Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Lecturas recientes: Malas deudas


Malas deudas (1996)
Peter Temple

Jack Irish no está aún recuperado del todo de la pérdida de Isabel, su segunda esposa, que fue asesinada por uno de los clientes de Jack. Durante un tiempo Jack ahogó sus penas en el alcohol. Más tarde abandonó su trabajo de abogado criminalista. Ahora la mayor parte de sus ingresos provienen de las comisiones por el cobro de deudas o de su búsqueda de testigos. Le gusta el fútbol y apuesta en las carreras de caballos. Su pasatiempo principal es trabajar con la madera ayudando a un maestro ebanista.

Un día Jack Irish escucha en su contestador unos enigmáticos mensajes telefónicos de un tal Danny McKillop, que quiero verlo de inmediato. Irish no recuerda nada del tal McKillop y no tiene prisa en contactar con él. La vida es lo bastante dura como para indagar en antiguos problemas. Su equipo de fútbol favorito sigue perdiendo y su mente está ocupada en otras preocupaciones. Más tarde, hurgando en sus antiguos papeles, Irish encuentra el caso en que se vio involucrado McKillop. En 1984 Danny McKillop fue procesado por haber atropellado a Anne Jepperson, una activista política de veinte años muy conocida por la opinión pública. McKillop fue encontrado durmiendo una hora más tarde a los pies de su coche; llevaba un nivel de alcoholemia en sangre de 0,1. Los restos encontrados en su coche encajaban con los de la víctima y un testigo que afirmaba haberlo visto claramente al conductor lo identificó en una rueda de reconocimiento. McKillop, que había sido condenado tiempo atrás por conducir bajo los efectos del alcohol, fue acusado de asesinato y condenado a diez años de cárcel.

Irish intenta localizar a McKillop, pero es demasiado tarde. McKillop aparece muerto a tiros de la policía frente al pub en el que había citado a su ex abogado. Irish se siente culpable por no haber podido ayudar a McKillop en dos ocasiones y está determinado a encontrar la verdad con la ayuda de la periodista Linda Hiller, con quien acabará involucrado en una tórrida relación amorosa. Se ve obligado a volver a sumergirse en su oscuro y peligroso pasado. Comienza a indagar en las circunstancias de su asesinato y se ve inmerso en una investigación que pone en serio riesgo su propia vida. No tarda en darse cuenta de que alguien quiere matarlo para evitar que la verdad salga a la luz. No todo es como parece ser, de tal modo que Irish no es capaz de identificar en quién puede realmente confiar. Descubre corrupción al más alto nivel, oscuros secretos sexuales que implican a peces gordos de diversos estamentos, chanchullos inmobiliarios y asesinatos. Perseguido por matones y turbios ex policías, Irish lucha desesperadamente por descubrir lo que ocurre, mientras aumenta el número de asesinatos.

Novela absorbente y vertiginosa, hace gala de un buen sentido del humor, acción, suspense y un amplio repertorio de buenos personajes. Su argumento está sólidamente elaborado –todos los cabos están atados y bien atados–, mas se halla salpicado de interesantes giros que ponen de repente todo patas arriba. Peter Temple exhibe en su relato un estilo narrativo muy personal, difícil de catalogar: directo y sin artificio, con un lenguaje llano aunque vulgar en ocasiones.

Malas deudas es la primera novela de las cuatro que hasta la fecha constituyen la serie de Jack Irish. Obtuvo en 1997 el prestigioso premio de literatura criminal Ned Kelly. Con el paso de los años, novela tras novela, Peter Temple ha añadido a su haber otros notables premios literarios, entre los que se cuenta el Premio Miles Franklin, el mayor galardón literario de Australia, por su novela Verdad, publicada en 2009.

A.G.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Sorpresas gratas: Los mares del Sur


Los mares del Sur (1979)
Manuel Vázquez Montalbán

Un importante hombre de negocios llamado Carlos Stuart Pedrell, un rico empresario de la construcción al que se suponía de viaje por la Polinesia, aparece muerto en un barrio del extrarradio de Barcelona. Lo acompaña una nota manuscrita en la que se lee: “Ya nadie me llevará al sur”. Su viuda, de repente revitalizada por haberse desembarazado de un matrimonio nulo e infeliz, contrata al detective Pepe Carvalho para investigar qué le ocurrió a su marido durante el año que estuvo desaparecido y las causas de su misteriosa muerte. Durante la investigación, Carvalho se entrevista con familiares y amigos de la víctima procedentes de diferentes estratos: desde la izquierda más radical y sindicalista hasta la derecha fascistoide y policial. Gracias a ellos recompone la figura de Pedrell: su personalidad, sus aficiones intelectuales y, en especial, su obsesión por seguir los pasos de Gauguin y exiliarse en los mares del sur, donde empezar una nueva vida.

La novela está ambientada en la peculiar Barcelona de la transición, un tiempo de profunda crisis económica, de modo que refleja el sentimiento de frustración y los conflictos personales y colectivos propios de la época. Montalbán retrata de un modo espléndido la sociedad barcelonesa. Por un lado, se halla la burguesía, encarnada por empresarios sin escrúpulos que se enriquecen con la construcción con materiales de mala calidad de nuevos barrios obreros en el extrarradio de la ciudad, sin servicios básicos. En el lado opuesto se encuentran los desencantados trabajadores que habitan el barrio obrero de San Magín. La novela está poblada por curiosos personajes que se desenvuelven en ambientes no menos singulares: el Rabal, el Barrio Chino y el propio San Magín.

Carvalho demuestra ser un gran conocedor de los bajos fondos y los barrios marginales de Barcelona. Montalbán retrata también el salvaje capitalismo, principalmente inmobiliario, de la Barcelona de la época y la desvertebración social y urbana que provoca tal capitalismo especulativo. En efecto, Carvalho intercala su investigación con frecuentes regresiones y agudas reflexiones sobre la nueva etapa democrática de España y sobre su propia identidad. Los mares del Sur nos presenta una realidad que no parece haber cambiado mucho en treinta y cinco años. En esencia todo sigue igual: las corruptelas, las luchas de poder y la marginación.

Pepe Carvalho es un detective inspirado en los típicos detectives de la literatura negra norteamericana: es un hombre culto y cínico, mas culto y de refinado gusto culinario, a lo que añade una notable carga de erotismo. En el transcurso de la narración descubrimos algo más acerca de nuestro hombre. Carvalho es un ex militante comunista de origen gallego que acabó, tras un rápido paso por la trena, en agente de la CIA y, posteriormente, detective privado, asentado definitivamente en Barcelona. Un tipo pesimista y profundamente desilusionado con la política, cuya finalidad es no sólo resolver los crímenes que se le plantean, sino esclarecer la verdadera motivación de los mismos, en tanto reflejo inequívoco de la intrínseca debilidad humana.

Acompañan a nuestro héroe otros personajes singulares, bastante arquetípicos, a decir verdad: la Charo, su novia prostituta, Biscúter, su fiel escudero, y Bromuro, su amigo y compañero de veladas gastronómicas.

La tercera entrega de la serie del detective privado Pepe Carvalho, tras Yo maté a Kennedy y Tatuaje, supuso un fracaso de ventas. Sin embargo, la novela cayó accidentalmente en las manos de un influyente crítico literario que la propuso para el Premio de Literatura de París, galardón que en efecto consiguió. La obra fue también merecedora del Premio Planeta en el año 1979.

Los mares del sur me ha resultado una lectura muy interesante y enriquecedora. Es la primera novela que he leído de su autor. He de confesar, no obstante, que por raro que pueda parecer llegué a Vázquez Montalbán de un modo indirecto. Lo hice gracias a Andrea Camilleri, un reconocido admirador de la obra del catalán, a quien rindió merecido tributo bautizando a su comisario con el nombre de Salvo Montalbano; un personaje claramente inspirado en Pepe Carvalho, si bien caracterizado con unos rasgos que lo convierten en un héroe con personalidad propia que pasa de ser un mero trasunto del gallego afincado en Barcelona. A pesar de las indudables virtudes de las obras de Camilleri, que no he tenido reparos en ensalzar en este blog, es de justicia reconocer que el maestro supera ampliamente al discípulo. La profundidad de la escritura de Vázquez Montalbán (a lo que hay que unir la aguda crítica social y política) eleva a su autor a la esfera de los pocos elegidos que han revolucionado la prosa española y cuya lectura es absolutamente imprescindible para todo buen amante de la literatura escrita en nuestra lengua.

A.G.