Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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martes, 26 de abril de 2011

Lecturas recientes: Maldito karma



Maldito Karma (2007)
David Safier

Novela ligera, simpática y entretenida que, a pesar de un comienzo desconcertante y algunos pasajes algo anodinos, tiene la rara virtud (más que apreciable) de captar la atención del lector e implicarlo en la, no por absurda, conmovedora historia de una vanidosa y ególatra presentadora de televisión alemana. Kim Lange, la protagonista de la novela, vive obsesionada por su carrera, consecuencia de lo cual desatiende su vida personal, a su marido y su hija, y maltrata al personal que trabaja a sus órdenes. Sus denodados esfuerzos por llegar a ser alguien en su mundo profesional parecen dar su fruto cuando recibe el premio más importante de la televisión de su país. Pero, para su desgracia, aquella misma noche, mientras coquetea con un colega de profesión (un madurito rompecorazones que triunfa entre las mujeres) recibe el impacto mortal del lavabo de una estación espacial rusa que, al parecer, volaba a la deriva sobre las vastas tierras alemanas.

La propia Kim es la primera en sorprenderse (no podría ser de otra manera) cuando a las puertas del mismísimo Cielo se le informa de que durante su vida ha acumulada tal cantidad de karma negativo que no se le permite acceder a su interior, por lo que ha de expiar sus culpas de una manera que Kim siquiera sospecha. En efecto, Kim ha de afrontar una larga cadena de reencarnaciones que comienzan para ella tomando el cuerpo de una hormiga. Los laboriosos insectos le enseñan una buena lección de humildad, pero Kim comienza a darse cuenta de muchas cosas... de sus errores pasados y de lo que es en realidad preocuparse por los demás, mirar más allá de su propio ombligo. A medida que muere en la forma que ha adoptado, Kim se reencarna en otros animales (un conejo de indias, un perro o un gusano). Su objetivo es acumular el suficiente buen karma. De hecho, a lo largo de sus diversas reencarnaciones, Kim se descubre a sí misma y logra la redención. Finalmente Kim logra volver a adoptar una forma humana. Se reencarna en una oronda vendedora de patatas fritas, justo a tiempo de sabotear el matrimonio de su marido (por quien no se había preocupado demasiado últimamente) con la mujer que se jactaba de ser su mejor amiga.

David Safier introduce también una figura curiosa con la que se encuentra Kim en su primera reencarnación: el aventurero veneciano Giacomo Casanova, quien le echa una mano a Kim cuando le es posible y curiosamente acaba enamorada de la mujer que está a punto de casarse con el marido de Kim.

Al final, todo acaba bien... demasiado bien, aunque no debemos olvidar que estamos hablando de una novela muy fantasiosa. No en vano, todo el libro destila un humor surrealista, desarrollado a través de una escritura sencilla, totalmente ausente de artificio, y uno diálogos simples y en absoluto enrevesados. Es curioso seguir la trama de una historia narrada desde el curioso punto de vista de los diferentes animales en que se reencarna la protagonista.

Creo, en definitiva, que es un libro divertido que le hace a uno pensar acerca de las cosas realmente importantes en la vida. Una novela original y bastante recomendable.

David Safier es uno de los novelistas alemanes más populares contemporáneos. Ha trabajado como periodista, ha escrito guiones de televisión, incluyendo Berlín, Berlín, que le hizo merecedor en 2003 del Premio Grimme y un Emmy internacional. Es también el autor de otro best-seller, Jesús me quiere, con el que quizá me atreva algún día.

A.G.

jueves, 14 de abril de 2011

Sorpresas gratas: Plataforma


Plataforma (2001) ------------------------------------Michel Houellebecq

A pesar de todo lo que se haya dicho de esta novela, no tengo ninguna duda acerca de lo que ésta es en esencia: una hermosa historia de amor. Se la ha tachado, en efecto, de xenófoba, inmoral, misógina y pornográfica, hasta el punto de aplicar estos mismos calificativos a su autor. No creo que debiéramos entrar al trapo, pues nos veríamos inmersos en una discusión similar a la que plantea la lectura de Lolita, de V. Nabokov, y no es mi deseo ir por ese camino.
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No podemos negar, sin embargo, que Michel Renault, el protagonista y narrador de la novela, es un oscuro funcionario del Ministerio de Cultura francés que reúne todos los requisitos para ser considerado como una persona desagradable y antipática: su vida es aburrida, carece de ambiciones, es un tipo cínico, solitario, misógino, racista y antisocial al que sólo parece interesarle el sexo.

Pero tras el asesinato de su padre, recibe una buena herencia que le permite romper con su vida rutinaria. Se embarca en un viaje organizado a Tailandia con el propósito de hacer turismo sexual. Allí entra en contacto con una fauna variopinta de turistas franceses. No pierde detalle del comportamiento de cada uno de ellos y los critica de forma despiadada, incapaz de mirarse a su propio ombligo. La única persona que parece llamar su atención es Valérie, con quien vuelve a contactar en París poco tiempo después de volver del viaje.

Gracias a Valérie (y también junto a ella), Michel descubre el lado más oscuro (y placentero, a juzgar por la descripción que hace del mismo) del sexo. Conoce de primera mano el sadomasoquismo, el intercambio de parejas, y en especial el juego erótico al que su joven pareja siempre parece estar dispuesta. Michel y Valérie convierten algo tan íntimo como el sexo en el eje central de sus vidas. Y es que a Michel le cuesta hablar del amor. En el fondo de esta novela lo que late precisamente es la desgarradora conciencia de la falta de amor. Michel tiene la convicción de que Valérie fue una excepción; una de aquellas personas capaces de dedicar su vida a la felicidad de otra persona y de convertir esa felicidad en su objetivo… en su propia felicidad. Michel, sin embargo, parece reducir el amor al sexo, al placer.

Plataforma aborda también el arduo tema del turismo sexual. A lo largo de la obra seguimos los viajes de Michel a Sudamérica y Extremo Oriente, y contemplamos (no sé si tan horrorizados como deberíamos) la flagrante decadencia de Occidente, personificada por hombres y mujeres pertenecientes a las clases medias y altas, a quienes no hay nada más que los mueva que el deseo de explotación sexual de menores en Tailandia o la no menos execrable explotación de la pobreza del pueblo cubano. En este sentido, Houellebecq logra transmitir el mensaje bien claro de que con dinero se pueden satisfacer los instintos humanos, por muy sórdidos que éstos sean. Hablamos, eso sí, de un sexo fruto de la insatisfacción; unas relaciones sexuales de las que al final no queda absolutamente nada.

A la vez, Houellebecq desentraña los entresijos de la industria turística (agencias de viajes, complejos hoteleros, etc…). Valérie y su colega Jean-Yves, abandonan Nouvelles Frontieres, la empresa en que trabajan, y organizan, a sugerencia de Michel, un ambicioso programa de “hoteles sexuales”, un controvertido negocio que proporciona un servicio de prostitución en países exóticos subdesarrollados, que, por desgracia, acaba de forma trágica. El final de la novela, la propia peripecia de Michel, es absolutamente desgarradora.

Platafoma aborda una gran cantidad de temas, además de los ya mencionados: el conflicto entre la economía productiva y la economía especulativa, la fracasada Cuba revolucionaria, el desaforado consumismo occidenta, la decadencia de Occidente, la política y las elecciones, o la religión musulmana y el terrorismo islamista con su negativa repercusión en el negocio del turismo.

Plataforma es una obra muy interesante que no deja indiferente; una novela muy bien construida en la que abundan el cinismo más descarnado, el humor negro y la despiadada crítica social. Se trata, sin duda, de un libro provocador cuya lectura recomiendo vivamente.

A.G.

domingo, 3 de abril de 2011

Lecturas recientes: Cartero

C
Cartero (1971)
Charles Bukolwski

Henri Chinaski aparece en la escena literaria. El alter-ego de Charles Bukowski, protagonista de algunas de sus novelas posteriores, se incorpora al Servicio Postal de los Estados Unidos como cartero substituto. De este modo comienza lo que llegaría a convertirse en una carrera de doce años, dividida en varios períodos: desde aproximadamente 1952 a su dimisión del servicio postal tres años más tarde, y su regreso en 1958 y definitiva dimisión en 1969. Durante este tiempo, Chinaski trabaja de cartero, con breves paréntesis en los que subsiste gracias a las ganancias en las apuestas del hipódromo. En su última etapa, Chinaski trabaja de clasificador de correo. Tal como relata Born into This (el documental de la vida del autor), John Martin, fundador y propietario de Black Sparrow Press, le ofreció a Bukowski cien dólares mensuales de por vida, con la condición de que abandonara el servicio postal y se dedicara a escribir. Bukowski aceptó. Escribió Cartero en el breve plazo de un mes.

La novela está dividida en pequeños capítulos que asemejan las entradas de un diario y abarcan esta carrera de doce años, un periodo tormentoso para Chinaski/Bukowski, quien ni siquiera en los primeros días de su nuevo trabajo tiene la impresión de que éste vaya a recompensarle. En un primer momento, se le asigna la ruta 539, la más dura de su oficina. A lo largo de su tedioso recorrido por calles interminables, Chinaski se encuentra con bloques de pisos en cuyos buzones no hay más que nombres borrados - cuando los hay- bajo diminutas bombillas, situados en oscuros vestíbulos en los que esperan ancianas impacientes que le hacen siempre la misma pregunta: “Cartero, ¿tienes alguna carta para mí?” Desesperadas amas de casa, perros fieros, interminables días de lluvia son intercalados con momentos de auténtica frustración en alguien que se encuentra a merced de unas circunstancias en contra de las cuales rara vez tiene recursos con los que combatir.

A primera vista, trabajar para el servicio postal norteamericano no parece ser un mal trabajo del todo. Al menos es seguro. Bukowski, sin embargo, quiere mostrarnos la otra cara de la moneda: todos los sistemas tienen estructura de poder, y cuanto menos poder hay en el sistema, más cruel es el abuso. El demonio particular de Chinaski es Jonstone, su superintendente, conocido por quienes trabajan con él como “The Stone” (la piedra), alguien dispuesto a ejercer su poder de la forma más despiadada posible. Bajo su aire deshonestamente servil y sarcástico, se esconden toda una serie de regulaciones aparentemente innecesarias en la oficina de correos.

A Chinaski, todo el tiempo que está empleado en el servicio postal, nos lo encontramos en una de estas dos situaciones, además de enredado en asuntos sexuales: con cartas en las manos, o con resacas en la cabeza. Con una vida paralela a la de su creador, Chinaski trabaja duro durante años, preguntándose qué puede reconstruir a un hombre roto. Y, lo que es más importante, si cualquier hombre merece dicha reconstrucción. Es un perdedor congénito atrapado en un callejón sin salida; presa de una profesión que no puede proporcionarle satisfacción personal alguna, más aún cuando es plenamente consciente de lo absurdo de la propia situación.

Fuera de sus largas horas de trabajo, Chinaski entabla una serie de relaciones fallidas con mujeres hermosas y rotas. Asiste al funeral de una ex amante y experimenta la vida de casado, con un éxito limitado, y hasta la paternidad. La vida personal de Chinaski es tan rica como escandalosa. Construye su propia imagen principalmente a través de elementos ciertamente jugosos de la propia reputación de Bukowski, su múltiple faceta de bebedor, amante, luchador y jugador.

Bukowski utiliza una prosa sencilla y directa. Esta forma de escribir, accesible y nada ambigua, hace muy fácil la lectura de Cartero. Bukowski no permite que la excesiva elaboración se interponga en su propósito.

A.G.