en 1947, y por teléfono. "Hay una paz maravillosa en no publicar. Es pacífico. Tranquilo. Publicar es una terrible invasión de mi vida privada. Me gusta escribir. Amo escribir. Pero escribo sólo para mí mismo y para mi propio placer", dijo Salinger.

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El guardián entre el centeno ha vendido más de 60 millones de ejemplares en todo el mundo y, de hecho, se venden todavía 250.000 ejemplares al año. Por desgracia, la obra siempre será recordada “gracias a” Mark David Chapman, el hombre que asesinó a John Lennon en 1980, y que llegó a citar la novela como el lugar donde encontrar la explicación a aquel acto vil.

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J.D. Salinger publicó tres obras más: Franny y Zooey, en 1961, Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción, en 1963 y Hapworth 16, 1924, un cuento corto que se publicó en The New Yorker en junio de 1965.

D.E.P.

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A.G.