Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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martes, 17 de noviembre de 2009

Lecturas recientes: Los vagabundos del Dharma


Los vagabundos del Dharma (1958)
Jack Kerouac


Los Vagabundos del Dharma es, ante todo, un relato autobiográfico. Su protagonista, Ray Smith (una transposición del propio Jack Kerouac), conoce a Japhy Tyder (Gary Snyder), quien le aproxima al budismo, del que Kerouac había sabido gracias a la obra Walden, de Henry David Throeau. La novela relata los pasos que da el propio Ray ascendiendo una montaña, Matehorn Ray, con el deseo de encontrar un lugar apartado en la naturaleza donde poder sentirse libre al estilo de Thoreau y demostrarse a sí mismo que puede cumplir la máxima del Budismo: “La vida es sufrimiento”.

En este sentido, la naturaleza juega un papel muy importante en la obra., la comunión con ella; la vida al aire libre durmiendo en sacos en mitad de las montañas, del desierto o de un bosque. Existe una admiración por la naturaleza en los personajes. La descripción de los lugares en los que se encuentran es una especie de paraíso para ellos. La naturaleza sirve para poner en paz el alma a través de la meditación. Ésta es otra de las características que no falta en la obra. Los personajes meditan para poner en paz su alma y alcanzar un estado de bienestar y tranquilidad. Esa meditación los lleva a contemplar las cosas de una manera diferente. Observan las estrellas, las flores, perciben el susurro del viento en los árboles o el correr de un arroyo. Los vuelve más sensibles, ayuda a dar una imagen de ellos de paz y felicidad.

La novela está plagada de constantes metáforas hacia el encuentro del Dharma, esto es, la rueda de la verdad budista que todo hombre puede hacer consciente. Se trataba de un camino espiritual desconocido en Occidente, una puerta que daba acceso a un conocimiento, a una nueva forma de vivir más cercana a la naturaleza, según la cual la vida es concebida como un viaje impredecible que enajena la cómoda seguridad burguesa que tan pocas respuestas otorgaba a los jóvenes norteamericanos. Esta biblia metafísica de los hippies cuenta cómo vivían los beatnicks, entre fiestas interminables en las que leían poesía mientras se embriagaban con vino y marihuana y se desnudaban para bailar alrededor del fuego. Con todo, no todo era estar de fiesta, pues los pre hippies corrían más riesgos que los propios hippies.

En un intento por desmarcarse de todos los calificativos que la crítica vertían sobre el grupo de escritores beat, Jack Kerouac ofrece un significado religioso y místico del término: una imagen de bienestar con la naturaleza, de fraternidad entre las personas. Algo, en definitiva, totalmente distinto a los que presenta en En el camino.

Otro asunto importante para los autores de la Generación beat es el viaje, como manera de escapar de la sociedad del momento, una ruptura con la vida acomodada de la que disfrutaban la inmensa mayoría. Ray Smith realiza tres viajes distintos.El primero de ellos lo lleva desde California hasta San Francisco para visitar a Cody y Rosie. Rosie intenta suicidarse cortándose las venas debido a esta situación de paranoia en la que se encuentra y finalmente consigue burlar a Ray, se sube al tejado y cuando un agente de la policía agarrarla, se suelta y cae al vacío.

Sn su segundo viaje, Ray Smith es visitar a su familia en Carolina por Navidad. Este segundo viaje es interesante por que recorre el país desde la costa Oeste hasta la costa Este haciendo autostop con su mochila al hombro en un afán por demostrar su autosuficiencia.

El tercero es un viaje de vuelta desde Carolina del Norte hasta California pasando por Méjico. Tras pasar algunos días junto a Japhy en la cabaña de las montañas se marcha al pico Desolación para trabajar como guarda en la prevención de incendios al tiempo que Japhy parte hacia el Japón.

Este nuevo conocimiento y concepto de exigencia exigían una nueva forma de escribir simple y espontánea, exenta de juegos intelectuales. Kerouac emplea una prosa magistral y describe de forma vívida y exquisita los campos que recorre y la poco convencional espiritualidad de los paisajes.

Los vagabundos del Dharma es una obra muy reveladora de los rasgos distintivos del movimiento beat, un complemento indispensable de En el camino, pues junto a esta novela permite al lector un notable conocimiento de un movimiento, no sólo literario sino social, tan característico y determinante de una época irrepetible.

A.G.

martes, 10 de noviembre de 2009

Lecturas recientes: Las uvas de la ira


Las uvas de la ira (1939)
John Steinbeck


Las uvas de la ira es sin duda la mejor y más inmortal novela de John Steinbeck, y una de las obras imprescindibles de la literatura norteamericana del siglo XX.

La novela narra la peripecia de una familia americana ejemplar del estado de Oklahoma, los Joad, que sin sustento, sin hogar y casi sin vida a causa de las tormentas de polvo que han arrasado vidas y haciendas, deciden emigrar hacia el paraíso californiano. La familia, que está compuesta por tres generaciones (los abuelos, los padres y el tío John, y los hijos Tom, Noah, Rosasharn, Al, Ruthie y Winfield), emprende un particular éxodo plagado de dificultades: la travesía del desierto a lo largo de la carreta número 66 en busca de la liberación hasta el fértil valle de San Joaquín, donde se van a encontrar con lo que no esperaban: amargura y frustración. Steinbeck pone de manifiesto que el American Dream está aún por conseguir y que no es oro todo lo que reluce.

La historia particular de los Joad está unida al fluir espaciotemporal de la propia Historia, de las vicisitudes concretas de un tiempo real que se localiza en los Estados Unidos de mediados de los años treinta, a lo largo de cientos de kilómetros por la ruta 66. En este sentido, Steinbeck utiliza el dato histórico, real de un modo peculiar en su novela, pues intercala en la narración “fingida” una serie de capítulos “reales” profundamente significativos, que representan el contrapunto de “verdad histórica” a cuanto los Joad encierran de “verdad poética”. La transfiguración de la realidad, tras la observación, es un objeto fundamental de la novela. Por ello, Las uvas de la ira, trasciende con mucho lo estrictamente coyuntural del alegato sociopolítico o ideológico, para convertirse en una excelente novela llena de humanidad.

Poco a poco, a medida que se va haciendo kilómetros, la familia irá desintegrándose. Primero serán los abuelos, como consecuencia del agotamiento físico. Más tarde será el yerno el que desaparece, en cuanto las cosas se tuercen un poco. Luego será Noah, que se marcha río arriba, y más tarde Tom, un expresidiario que vuelve a verse involucrado en un asesinato y se tiene que abandonar a la familia, si bien continúa recibiendo en su escondite las visitas de su madre, que le lleva la comida todos los días. Por lo que respecta a la actitud de Tom, Steinbeck trata de desvelar hasta el fondo su conducta (cómo mata en defensa propia), del mismo modo que se esfuerza por explicar las actitudes de otros muchos personajes, que roban, porque se mueren de hambre; o desobedecen la ley, porque en ello les va la vida.

No resulta difícil, por tanto, percibir el transparente sentido ético que impregna la narración de principio a fin, el eterno debate moral tan típico y oportuno en la década norteamericana de los treinta, y en el que no podemos extendernos aquí. Sí debemos mencionar, aunque sólo sea de pasada, la innegable simbología religiosa, en concreto cristiana, que subyace a lo largo de la novela: la esclavitud en la tierra maldita hasta la liberación en la tierra prometida, el Éxodo, o el Pilgrim’s Progress.

Sin ser una novela extraordinaria desde el punto de vista técnico, Las uvas de la ira sigue siendo aún hoy una obra de un profundo interés. Resulta muchas veces conmovedora, pues despierta la solidaridad del lector con un puñado de malditos de la sociedad, y admirable por su capacidad de adoptar puntos de vista nada fáciles en su época; por su lucha contra corriente con muchos conceptos al uso en los estados Unidos de finales de la década de los treinta; y por el coraje de su denuncia. En definitiva, una obra muy recomendable que recibió el Premio Pulitzer y fue decisiva para la concesión a su autor, desmesurada a juicio de muchos, del Premio Nobel de Literatura en 1962.

A.G.