Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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lunes, 28 de diciembre de 2009

Lecturas recientes: La noche del oráculo


La noche del oráculo (2004)

Paul Auster

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Sidney Orr, el protagonista de la novela, narra en primera persona los enigmáticos hechos que le ocurrieron dos décadas atrás y que cambiaron por completo su existencia, la de su mujer (Grace) y la de John Trause, amigo de ambos y escritor como él.

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Al salir del hospital, convaleciente aún de una enfermedad que le ha tenido al borde de la muerte, Sidney Orr da largos paseos por Brooklyn tratando de recuperarse y visita de vez en cuando a su amigo y maestro John Trause. En uno de esos paseos entra en "El palacio de Papel", una nueva librería regentada por un vendedor chino, el misterioso señor Chang, para comprar material de escritura. Allí, Sidney se siente atraído por un exótico cuaderno escolar portugués de tapas azules que parece devolverle las ganas de escribir. De vuelta en casa, Sidney abre el cuaderno azul y empieza a escribir la historia de Nick Bowen, su alterego, a partir del episodio de Flitcraft, un personaje de la novela negra El halcón maltés de Dashiell Hammett: Flitcraft pasea un día por la calle cuando una viga de un edificio en construcción cae accidentalmente a escasos centímetros de él. Hammett relata que “Flitcraft se sintió como si le hubiesen quitado la tapadera que cubre la vida, permitiéndole ver su mecanismo". Ante esta revelación del carácter fútil de la vida y la arbitrariedad que la gobierna su protagonista decide actuar de un modo análogo y desaparecer sin previo aviso. Sobre esta base Sidney Orr elabora su historia, una novela dentro de la novela.

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En su novela de Sid, Flitcraft pasa a llamarse Bowen, editor de una importante editorial de Nueva York, y casado con una mujer de nombre Eva, inspirada en gran medida en su propia mujer en la vida "real", Grace. Al escapar de su vida precedente Bowen portará consigo el manuscrito inédito de la obra póstuma de una famosa escritora titulada La noche del oráculo. Lo que hay que hacer a continuación es leer la novela, me niego a desvelar su desenlace.

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Paul Auster parte de una estructura tipo "matrioska", es decir, una historia que contiene a otra y ésta segunda a su vez a una tercera. Todas las historias están íntima y secretamente conectadas, pues cada una de ellas es una metáfora de las otras. Las tres historias comparten sutiles paralelismos y simetrías que el lector ha de ir recopilando e interpretando.

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Estas tres historias están dispuestas en distintos niveles, y se estructuran en torno a tres voces fundamentales. En total habría, por tanto, nueve voces principales aunque dispuestas en tríos que suenan en distintos planos. El mérito de Auster no reside tanto en la yuxtaposición de muchas voces, sino en la nitidez del contrapunto entre ellas.

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A lo largo de estas tres historias, Paul Auster explora el complicado tema del amor (de pareja, sobre todo, aunque no exclusivamente) a través del análisis de estructuras triangulares, y gracias a su prosa más genuina. En este sentido, La noche del oráculo es un canto a la capacidad de regeneración del amor y a la fuerza de la vida. Paul Auster analiza las relaciones entre las personas y los hilos invisibles que convierten la vida en algo caótico capaz tanto de acercarnos a la soledad total como de darnos pequeños momentos de felicidad.

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Paul Auster hace uso de un estilo diferenciado para cada una de las distintas narraciones. Mientras que la historia principal es narrada con la sobriedad clásica de Auster, el relato de Sydney Orr es contado tal como es, una historia escrita según va saliendo: tosca en palabras, parca en descripciones, dubitativa y de final casi inevitable. Por otro lado, las suposiciones e historias que escribe sobre Grace, su esposa, se convierten en un texto escrito casi a trompicones y consecuencia de su propio momento de lucidez. En términos generales, la prosa de Auster es fluida y carente de ornamento. De vez en cuando hay una pequeña concesión a la poesía. No en vano, tal como muchos críticos han señalado, la belleza de la obra de Auster radica en lo refinado de la geometría de sus historias, más que en la brillantez externa de la expresión.

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A.G.

martes, 17 de noviembre de 2009

Lecturas recientes: Los vagabundos del Dharma


Los vagabundos del Dharma (1958)
Jack Kerouac


Los Vagabundos del Dharma es, ante todo, un relato autobiográfico. Su protagonista, Ray Smith (una transposición del propio Jack Kerouac), conoce a Japhy Tyder (Gary Snyder), quien le aproxima al budismo, del que Kerouac había sabido gracias a la obra Walden, de Henry David Throeau. La novela relata los pasos que da el propio Ray ascendiendo una montaña, Matehorn Ray, con el deseo de encontrar un lugar apartado en la naturaleza donde poder sentirse libre al estilo de Thoreau y demostrarse a sí mismo que puede cumplir la máxima del Budismo: “La vida es sufrimiento”.

En este sentido, la naturaleza juega un papel muy importante en la obra., la comunión con ella; la vida al aire libre durmiendo en sacos en mitad de las montañas, del desierto o de un bosque. Existe una admiración por la naturaleza en los personajes. La descripción de los lugares en los que se encuentran es una especie de paraíso para ellos. La naturaleza sirve para poner en paz el alma a través de la meditación. Ésta es otra de las características que no falta en la obra. Los personajes meditan para poner en paz su alma y alcanzar un estado de bienestar y tranquilidad. Esa meditación los lleva a contemplar las cosas de una manera diferente. Observan las estrellas, las flores, perciben el susurro del viento en los árboles o el correr de un arroyo. Los vuelve más sensibles, ayuda a dar una imagen de ellos de paz y felicidad.

La novela está plagada de constantes metáforas hacia el encuentro del Dharma, esto es, la rueda de la verdad budista que todo hombre puede hacer consciente. Se trataba de un camino espiritual desconocido en Occidente, una puerta que daba acceso a un conocimiento, a una nueva forma de vivir más cercana a la naturaleza, según la cual la vida es concebida como un viaje impredecible que enajena la cómoda seguridad burguesa que tan pocas respuestas otorgaba a los jóvenes norteamericanos. Esta biblia metafísica de los hippies cuenta cómo vivían los beatnicks, entre fiestas interminables en las que leían poesía mientras se embriagaban con vino y marihuana y se desnudaban para bailar alrededor del fuego. Con todo, no todo era estar de fiesta, pues los pre hippies corrían más riesgos que los propios hippies.

En un intento por desmarcarse de todos los calificativos que la crítica vertían sobre el grupo de escritores beat, Jack Kerouac ofrece un significado religioso y místico del término: una imagen de bienestar con la naturaleza, de fraternidad entre las personas. Algo, en definitiva, totalmente distinto a los que presenta en En el camino.

Otro asunto importante para los autores de la Generación beat es el viaje, como manera de escapar de la sociedad del momento, una ruptura con la vida acomodada de la que disfrutaban la inmensa mayoría. Ray Smith realiza tres viajes distintos.El primero de ellos lo lleva desde California hasta San Francisco para visitar a Cody y Rosie. Rosie intenta suicidarse cortándose las venas debido a esta situación de paranoia en la que se encuentra y finalmente consigue burlar a Ray, se sube al tejado y cuando un agente de la policía agarrarla, se suelta y cae al vacío.

Sn su segundo viaje, Ray Smith es visitar a su familia en Carolina por Navidad. Este segundo viaje es interesante por que recorre el país desde la costa Oeste hasta la costa Este haciendo autostop con su mochila al hombro en un afán por demostrar su autosuficiencia.

El tercero es un viaje de vuelta desde Carolina del Norte hasta California pasando por Méjico. Tras pasar algunos días junto a Japhy en la cabaña de las montañas se marcha al pico Desolación para trabajar como guarda en la prevención de incendios al tiempo que Japhy parte hacia el Japón.

Este nuevo conocimiento y concepto de exigencia exigían una nueva forma de escribir simple y espontánea, exenta de juegos intelectuales. Kerouac emplea una prosa magistral y describe de forma vívida y exquisita los campos que recorre y la poco convencional espiritualidad de los paisajes.

Los vagabundos del Dharma es una obra muy reveladora de los rasgos distintivos del movimiento beat, un complemento indispensable de En el camino, pues junto a esta novela permite al lector un notable conocimiento de un movimiento, no sólo literario sino social, tan característico y determinante de una época irrepetible.

A.G.

martes, 10 de noviembre de 2009

Lecturas recientes: Las uvas de la ira


Las uvas de la ira (1939)
John Steinbeck


Las uvas de la ira es sin duda la mejor y más inmortal novela de John Steinbeck, y una de las obras imprescindibles de la literatura norteamericana del siglo XX.

La novela narra la peripecia de una familia americana ejemplar del estado de Oklahoma, los Joad, que sin sustento, sin hogar y casi sin vida a causa de las tormentas de polvo que han arrasado vidas y haciendas, deciden emigrar hacia el paraíso californiano. La familia, que está compuesta por tres generaciones (los abuelos, los padres y el tío John, y los hijos Tom, Noah, Rosasharn, Al, Ruthie y Winfield), emprende un particular éxodo plagado de dificultades: la travesía del desierto a lo largo de la carreta número 66 en busca de la liberación hasta el fértil valle de San Joaquín, donde se van a encontrar con lo que no esperaban: amargura y frustración. Steinbeck pone de manifiesto que el American Dream está aún por conseguir y que no es oro todo lo que reluce.

La historia particular de los Joad está unida al fluir espaciotemporal de la propia Historia, de las vicisitudes concretas de un tiempo real que se localiza en los Estados Unidos de mediados de los años treinta, a lo largo de cientos de kilómetros por la ruta 66. En este sentido, Steinbeck utiliza el dato histórico, real de un modo peculiar en su novela, pues intercala en la narración “fingida” una serie de capítulos “reales” profundamente significativos, que representan el contrapunto de “verdad histórica” a cuanto los Joad encierran de “verdad poética”. La transfiguración de la realidad, tras la observación, es un objeto fundamental de la novela. Por ello, Las uvas de la ira, trasciende con mucho lo estrictamente coyuntural del alegato sociopolítico o ideológico, para convertirse en una excelente novela llena de humanidad.

Poco a poco, a medida que se va haciendo kilómetros, la familia irá desintegrándose. Primero serán los abuelos, como consecuencia del agotamiento físico. Más tarde será el yerno el que desaparece, en cuanto las cosas se tuercen un poco. Luego será Noah, que se marcha río arriba, y más tarde Tom, un expresidiario que vuelve a verse involucrado en un asesinato y se tiene que abandonar a la familia, si bien continúa recibiendo en su escondite las visitas de su madre, que le lleva la comida todos los días. Por lo que respecta a la actitud de Tom, Steinbeck trata de desvelar hasta el fondo su conducta (cómo mata en defensa propia), del mismo modo que se esfuerza por explicar las actitudes de otros muchos personajes, que roban, porque se mueren de hambre; o desobedecen la ley, porque en ello les va la vida.

No resulta difícil, por tanto, percibir el transparente sentido ético que impregna la narración de principio a fin, el eterno debate moral tan típico y oportuno en la década norteamericana de los treinta, y en el que no podemos extendernos aquí. Sí debemos mencionar, aunque sólo sea de pasada, la innegable simbología religiosa, en concreto cristiana, que subyace a lo largo de la novela: la esclavitud en la tierra maldita hasta la liberación en la tierra prometida, el Éxodo, o el Pilgrim’s Progress.

Sin ser una novela extraordinaria desde el punto de vista técnico, Las uvas de la ira sigue siendo aún hoy una obra de un profundo interés. Resulta muchas veces conmovedora, pues despierta la solidaridad del lector con un puñado de malditos de la sociedad, y admirable por su capacidad de adoptar puntos de vista nada fáciles en su época; por su lucha contra corriente con muchos conceptos al uso en los estados Unidos de finales de la década de los treinta; y por el coraje de su denuncia. En definitiva, una obra muy recomendable que recibió el Premio Pulitzer y fue decisiva para la concesión a su autor, desmesurada a juicio de muchos, del Premio Nobel de Literatura en 1962.

A.G.

jueves, 15 de octubre de 2009

Novelas favoritas: Luz de agosto


Luz de agosto (1932)
William Faulkner


Junto con Absalom Absalom, El ruido y la furia y Mientras agonizo, Luz de agosto constituye el póquer de obras maestras de William Faulkner.

La novela tiene dos tramas paralelas: la primera es la historia de la persecución que emprende Lena Grove del hombre que la dejó embarazada, y el periodo de tres semanas que permanece en el condado de Yoknapatawpha. La novela se cierra con la misma Lena ya alumbrada reemprendiendo su búsqueda, que de este modo asume un aliento mítico. La segunda es la historia de la atormentada existencia de Joe Christmas, un hombre negro que emprende una desordenada “epopeya”, en la que termina ajusticiado (linchado por asesinar a una mujer blanca de la que era amante), heredero de la tradición esclavista y segregacionista que es incapaz de asumir a un personaje mestizo como Christmas.

La novela se inicia con una especie de in “media res”, a mitad del asunto: una chica llamada Lena está sentada junto a la carretera, mientras que se acerca un carro, y piensa que viene andando de Alabama y aunque no lleva aún un mes de marcha, ya está en Mississippi, más lejos que nunca de casa. Lena está embarazada. Se escapó de casa de su hermano para buscar al padre de su hijo, un tal Lucas Burch, del que le han dicho que está en Jefferson, trabajando en el aserradero. Es muy significativa la frase de Lena con la que termina la novela: “Caramba, caramba. Lo que rueda una. No hace más que dos meses que salí de Alabama y ya estoy en Tennessee”.

El caso es que Lena llega finalmente a Jefferson (el mismo día en el que una casa del pueblo está ardiendo) y se encuentra con Byron Bunch (que no es desde luego el Lucas Burch que ella busca), quien la protegerá y acogerá. Además, Byron guiará al lector por algunos de los acontecimientos que de otra manera no habría conocido y acercará a Joe Christmas y Gail Hightower.

Christmas y Hightower son las dos personalidades más fuertes dela novela, los que tienen un pasado más intenso. Entre ellos no hay ningún vinculo, no se hace referencia en ningún momento a algún encuentro entre ellos, al menos, no hasta el final. Hay también una serie de personajes secundarios que, sin embargo, tienen un papel importante en el desarrollo de los sucesos. Es el caso de la señorita Burden, vieja solterona, descendiente de una familia antiesclavista; los padres adoptivos de Christmas, que son también interesantes, sobre todo el padre, al que la forma de ver la religión lo hace cruel y severo, y que son el reflejo de la llamada “América profunda”; los Hines, una parejas de ancianos que resultan ser los abuelos de Christmas; Percy Grimm, un joven reaccionario, militarista, nacionalista y racista, un personaje también muy típico de la sociedad sureña.

Pero si hay algo digno de mención acerca de esta diversa “fauna” de personajes que presenta William Faulkner, es la formidable habilidad que éste demuestra para describir a las personas y hace que el lector se implique en sus historias. Además, no podemos obviar el acierto de situar la acción en el mes de agosto, lo que proporciona a la novela un ambiente pagano, clásico, caluroso, vegetativo y fértil.

He de admitir que me cuento entre los muchos que opinan que Luz de agosto es la mejor novela de Faulkner. Se trata, indudablemente, de una historia conmovedora y muy bien contada que nos retrotrae a lo más profundo del mítico sur estadounidense con el secular racismo sudista como telón de fondo y el gran tabú de la segregación (la relación sexual entre blancos y negros). Pero, además, la novela brilla con luz propia gracias al modo en que su autor desarrolla las diversas tramas narrativas. Aunque en Luz de agosto William Faulkner se aleja de los experimentos espacio-temporales de Absalom Alsalom, Mientras agonizo o El ruido y la furia, descubrimos en ella dos elementos narrativos notables. Faulkner cuenta las cosas al revés y altera el orden cronológico de los acontecimientos, la llamada “cronología fragmentada”, que nos llevaría demasiado tiempo analizar.

En definitiva, Luz de agosto, la primera novela que tuve la oportunidad de leer de William Faulkner, es una obra maestra en el amplio sentido de la palabra. Como todas las obras del nobel norteamericano, no resulta en todo momento fácil de leer. De hecho, sus obras son siempre un reto... aunque se paladean como el buen vino, pues son, como es el caso singular de Luz de agosto, un prodigio de sensibilidad y técnica narrativa.
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A.G.

martes, 22 de septiembre de 2009

Lecturas recientes: Noticias del paraíso


Noticias del paraíso (1991)
David Lodge

Un grupo de turistas, una variopinta representación de esos peregrinos modernos que son los turistas, viaja a Hawai en busca de sol, arena y sexo y comparten con elegancia un espacio narrativo magistralmente distribuido.

Entre los turistas viaja Bernard Walsh, un hombre de cuarenta y cinco años, bueno y listo, pero carente de ambición e instalado en la duda. Bernard es un ser tímido y sexualmente desastroso cuya noción del Paraíso está muy vinculada a la religión católica.

Su anciano padre ha recibido una carta de su díscola hermana, la tía Úrsula, en la que le comunica que está muy enferma y le ruega que vaya a visitarla. Bernard decide acompañar a su padre y ambos toman el avión con destino a Hawai, una tierra que será para él un paraíso, pues le ofrecerá la oportunidad de vivir otra existencia mucho más gratificante que la que conoce. Bernard, un ex-sacerdote reconvertido en un profesor agnóstico de teología, intentará redefinir el concepto de Paraíso: "una vida posterior en la que las manifiestas injusticias de ésta fuesen enmendadas" podría evolucionar hacia una especie de sueño en el que todos consiguiéramos nuestros deseos.

En Hawai Bernard descubrirá por fin los placeres del amor y el sexo. David Lodge nos cuenta su especial rito iniciático con ese toque de humor tan suyo, con agudeza e ingenio, si bien no nos hace perder en ningún momento la perspectiva de lo que en realidad nos quiere transmitir: un retrato agridulce de esa religión de nuestro tiempo en que se ha convertido el turismo.

Una buena novela del gran David Lodge, autor de obras memorables con respecto a las cuales Noticias del paraíso se queda algo corta. Una novela veraniega, sencilla, sin excesivas pretensiones, perfectamente apta para las tardes calurosas de verano.
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A.G.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Sorpresas gratas: Las vírgenes suicidas


Las vírgenes suicidas (1993)
Jeffrey Eugenides


Una de las mejores novelas que he leído últimamente. Poética, turbadora y muy bien escrita. Es una delicia. Fue llevada al cine por Sofia Coppola, lo que por un lado promocionó la extraordinaria novela de Jeffrey Eugenides, aunque en cierta medida la eclipsó, situándola en un segundo plano con respecto a la obra cinematográfica.

La historia que nos cuenta Eugenides es sencilla en esencia: cinco hermanas, jóvenes y guapas, se suicidan explicable e incomprensiblemente en apariencia. Su muerte y su vida misma obsesiona a un grupo de jóvenes que las conoció durante su adolescencia y que en el momento de la narración, ya cuarentones, rememoran aquellos días con un tono de melancolía y fascinación.

Cecilia, la menor de las hermanas Lisbon, es la primera es suicidarse. Tras un primer intento fallido, cuando trata de quitarse la vida abriéndose las venas en la bañera, se lanza por la ventana y muere atravesada por los hierros de una reja. Es entonces cuando comienza la tragedia. El matrimonio Lisbon, unos padres extremadamente estrictos y conservadores, trata, en respuesta, de restringir la libertad de su hijas mediante la ampliación de las barreras sociales de las jóvenes, de normas muy estrictas, si bien una forma que resulta de todo punto torpe e ineficaz, pues la vida de las hermanas se transforma en una situación opresiva aún peor que la vivieron cuando aún vivía su hermana Cecily.

Durante ese largo invierno, los árboles van cayendo, uno a uno, sacrificados para evitar que se extienda por toda la ciudad la enfermedad que los aqueja. El verano siguiente, mientras una plaga de algas se extiende por el lago, inundando todo el barrio de un pestilente olor que impide respirar, las otras cuatro hermanas, Bonnie, Thérese, Lux (la más fascinante de todas) y Mary, se suicidan.

Muchos años después, cuando los que entonces eran muchachos adolescentes (fascinados por esas inalcanzables jóvenes en flor y atraídos por esa casa de densa femineidad enclaustrada) se acercan a la mediana edad, rememoran y tratan de dar sentido a lo que en aquel verano ocurrió, aquello que no ha dejado de obsesionarles y cuyo significado se les escapó en su momento y todavía ahora no son capaces de reconstruir. Todo este tiempo han guardado, como reliquias, distintos objetos que pertenecieron a las cinco hermanas y que repasan una y otra vez tratando de dar con la solución del enigma.

Las hermanas Lisbon eran en vida, y fueron tras su muerte, un enigma que ellos se vieron impotentes para desentrañar. Eran el enigma de la feminidad cuando vivían, cuando sonreían, cuando tomaban el sol en el jardín, en cada pequeño gesto que ellos, ávidos, trataban de sorprender. Fueron un enigma después, progresivamente encerradas, recluidas en una casa a la que nadie accedía, que soñaban con recorrer, sorprendiéndolas en su intimidad. Fueron un enigma más tarde cuando lanzaban sutiles mensajes de auxilio, encendiendo y apagando las luces, pidiendo catálogos y más catálogos por correo, lanzando mensajes que ellos encontraban entre los radios de sus bicicletas. Pero se convirtieron en el supremo enigma tras su muerte, último y definitivo mensaje que todavía hoy no saben cómo interpretar.

Las vírgenes suicidas aborda el tema inescrutable del misterio de la naturaleza humana, y en concreto el de la adolescencia y su especial relación con el amor y el sexo.

La adaptación cinematográfica de Sofia Coppola es estupenda, y no desmerece en exceso la novela de J. Eugenides. Inevitablemente, la cinta adolece de la profundidad que confiere la palabra escrita, de la prosa exquisita y la reflexión personal de la obra literaria, si bien cuenta con un elemento de un enorme valor: la música, que sustituye en cierta medida las carencias literarias de la película, pues evoca mediante las diferentes canciones que componen su banda sonora el estado de ánimo que la historia demanda en cada situación. La música también nos transporta a la adolescencia, una época de la vida en que la música constituye un sustituto de la palabra.

Recomiendo encarecidamente esta novela, la primera escrita por Jeffrey Eugenides, el escritor norteamericano de origen griego. Es estupenda.
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A.G.

Lecturas recientes: La isla del fin de la suerte


La isla del fin de la suerte (2001)
Lorenzo Silva

Tal como relata el propio editor del libro, Lorenzo Silva decidió embarcarse, junto a Círculo de Lectores, en el desafío de construir una novela con la ayuda y participación de los lectores. La fórmula podía parecer sencilla: durante diez semanas y a través de Internet, el público votaría por una serie de alternativas que, paso a paso, irían construyendo la historia. Así fue surgiendo, con el veredicto de la mayoría, La isla del fin de la suerte. Bien, hasta aquí, de acuerdo. Creo se trata de un experimento arriesgado que, como tal, merece mi estima.

A todo esto, la historia transcurre en un desolador e ignoto islote del Báltico, un lugar en el que son convocados un selecto grupo de invitados que se verán sometidos a las veleidades de una mente perversamente traviesa, el millonario Bruno Pezzi, quien está dispuesto a hacerles pasar una extravagante prueba de muertes y asesinatos.

Sin embargo, la historia no engancha en absoluto: a mi juicio, carece tanto de la pretendida profundidad psicológica como de la intensidad que le atribuye su editor. La historia es muy floja, no se sostiene. No interesa. El hecho de que sean los lectores quienes decidan cuál de los tres finales propuestos por el autor ha de poner colofón a cada uno de los capítulos supone una complicación argumental muy difícil de vencer. De tal modo que la historia, tras un renqueante y penoso desarrollo, termina mal, de una forma incoherente, vacía. No te dice nada. El libro es aburrido e insustancial, una verdadera decepción.

Lo único que salvaría de esta novela son las pinceladas de humor que desliza el autor a lo largo de la obra. Pero eso es todo. Éstas no compensan en absoluto el resto de la obra que es, sin duda, una de las peores novelas que he leído en mi vida. Prometo, sin embargo, no rendirme y embarcarme próximamente en la lectura de alguna otra obra de Lorenzo Silva, de quien tenía hasta ahora buenas referencias.
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A.G.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Lecturas recientes: Insoportable levedad del ser


La insoportable levedad del ser (1984)
Milan Kundera


La espléndida novela de Milan Kundera trata, ni más ni menos, de un hombre y sus dudas existenciales en cuanto al sexo y el amor, un proceso que se repite incesantemente y que pasa de un modo más o menos exacto por etapas que nosotros creemos únicas e irrepetibles: ilusión, rutina, aburrimiento, celos, apasionamiento, inseguridad o locura. Todo ello salpicado de idealización, desengaño, odio y contradicción: anhelamos lo que no tenemos, aunque seamos responsables de su pérdida. El amor, como todo lo demás, y que creemos fuerte, sólido y pesado es insoportablemente leve.

Ambientada en Praga en 1968, La insoportable levedad del ser presenta una serie de personajes que oscilan entre la levedad y la indecisión, la angustia de la elección y una vida ya planificada en la que el cosquilleo de la vida y el espejismo de la novedad están ahogados por eterno retorno de la cotidianidad.

En este sentido, el libro relata escenas de la vida cotidiana, pero trazadas con un hondo sentido trascendental. Sobre un tema abstracto y milenario, el de la inutilidad de la existencia, la necesidad o no del eterno retorno de los momentos para dotar a la vida de sentido, el autor desarrolla una desgarrada historia de amor.

No es fácil encontrar una novela en la que se encarnen las ideas con una viveza tan diáfana, con una rotundidad innegable. Hay mucho de existencialismo en la novela, pero también de vitalismo, con el trasfondo de Nietzsche que intermitentemente va dejando su poso a lo largo del libro. Las ideas se hacen personajes en la novela, que nos puede servir para adentrarnos en otras profundidades filosóficas. Los sentimientos y situaciones que leemos en La insoportable levedad del ser contribuyen a pintar un excelente retrato de la condición humana, de esa oscilación permanente entre la levedad y el peso en que vivimos.

Resulta también interesante analizar la obra desde un punto de vista histórico-político. En este sentido, La insoportable levedad del ser se ha convertido en una referencia importante a la hora de intentar comprender la disidencia vivida en Europa del Este durante la Guerra Fría. Se trata, sin duda, de una de las obras más representativas de la crítica comunista en Europa del Este.

El año siguiente de su publicación, la novela fue galardonada con el Premio Jerusalén. Tres años más tarde La insoportable levedad del ser fue llevada al cine de la mano del director Philip Kaufman, obteniendo un aceptable éxito. Magnífico Daniel Day-Lewis, como casi siempre.

La novela no fue editaba hasta 2006 en el país del autor, República Checa, donde alcanzó un récord de ventas.
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A.G.

lunes, 31 de agosto de 2009

Novelas favoritas: Matar un ruiseñor


Matar un ruiseñor (1960)
Harper Lee


Matar a un ruiseñor recrea con brillantez la vida en un pueblecito del sur de Estados Unidos, durante los años treinta. Este pequeño mundo, con sus alegrías y tristezas, va siendo poco a poco descubierto por los ojos infantiles de la protagonista, Jean Louis Finch (llamada por todos Scout). Con ella viven en Maycombe, un pequeño pueblo de Alabama durante la Gran Depresión los otros dos componentes de la familia Finch: Atticus, el padre, un riguroso abogado; y Jem, el hijo varón. Todos ellos cuidados por una criada de color, Calpurnia, una mujer sabia y prudente. A pesar de que sus hijos le roban gran parte de su tiempo, Atticus Finch acepta uno de los casos más difíciles que se le pueden presentar: defender al negro Tom Robinson, acusado de haber violado a Mallella, una chica blanca de diecinueve años. El caso es bien difícil, a pesar de que apenas existen pruebas ni indicios de culpabilidad en el acusado. El juicio parece imposible de ganar. Atticus demuestra cumplidamente la inocencia del acusado, dejando en evidencia a los Ewell, que son quienes lo culpan para ocultar la lujuria de su hija, verdadera incitadora del delito

A la misma vez, contemplamos las travesuras de los hermanos en compañía de su amigo ‘Dill’, un niño que regresa al pueblo todos los veranos y está obsesionado por ver a Boo Radley, un hombre que –según parece- lleva años sin salir de su casa. Boo Radley es un enfermo mental, un pobre desgraciado a quien las circunstancias de la vida le han hecho vivir recluido en una casa cercana a la de los niños y que despierta la curiosidad de éstos por saber de su historia, dedicándose a hacer todo tipo de travesuras para descubrir los secretos de su peculiar vecino. Pequeños objetos depositados por Boo Radley en el hueco de un árbol cercano será la forma en que este misterioso personaje se comunicará con los niños. De este modo, se entabla entre ellos una complicidad de la que nadie más sabrá en el pueblo. Pequeños objetos que serán custodiados por Jem y Scout como auténticos “tesoros” de un ser “invisible” que, como un ángel guardián, vigila a los pequeños sin que ellos lo sepan. De hecho, será el propio Boo Radley quien salve a Jem de la ira del señor Ewell, el padre de Mallella.

Matar a un ruiseñor es una obra que nos habla de la dignidad de la persona. El racismo, la educación de los niños, son temas maravillosamente tratados a lo largo de la historia. Por si fuera poco, la presión social que deberá soportar Atticus por haber aceptado la defensa de Tom será enorme. Deberá cargar sobre sus espaldas la incomprensión de mucha gente de la ciudad e incluso la duda inicial de sus hijos. Durante el juicio saldrán a la luz pública las penas y miserias de algunos de los habitantes de la pequeña ciudad del sur de Estados Unidos.

El argumento es, como vemos, un fuerte alegato antirracista. Pero la obra es mucho más que eso. Pero esta narración tiene algo diferente. Es hermosísima en su sencillez de argumento, la reconstrucción que Lee hace de su infancia y asombrosa la capacidad que tiene para reproducir los pensamientos de una niña de pocos años. Parece, cuando narra la historia (con una sorprendente agilidad), que estamos realmente oyendo a una niña de esa edad. Harper Lee supo construir un libro cautivador y muy ameno, en el que se mezclan armónicamente costumbrismo, intriga policial, historia, sicología infantil, aventuras e incluso misterio.

Matar a un ruiseñor es una fábula sobre el bien y el mal, que existen en el mismo pueblo y en la misma persona. Un canto al coraje de ser fiel a uno mismo; a la bondad y la justicia que, al igual que los ruiseñores que no deben ser abatidos porque no arruinan las cosechas y lo único que hacen es deleitarnos con su canto. Esta novela es un homenaje a los “ruiseñores”, a los seres puros e inocentes, que, a pesar de su aparente fragilidad, albergan dentro de sí una fortaleza capaz de hacer frente al peor de los instintos; “ruiseñores” sin los cuales el mundo perdería todo su encanto y belleza.

Matar a un ruiseñor es el única obra publicada por Harper Lee. Fue galardonada con el Premio Pulitzer en 1961.

La extraordinaria novela de Harper Lee fue llevada al cine por el director Robert Mulligan en 1962. El film fue merecedor de tres Oscars: mejor actor a Gregory Peck, mejor guión adaptado y mejor decoración de un total de siete nominaciones. Si se me permitiera discrepar con la decisión de la Academia, diría que el guión cinematográfico adolece, no sólo de un buen número de escenas importantes del libro, sino de la fuerza de la palabra, de la inocente expresión de su voz narrativa, que es precisamente uno de los elementos que más mueve a la intensa emoción del relato. Sin embargo, no podemos obviar las aportaciones que hace la película con respecto a la novela: la extraordinaria interpretación que hace Gregory Peck de Atticus Finch, serena a pesar dela gravedad del asunto; la no menos sobria y emotiva de Mary Badham en el papel de Scout; y la magnífica banda sonora de Elmer Bernstein.
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A.G.

lunes, 20 de julio de 2009

Lecturas recientes: Pelando la cebolla


Pelando la cebolla (2006)
Günter Grass

Llevaba mucho tiempo con ganas de leer la última obra de Günter Grass, pero por un motivo u otro no me había decidió a comprarla. Hasta que me topé con ella hace unos meses en una librería de Madrid. La compré sin pensármelo dos veces, y reservé su lectura para el mes de julio: para las mañanas en la playa debajo de la sombrilla y las tardes de siesta en la terraza del hotel. Y como esperaba, la he devorado en apenas diez días.

En realidad, es tan sólo la cuarta obra de Günter Grass que he leído, después de El tambor de hojalata, Malos presagios y Mi siglo. Y si bien Pelando la cebolla no es de la grandiosidad de El tambor de hojalata (sin duda, una de mis novelas favoritas), no me ha decepcionado en absoluto; y no sólo por su prosa sencilla y condensada, sino, sobre todo, por el extraordinario ejercicio de memoria de Günter Grass; gracias a la recuperación de unos dolorosos recuerdos de juventud por los que ha sido criticado sin piedad desde la publicación de la obra.

Pelando la cebolla es, en efecto, una ambiciosa autobiografía donde se mezclan hechos reales y de ficción, sin clara delimitación entre unos y otros: recuerdos de su vida, los diferentes momentos en que conoció el éxito como dibujante, como poeta, los diversos amigos o mujeres. Recuerdos, todos ellos, contados siempre con una enorme fuerza y precisión verbal.

Günter Grass, escritor que fue galardonado en 1999 con el Premio Nobel de Literatura y el Príncipe de Asturias, compara el ejercicio de recuperación de estos recuerdos con el acto de pelar una cebolla, pues los recuerdos son desvelados capa tras capa, hasta llegar al más profundo interior de la memoria; a la esencia de la vida misma.

Günter Grass confiesa su pertenencia a las filas de las Waffen SS, la siniestra organización militar del Partido Nazi Alemán. Su relato autobiográfico comienza en 1939, cuando el autor cuenta con sólo doce años de edad y vive en Danzig. Su cumpleaños coincide con un hecho determinante en la historia de la Humanidad: el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Pelando la cebolla parece estar concebida como la primera de las tres partes de una autobiografía completa de su autor y finaliza en 1959 (Günter Grass alega que le faltan tiempo y ganas para proseguir con su relato), año en que se publica El tambor de hojalata, su primera y gran obra maestra.

Günter Grass enfoca esta circunstancia desde un doble enfoque, lo cual le conduce inexorablemente a un drama moral de difícil solución, entre el Grass pecador y el Grass redentor. En realidad, el autor no oculta nada. Todo lo contrario. Utiliza precisamente el rescate de esos recuerdos como fuerza liberadora. En una Alemania en la que los políticos han olvidado deliberadamente los errores del pasado, Günter Grass no se esconde y mediante una espléndida metáfora se acusa a sí mismo, hasta el punto de elevarse a una instancia intangible situada más allá del bien y del mal.

Pelando la cebolla nos muestra al Günter Grass más genuino; un autor de estilo inimitable que despliega en su última obra una inconmensurable maestría literaria. Me ha parecido una obra sensacional, temáticamente cautivadora, repleta de pasajes que cautivan al lector con su fuerza inconfundible.
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A.G.

lunes, 13 de julio de 2009

Lecturas recientes: Santuario


Santuario (1931)
William Faulkner


Temple Drake y Gowan Stevens, dos jóvenes sureños, han sufrido un accidente de automóvil en uno de esos pequeños pueblos rurales norteamericanos. Es la época de la “Ley Seca”. El lugar más cercano es el refugio de una banda de traficantes en alcohol. Temple, una joven estudiante de diecisiete años resulta violada y raptada por Popeye, que huye del lugar tras asesinar al deficiente Tommy. Lee Godwin, el jefe de los traficantes, es acusado de la muerte de Tommy, mientras Popeye, que ha abandonado a Temple en un burdel de Memphis, es acusado por un asesinato que no ha cometido.

Desde una anodina y pueblerina borrachera, surge un libro cruel y despiadado. De hombres sin moral y de pueblerinos adaptados a unas reglas y normas morales que, aunque caducas, son las que vertebran y forman su modo de ver la vida. Santuario es una novela dura, llena de muerte y violencia.

Lo auténticamente notable de Santuario es la espectacular manera en que Faulkner narra los terribles hechos de la historia, pues no cae en obviedades, sino que da pinceladas de los detalles de los hechos, de tal forma que el lector va armando en su cabeza el cuadro final, para lo cual debe estar muy atento a cada detalle que se presenta. En efecto, la narrativa de Faulkner tiene la etílica propiedad de llevar al lector, en un abrir y cerrar de ojos, desde las enfangadas aguas del estanque hasta la avasalladora vorágine de la sensualidad y la furia.

Otros de los aspectos importantes de la obra es el horror deliberado, minucioso y redundante del relato. Todas sus escenas procuran ese horror desnudo y brutal: el frío y húmedo contacto que provoca la figura de Popeye al iniciarse la novela; la noche en que Temple es acechada por los hombres de Goodwin; la violación del día siguiente y por la vida en el burdel de Miss Reba; los grotescos funerales de Red y la sátira violenta del interrogatorio de Temple; el linchamiento del inocente Goodwin. Durante toda la obra Faulkner arrastra al lector en un torbellino de locura sexual, podredumbre moral, venalidad política e irresponsabilidad de la conducta, que halla su juicio definitivo en la reflexión de Horace después de haber oído la historia de Temple.

Por sugerencia de su editor, William Faulkner reescribió y mejoró el manuscrito original de Santuario, redactado en 1929 y editado dos años después. En 1931 Santuario obtuvo un inmediato reconocimiento por parte de público y crítica, lo que permitió a Faulkner conseguir la fama que no le proporcionaron sus obras anteriores.

Santuario es probablemente la obra más escandalosas y reconocidas de Faulkner de la primera mitad del siglo XX. Esta novela tuvo la fortuna de conocer una gran difusión en la década de los treinta, en pleno apogeo de la “Ley Seca”. Una historia escalofriante en la que caben toda la fuerza y la originalidad del genial novelista estadounidense.
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A.G.

Novelas favoritas: 1984


1984 (1949)
George Orwell


1984 es la antiutopía o distopía más célebre de todas cuantas fueron escritas durante la primera mitad del siglo XX. En ella, George Orwell (el seudónimo que Eric Arthur Blair adoptó en 1933) presenta un futuro en el que una dictadura totalitaria interfiere hasta tal punto en la vida privada de los ciudadanos que resulta imposible escapar a su control. La odisea de Winston Smith en un Londres dominado por el Gran Hermano y el partido único se puede interpretar como una crítica de toda dictadura, aunque en las analogías con el comunismo estalinista resultan evidentes, dada la trayectoria vital del autor.

La historia está ambientada en el año 1984. El mundo se halla dividido en tres bloques que evolucionaron del socialismo a mitad del siglo XX. Surgieron tendencias políticas opuestas unas a otras: Ingsoc en Oceanía, Neovolchevismo en Eurasia y Adoración de la muerte en Asia Oriental. Desde entonces, los tres bloques ideológicos se mantuvieron en guerra permanente, aliándose con unos u otros, pero convenciendo al pueblo de que el enemigo actual ha sido siempre el mismo. Este oponente representa el mal absoluto y por lo tanto, nunca fue ni será posible ningún acuerdo de paz. La guerra es necesaria para mantener el sistema. De esta manera, con la creencia de los habitantes de que la guerra es el tema primordial del estado, el poder evita mejorar las condiciones de vida de la población, que se haría de esta manera más inteligente y pondría en peligro la permanencia del sistema.

La historia se sitúa en la ciudad de Londres (Oceanía), una ciudad oscura y mediocre, si se exceptúan los cuatro ostentosos ministerios que son el centro de las acciones del estado: el Ministerio de la Verdad (ocupado de los documentos escritos que hacen a la historia), el Ministerio de la Paz (destinado a tratar los asuntos de guerra), el Ministerio del Amor (encargado de mantener la ley y el orden) y el Ministerio de la Abundancia (con competencias en economía).

El Ingsoc destruye la historia y obliga al pueblo a creer las mentiras que se les presentan como verdades. De este modo, aniquila el pasado, pues solo se mantiene en las pruebas escritas, documentos y si la memoria de las personas lo tiene presente. El partido conduce los sentimientos de las personas hacia el odio al enemigo de turno y el amor al Gran Hermano. Este Gran Hermano vigila las acciones y pensamientos de las personas desde una telepantalla que está ubicada en cada casa. La doctrina destruye todos los vínculos existentes entre las personas: la amistad, el amor de pareja y el amor entre padres e hijos. Mediante el adoctrinamiento, la propaganda, el miedo y el brutal castigo, el poder logra una obediencia ciega de todos los habitantes.

El protagonista es Winston Smith, un miembro del Partido Exterior que trabaja en el departamento de Registro del ministerio de la Verdad. Se dedica a reescribir los documentos históricos a favor del Partido. El está en contra de las ideas del mismo, cree que las cosas debieron ser diferentes alguna vez pero que ahora nadie lo recuerda y desea volver a esa época que representa para él una salida de la miseria con que lleva su vida. Piensa que los “proles”, la clase obrera, son los únicos que pueden derrocar al Ingsoc. Con la leyenda de una Hermandad, que quiere terminar con la doctrina actual, Smith sostiene su esperanza de que las cosas cambien y que algún día su infelicidad se termine.

Una camarada suya, Julia, que trabaja en el departamento de novela (otra sección del ministerio de la Verdad), le confiesa su amor, a espaldas del Partido y sus principios, y surge entre ellos una relación. Se reúnen asiduamente en una habitación de un barrio habitado por proletarios, aun sabiendo que existe un altísimo riesgo de ser descubiertos. Y que el castigo si los descubren será inhumano, tal como ocurre al final.

La novela, un espléndido ejemplo de la denominada “novela política de ficción”, impactó en la crítica mundial y ha sido leída por muchas generaciones diferentes. De hecho, 1984 cobra nueva vigencia en la sociedad actual, en la que el control a los ciudadanos se halla más perfeccionado que en ningún otro momento de la historia de la Humanidad. La obra ha influido notablemente en la cultura del siglo XX, tanto en su vertiente literaria como en la cinematográfica. De hecho, su mensaje continúa firme a pesar de que las ideas y las realidades han cambiado desde el año de su publicación.

1984 es un alegato a favor del valor de la libertad, de la lucha del hombre por recuperar su derecho a ser libre y recobrar su dignidad.
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A.G.

jueves, 18 de junio de 2009

Lecturas recientes: La broma


La broma (1967)
Milan Kundera

Poco podría sospechar Ludvik, el protagonista principal de la novela cuáles serían las consecuencias de su broma. De una broma política que él cree inocente, hecha para impresionar a una mujer.

Ludvik, un hombre de pasiones arrebatadas, escribe en una postal dirigida a su amiga Marketa: “¡El optimismo es el opio del pueblo! El espíritu sano hiede a idiotez. ¡Viva! Trotsky.” La postal cae en manos de la Unión de Estudiantes, organización universitaria de la que también es miembro Ludvik, y es interpretada como una traición al régimen, un atentado contra el idealismo político vigente. Como consecuencia de ello, su autor es condenado y expulsado de la universidad y posteriormente del partido. Por tanto, ya no podrá postergar más el servicio militar y pasará recluido en el ejército hasta cumplir su obligación, pasando las penurias propias a las que son sometidos los jóvenes en el ejército en cualquier lugar del mundo. Entra en él como "Negro" (término con el que se denominaba a aquellos soldados a los que el Estado no les daba un arma, pues no confiaba en ellos. y los que además tienen que hacer los trabajos más duros). En esta dura etapa, Ludvik conoce a Lucie, quien marcará su vida para siempre. Ludvik se convierte, por tanto, en un enemigo del pueblo. Sus viejos camaradas y sus amigos lo abandonan y entre todos despliegan el escenario teatral de su condena.

Esta broma, como hemos visto, tiene algo de particular, pues fue proferida en un mundo que había perdido por completo el sentido del humor: la sociedad soviética de Checoslovaquia, uno de los países de la Europa oriental en los tiempos de la Guerra Fría. Toda la historia está construida sobre este hecho básico y aparentemente anodino y aborda las peripecias de alguien que debe cargar con el estigma de haber hecho una broma en mundo que es incapaz de apreciarla y ni siquiera comprenderla. De hecho, la broma no es en absoluto aceptada y su autor es implacablemente castigado por ello. Milan Kundera desarrolla, por tanto, una tesis que pretende demostrar cómo una broma (como cualquier otro hecho particular) puede ser determinante en la vida de una persona, sobre todo cuando ocurre en un contexto en el que no existe libertad de expresión.

La broma es una obra universal en el sentido que su crítica puede hacerse extensible a cualquier sociedad, incluso a la actual, tan poco dispuesta a acertar ciertas bromas como consecuencia de su total pérdida del sentido del humor. ¿Encuentra el protagonista la redención al final de la obra? Quizá pueda, en efecto, interpretarse así su vuelta a su tierra de origen y a su pasión primera, el canto folclórico tradicional de su patria.

La broma es quizá la novela más polémica de Milan Kundera, pues le valió castigos y censuras en su país natal, hasta el punto de que con el tiempo le fue retirada la nacionalidad checa.

La novela está contada por diferentes narradores, por lo que se ofrecen diferentes perspectivas de los mismos hechos. Parece el medio que emplea Kundera para disimular su exceso de explicación.

La broma es un libro sobre el poder y la política, pero también sobre el amor y el humor; sobre la venganza, el azar y la historia. Es una historia sobre las ridiculeces de la vida, y cómo éstas pueden cambiar nuestras vidas para siempre. Es, además, muy reveladora de los tiempos del yugo comunista en los países del otro lado del Telón de Acero; de unos tiempos que marcaron no sólo el devenir de la historia, sino la vida de millones de personas.
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A.G.

lunes, 15 de junio de 2009

Lecturas recientes: El juego del ángel


El juego del ángel (2008)
Carlos Ruiz Zafón

Prescindiendo del argumento, he de afirmar que la obra me ha decepcionado, aunque sólo en parte. Trataré de explicarme. Afirmo que El juego del ángel me ha decepcionado, pues esperaba encontrar en esta novela algo de la misma calidad de la que hace gala La sombra del viento, y para mi disgusto no he encontrado esa calidad por casi ninguna parte; ni siquiera la trama engancha tanto. Por otro lado, puedo afirmar que El juego del ángel no me ha decepcionado, pues en sentido estricto se trata de más de lo mismo, del mismo estilo, pero mucho más exagerado; exagerado ad absurdum. En este sentido podemos afirmar sin temor a equivocarnos que El juego del ángel es una auténtica novela gótica, tanto por las situaciones o escenas planteadas, como por los propios personajes, que parecen salidos de una película de terror o una novela al más puro estilo de E. A. Poe. Y eso no es todo, pues a lo largo de sús más de seiscinetas páginas nos encontramos con mansiones tétricas y en ruinas, cementerios, panteones monumentales, incendios y puertas secretas, brujas y espiritismo, etc.

¿Cuál es el problema de esta acumulación de elementos? Pues, a mi juicio, que todos ellos convierten el relato en una historia absolutamente inverosímil. Incluso la puerta abierta que parece dejar el autor con el epílogo fechado en 1945, y según el cual todo puede haberse tratado de un sueño, suena a farsa. Es una explicación tanto o más inverosímil que la anterior. Todo ello me lleva a considerar que el final no está en absoluto logrado. Carlos R. Zafón deja demasiados cabos sueltos; tantos que este final me ha dejado un sabor amargo, la sensación de que el autor no se ha esmerado o no ha sabido cómo solucionar una trama de por sí complicada. En fin, mucha poesía y metáfora, pero poco realismo y verosimilitud. Lo considero un desacierto por parte del autor.

Por otra parte, la novela se hace muy larga. Hay demasiados diálogos y situaciones que parecen eternizarse como consecuencia del afán descriptivo del autor y su reticencia a hacer uso de la elipsis narrativa.

Entre los elementos positivos que, a mi juicio, tratan de contrarrestar los negativos recién mencionados, destacan sin duda la interesante relación que se establece entre el protagonista (David) y su joven aprendiz de escritora (Isabella), algunas descripciones muy visuales o los magníficos retratos de personajes como Cristina y Pedro Vidal. Además, El juego del ángel tiene una mejor prosa que La sombra del viento y unos diálogos francamente brillantes, llenos de ingenio y humor. Pero poco más.

En definitiva, es una novela cuya lectura no deja indiferente. Uno experimenta la sensación de que con el paso de los días su recuerdo va diluyéndose, hasta hacer sentir que lo que se ha leído no es sino una novela más, un bestseller que bien podría haber escrito cualquier autor del romanticismo; y que no merece tanta publicidad como la que ha recibido. Publicidad que se debe sin duda al éxito de La sombra del viento, que por todo lo expuesto me parece mucho mejor que El juego del ángel.
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A.G.

jueves, 11 de junio de 2009

Lecturas recientes: El buque fantasma


El buque fantasma (1992)
Andrés Trapiello

Andrés Trapiello contempla su época de estudiante universitario veinte años después. Y lo hace con nostalgia, sin bien no duda en reconocer que aquellos tiempos (los años setenta) fueron desdichados e irrepetibles y, como tales, fueron vividos no sin un cierto grado de heroicidad. La ciudad de Valladolid se esconde detrás de V., sus calles, sus casas y su recuerdo.

Andrés Trapiello exhibe en El buque fantasma un espléndido dominio del lenguaje y no sólo en la expresión de los sentimientos (cuando éste es lírico y sensible), sino en las descripciones, que son precisas y contenidas. De hecho, Trapiello es uno de esos escritores que no considera la historia más importante que el modo de contarlas. De hecho, la historia que se narra en El buque fantasma es simple, y su autor, tanto tiempo después, la afronta con una cierta nostalgia. Sin embargo, transmite la sensación inequívoca de que la importancia y trascendencia de aquel acontecimiento (que entonces pudo haberle parecido tan importante) se ha diluido a través de los años hasta extinguirse en el presente, tantos años después. Recuerda a sus protagonistas con nostalgia, pero siendo consciente de que los ha dejado atrás, pues son parte del pasado y no volverán, como el tiempo en que transcurre la acción.

La obra fue merecedora del Premio Internacional de novela Plaza & Janés en 1992 .

A.G.

martes, 2 de junio de 2009

Lecturas recientes: El cuaderno rojo


El cuaderno rojo (1993)
Paul Auster

La obra que nos ocupa es la suma de trece cuentos cortos , historias autobiográficas, que son una especie de diario personal del propio Paul Auster, en el que el autor cuenta sus experiencias sobre la importancia de las coincidencias y cuyo hilo conductor es el azar; el azar en la novela y en la vida misma. El idioma del azar es también el idioma de la fragilidad: hay coincidencias y casualidades con las que te mueres. Descubrir el poder del azar es descubrir que somos tremendamente frágiles y vulnerables, que dependemos de la casualidad, que una coincidencia estúpida puede destrozarnos en un segundo.

De hecho, según el propio autor afirma, su primera novela fue inspirada por un número equivocado. Un hombre llamó una noche a su casa, preguntando por la agencia de detectives Pinkerton. Auster le contesto que se había equivocado. La noche siguiente, se repitió la llamada, así como la respuesta del novelista, quien, intrigado, comenzó a preguntarse qué habría sucedido si hubiera fingido que el número correspondía realmente a la agencia de detectives, y él era uno de ellos. Así fue cómo comienza su novela La ciudad de cristal.

Paul Auster asegura también que todo lo que ha escrito en este Cuaderno rojo es una historia verdadera, pues los escritores no siempre falsean la realidad, en contra de lo que suele decirse, y cubren de mentira lo vivido. En esta colección de cuentos, Paul Auster reconstruye algunos hechos que en su momento le impresionaron, con el fin de borrar las sutiles fronteras entre experiencia y ficción. Paul Auster nos demuestra su especial obsesión por las casualidades asombrosas, por lo que él mismo ha llamado "la música del azar", ese lenguaje coloquial, esos gestos próximos y encadenados del destino. En este sentido, cada capítulo de esta obra encierra una breve narración de una coincidencia: en uno, el autor tiene un pinchazo en una rueda del coche cuatro veces a lo largo de ocho años, siempre cuando va acompañado de la misma persona; y en otro, una mujer descubre después de mucho tiempo que su padre y el padre de su marido son el mismo hombre, etc. Son anécdotas que cierran una circunferencia en la que es imposible saber el orden de prioridad entre lo ficticio y lo real o si el soporte de la literatura es una hoja de papel o, simplemente, el aire que se respira.

El cuaderno rojo es un libro muy ameno cuyas historias, aparentemente sin importancia, triviales, dan que pensar. Me parece una forma muy adecuada de introducirse en el microcosmos de uno de los más grandes escritores de nuestro tiempo.

A.G.

lunes, 25 de mayo de 2009

Lecturas recientes: Middlesex

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Middlesex (2003)
Jeffrey Eugenides

Jeffrey Eugenides asombró a muchos lectores con su primera novela, Las vírgenes suicidas. Por eso era muy esperada su siguiente novela, Middlesex (publicada nueve años después que ésta), con la que, desde luego, no se queda a la zaga. La novela cuenta la, como poco, rocambolesca historia de Calíope Stephanides, de origen griego, pero nacido en Detroit (Estados Unidos). Su comienzo es memorable: “Nací dos veces: fui niña primero, en un increíble día sin niebla tóxica de Detroit, en enero de 1960; y chico después, en una sala de urgencias cerca de Petoskey, Michigan, en agosto de 1974”.

La historia, en efecto, está contada por el propio Cal, la heroína/héroe de la novela, cuyo único y verdadero anhelo es estar a gusto dentro de su propia piel y explicarse a sí misma cómo los caprichos de la genética han llegado a fabricar un espécimen humano como él/ella, un ser entre medias de dos sexos, como el juego de palabras del título hace entrever.

Para ello, remonta la historia de sus antepasados: la de sus abuelos (Desdémona y Lefty), que tuvieron que salir de Esmirna, en la actual Turquía, huyendo de las tropas de Kemal Ataturk, borrando un pasado, inventando e intentando tener una nueva vida en Norteamérica; y, con posterioridad, la de sus padres (Milton y Tessie), tíos y primos.

En este sentido, Middlesex no es sólo la historia de su singular protagonista y narrador, sino, lo que no es menos importante, las historias singulares de sus ancestros; una historia de historias a través de la Historia. Por otro lado, merece la pena señalar que lo verdaderamente peculiar del tratamiento de esta saga familiar es el tono tragicómico que emplea Eugenides. De este modo, el humor suaviza los pasajes más duros y la crudeza vuelve más creíble los pasajes más inverosímiles.

La primera parte de la novela está especialmente llena de humor, sensibilidad, inteligencia y habilidad. En ellas Eugenides muestra un gusto por lo extraño y, por ello, no vacila en dar un giro a todas las situaciones en cuanto éstas se acercan a terrenos más familiares. En este sentido, las primeras páginas de Middlesex nos recuerdan a un clásico de la literatura inglesa, Tristam Shandy de Laurence Sterne: no parece haber ningún reloj, si bien hay una notable preocupación por el tiempo, pues los padres del/la protagonista están intentando tener una hija en lugar de un hijo a cuenta de las diferencias de velocidad entre unos espermatozoides y otros.

Tal como hemos esbozado, el libro está poblado de personajes e historias interesantes: dos hermanos que se enamoran entre sí, el ataque de los turcos (no hemos de olvidar que la novela posee un importante componente histórico; de hecho percibimos, en particular, el trasfondo de la guerra entre Turquía y Grecia), la huida a América en barco, el modo de prosperar en Detroit, los disturbios raciales, el primer amor, el doble problema de ser una adolescente que se está convirtiendo en un chico sin que nadie lo sepa, una peculiar abuela que predice el sexo del no nato colocando una cuchara sobre el vientre, etc.

Middlesesx es una novela sobresaliente y poderosa. Una obra deslumbrante en virtud de su singular intimidad con el alma humana. Pero, para ser justos, deberíamos añadir que si hubiera que poner alguna pega a esta magnífica novela, ésta sería que, como consecuencia del anhelo de Eugenides de escribir la Gran Novela Americana, resulta algo confusa la pertinencia de tanto detallismo familiar y tanto laberinto intrahistórico, de igual forma que puede resultar inverosímil tanta omnisciencia en el narrador.

Sin embargo, la narración es ágil y juguetona, circunstancia que contribuye a que sea lea con placer y agrado, a pesar de su extensión (más de seiscientas páginas). En definitiva, es una muy buena novela, que se disfruta desde la primera hasta la última de sus más de seiscientas página, y que recomiendo encarecidamente.

Middlesex fue galardonada con el Premio Pulitzer en 2003.
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A.G.

viernes, 15 de mayo de 2009

Sorpresas gratas: Intérprete de emociones


Intérprete de emociones (2000)
Jhumpa Lahiri

Colección de historias cortas que tratan la vida de indios –en la India o en Estados Unidos– y proporcionan, desde diferentes puntos de vista, un estudio de la vida de la clase media y educada de la India actual. Aunque Jhumpa Lahiri era muy joven cuando escribió estas historias, hay que reconocer que se trata de relatos maduros, tanto en la forma como en el contenido. Cada historia es única y fascinante: la barrendera que ha perdido todo y acaba por perder aún más; la joven que jamás olvidará un visitante especial que recibía su familia cuando ella era pequeña; la niña abandonada que no tiene nada y sin embargo sobrevive; el guía turístico con su fantasía irrealizable; la joven pareja que se separa lentamente el uno del otro (‘Una medida temporal’: el primero de los relatos y probablemente mi favorito). Las historias son sesudas, aunque simples, contadas en un lenguaje directo que, sin embargo, no adolece de detalles y sentimiento. En efecto, la mayoría de las historias enganchan y conmueven, aunque todas ellas estén escritas en tercera persona y con afecto bastante, llamémoslo, distanciador. Aunque la colección pueda tratar de una situación a la que el lector es totalmente ajeno, despierta sin duda la emoción y el interés en la condición más universal y humana.

Quizá esto se deba al hecho de que los personajes de Jhumpa Lahiri no son simples caricaturas producto de la imaginación occidental, sino gente cotidiana que carece de implicaciones políticas; gente normal, en definitiva, cuyas historias despiertan nuestra sincera emoción, pues son en efecto conmovedoras y elegantes. Cada una hace reflexionar acerca de la condición humana. Muchas de ellas se centran en los aspectos interculturales y de nuevos inmigrantes de nuestra sociedad crecientemente global. Transmiten el mensaje de que todos nosotros tenemos los mismos anhelos, esperanzas y sueños independientemente de cuál sea nuestra cultura de origen.

Este extraordinario libro nos hacen cómplices de los viajes emocionales de los personajes, que buscan el amor traspasando las fronteras de las naciones y de las generaciones. Enriquecidas con detalles sensuales de la cultura india, estas historias abarcan el sentimiento universal de sentirse extranjero en alguna parte. Con una mirada irónica y penetrante, Jhumpa Lahiri concilia las tradiciones más relevantes de sus ancestros y el desconcierto del nuevo mundo.

Jhumpa Lahiri está dotada de un talento natural para tomar palabras mínimas y transmitir emociones máximas, de un modo modesto, pero directo. La autora se muestra amablemente comprensiva con sus personajes, que incluyen indias expatriados que se establecen en Estados Unidos, indios americanos de primera generación, y en dos historias indios en la India.

Jhumpa Lahiri nació en Londres en 1967 y actualmente vive en Nueva York.

La obra fue merecedora del prestigioso Premio Pulitzer en 2000 (ha sido hasta la fecha el primer libro de relatos que lo consigue) y de otros galardones como el O’Henry, The New Yorker Book, el Pen/Hemingway o el Addison M. Metcalf, otorgado por la Academia de las Artes y las Letras.

A.G.

martes, 5 de mayo de 2009

Lecturas recientes: El factor humano

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El factor humano (1978)
Graham Greene
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Magnífica novela de espionaje cuya trama se construye sobre una red de informadores que combaten entre sí, con lealtades firmes, dobles, o inexistentes. Graham Greene aborda el peso del silencio y de lo que supone esta obligación estricta de sigilo, esta neurosis inducida, para las vidas de las personas que han tenido la desgracia de trabajar en este gremio.

Su trama es sencilla, aunque perfectamente elaborada, sin fisuras: los jefes del servicio secreto británico descubren una filtración en su sección africana. Los sospechosos son dos: Castle, un hombre casado con una africana, Sara, a la que conoció durante su turbia estancia en Sudáfrica, y otro, Y, soltero, alcohólico y desordenado. Después de una rápida investigación, concluyen que el agente doble es David y deciden eliminarlo. Sin embargo, surgen una serie de dudas acerca de la culpabilidad de Y que llevan a los jefes seguir investigando. No tardan en descubrir que se han equivocado de hombre. Castle, sabedor de que ha sido descubierto, manda a su mujer y al hijo de ésta a casa de su madre, como única forma de protegerlos y simular que han discutido y que ella es totalmente ajena a su trabajo como espía doble. Después de tratar de ponerse en contacto con ellos en varias ocasiones, los amigos comunistas para los que trabaja Castle logran enviarlo a Moscú a él sólo. El único interés de Castle es lograr que su mujer y el hijo de ésa se reúnan con él en Moscú. Después de varios intentos, consigue ponerse en contacto telefónico con ella, pero tras una breve conversación, la llamada se corta.

El factor humano es una novela magnífica que nos sorprende por la precisión infinita de la trama, los personajes: perfectos, el estilo (claro, limpio, pausado y seguro de sí mismo); y, sobre todo, el poso moral. En efecto, la traición, la soledad, el fracaso, la culpa... rodean el bien. Castle hace lo que cree necesario, tal como haría cualquiera en su lugar, aunque con ello haga daño a mucha gente. Pero no le mueve ningún otro interés más que el amor a su mujer.


Nos encontramos en definitiva, ante una de las más perfectas tramas de espionaje jamás escritas; una hermosa e inquietante novela llena de ternura, emoción y duda, en la que Graham Greene muestra una maestría que está más allá de la madurez.

Personalmente, he de admitir que no es ésta mi novela favorita de Graham Greene, pues prefiero sin duda El tercer hombre (extraordinaria novela y extraordinaria película de Orson Welles), pero he de reconocer que es una novela deliciosa, aunque triste, y muy, muy recomendable, fácil de leer y amena. Fue llevada al cine por Otto Preminger, pero no puedo hablar de ella, pues no he tenido la ocasión de verla.
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A.G.

lunes, 27 de abril de 2009

Lecturas recientes: Las palmeras salvajes


Las palmeras salvajes (1939)
William Faulkner

Las palmeras salvajes, a la que originalmente su autor dio el título de Si yo de ti me olvidara, Jerusalén, una expresión tomada del Libro de los Salmos, se trata en realidad de dos historias, dos novelas breves, que van alternándose, Palmeras salvajes y El Viejo, hasta conformar una intensa novela en la que William Faulkner narra de forma magistral los sentimientos de los seres humanos y su enfrentamiento con las fuerzas de la naturaleza y, sobre todo, con sus propias pasiones y ambiciones: el amor, el abandono, la pérdida, la injusticia existencial, la imposibilidad de ser feliz.

El particular modo en que las dos historias van alternándose, en un alarde de imaginación y talento narrativo, dotan a la novela de una fuerza irresistible y van trazando la trayectoria de unos personajes a merced de terribles acontecimientos. Por un lado está la desgraciada historia de amor entre Harry Wilbourne y Carlota Rittenmeyer, en la que su protagonista sacrifica todo por amor; y por otro, el relato del presidiario sin nombre que asiste al desbordamiento del río Misisipí en 1927 y su lucha contra las devastadoras fuerzas de la naturaleza para salvar la vida de una mujer que no conoce.

En efecto, la historia que da el título al libro es la de los amores de Harry, un médico sin trabajo de Nueva Orleáns, y Carlota, una mujer casada insatisfecha que abandona a su rico marido para vivir con él una odisea de subempleos y subviviendas que concluye con la petición de ella de que le practique la interrupción del indeseado embarazo con que se ha encontrado, tal como acaba de hacer con la esposa del encargado de una mina en la que ha intentado trabajar como sanitario. A pesar de su rechazo inicial, Harry realiza el aborto con tan mala fortuna que la mujer entra en una lenta agonía que la llevará a la muerte. En sus últimos momentos de conciencia, cuando se dispone a transportarla al hospital la ambulancia a la que Harry ha tenido que recurrir, Carlota sólo piensa en decirle a Harry que huya e intente hacer creer a los médicos que no ha sido él quien le ha practicado la ilícita operación. No sirve de nada porque Harry se entrega mansamente y se declara culpable en el juicio que tiene lugar a continuación, con ella ya muerta. Tras ser condenado a cincuenta años de trabajos forzados, el marido de Carlota (que juega un ambiguo papel de figura amenazante y a la vez cómplice de la pareja en el triángulo que dibuja la novela) entrega subrepticiamente a Harry una pastilla de cianuro para que se suicide. En un final de novela estremecedor, Faulkner describe cómo Harry aplasta con el pie la pastilla de cianuro contra el suelo de su celda y decide vivir, no porque tenga interés en la vida sino porque dice que, entre el vacío y la pena, decide elegir la pena.

La otra historia, El Viejo (en referencia al apelativo Old Man que se da en el Sur al río Misisipí), narra la peripecia de un joven preso en un campo de trabajos forzados cuando intenta ser evacuado por los guardas de la prisión, junto a sus compañeros, por sobrevenir una grandiosa inundación en la región. Al intentar salvar a una mujer embarazada del árbol en que se ha refugiado, el preso protagonista se pierde de sus guardianes e inicia una odisea en la que tiene que asistir al parto a la mujer, y buscar con qué alimentarla a ella y al bebé, además de intentar preservar el pequeño bote en que viajan, y todo ello para que, al regresar mansamente a prisión, le condenen a diez años más por intento de fuga, simplemente para arreglar el problema burocrático en que se han metido las autoridades del lugar al darle precipitadamente de baja, como presunto fallecido en la inundación.

En un principio, según afirmó el propio Faulkner, había un solo tema, la historia de Charlotte Rittenmeyer y Harry Wilbourne. Solamente después de haber comenzado el libro comprendió su autor que debía dividirse en dos relatos. Cuando terminó la primera parte de Las palmeras salvajes, afirmaba Faulkner, advirtió que le faltaba algo, porque la narración necesitaba énfasis, algo que le diera relieve, como el contrapunto en música. Entonces se puso a escribir El viejo, con el que siguió hasta que se elevó el tono de nuevo. Faulkner concluye que si finalmente hay dos historias diferentes, sólo es por azar, tal vez por necesidad. Pero en realidad la historia es la de Charlotte y Wilbourne".

Como cada obra de Faulkner, Las palmeras salvajes es un audaz experimento técnico y un documento de casi intolerable verdad. Su estilo es apasionado, minucioso y alucinatorio. La admirable traducción de Jorge Luis Borges lo transmite en toda su intensidad.

En Las palmeras salvajes, William Faulkner vuelve (tal como le gustaba hacer) a desembarcar en un punto cualquiera de su narración, sin haber dado apenas noticia de los antecedentes que han desencadenado aquella situación que va contando con minuciosidad, a la que aporta múltiples digresiones, que va cercando desde múltiples puntos de vista, usando una microscópica visión para diseccionar un nimio detalle o, por el contrario, distanciándose hasta alturas que dan vértigo para ofrecer la panorámica completa de un acontecimiento, no siempre central. A la misma vez, el autor explota su afición por perderse por paisajes y tramas secundarias, todo ello movido por la autoridad de un estilo prístino. Esta querencia por los saltos temporales y espaciales obligan al lector a prestar una especial atención si se quiere comprender y reconstruir mentalmente la linealidad de la narración.

Las palmeras salvajes no es sino un ejemplo más de la complicada narrativa faulkneriana. Como el mismo define, esta novela, es una especie de “contrapunto estético”. Este contrapunto le da un ritmo narrativo que de otra manera la estructura no sería digna del tema que se esta tratando Pues la compleja estructura, las diferentes voces narrativas, las digresiones, los saltos temporales y las dos historias funcionando paralelamente, arman el imbricado mapa de múltiples caracteres que definen a los hombres y mujeres, el cual esta limitado y determinado por dos acontecimientos irreversibles de la existencia humana: el nacimiento y la muerte. Y si hay un tema el cual ponga en relación ambas historias y, a esto dos acontecimiento irremediables, ese tema es la perdida y el encuentro del amor. De esta manera, forma y contenido marchan juntos en esta novela para tratar de ilustrar la complicada realidad del hombre. Dos historias, dos hombres, dos mujeres y dos acontecimientos paralelos siempre marcados por pares de opuestos.
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Personalmente no considero Las palmeras salvajes una de las mejores novelas de Faulkner, sin por ello negar sus méritos indudables. A mi juicio dista notablemente del excelso nivel y perfección técnica que logró su autor con obras sublimes -con las que he sufrido y me he deleitado sobre manera- tales como El ruido y la furia, Luz de agosto, Mientras agonizo o la trilogía de los Snopes (El villorrio, La ciudad y La Mansión).
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A.G.