Nuestro hombre en la Habana (1958)
Graham Greene
Concebida como uno de sus “entretenimientos”, como una sátira política, la novela cuenta la historia de Jim Wormold, un vendedor de aspiradoras. El negocio flojea, pero desea costearle unos buenos estudios a Milli, su hija adolescente. Así pues, acepta una oferta de £300 al mes y se convierte en el Agente 59200/5, un hombre del MI6 en La Habana.
Aunque Wormold no tiene experiencia alguna como espía y carece de cualquier conocimiento útil para tal trabajo, acaba convencido por la propuesta de Hawthorne. Para tener a éste contento (y seguir recibiendo cheques), Wormold entrega informes sobre la Revolución que copia de documentos públicos. También alquila a otros agentes que no existen y presenta bosquejos de armas secretas que son en realidad esquemas de sus aspiradoras. Para mantener su trabajo, elabora informes falsos basados en los Cuentos de Lamb de Shakesperare. Sin embargo, Hawthorne y su asociado “C” piensan que Jim está haciendo un trabajo estupendo y le animan a continuar. Su pantomima le hace creer incluso al capitán Segura, el elegante y corrupto jefe de policía enamorado de su hija, que es un espía auténtico.
Sin embargo, su historia se convierte en una verdad más que molesta, y Wormold se ve atrapado por su propio engaño y por los tejemanejes de una ciudad y una agitada sociedad irremediablemente corruptas, abocadas a la tragedia; por los tórridos acontecimientos ocurridos en La Habana del año 1957.
A pesar de tratarse de un relato cargado de humor e ironía, Nuestro hombre en La Habana es la metáfora de una civilización en crisis que plantea una reflexión profunda: en tiempos revueltos las personas normales, a veces, deben tomar decisiones extremas que pueden poner en riesgo incluso su vida.
Graham Greene viajó mucho y basó gran parte de sus novelas, incluida Nuestro hombre en La Habana, en sus propias experiencias. Visitó la capital cubana varias veces a lo largo de la décadas de los 50. Allí quedó desagradablemente impresionado por las mutilaciones y la tortura practicada por la policía de Batista y por la discriminación racial.
Fidel Castro condonó Nuestro hombre en La Habana, pero se quejó de que no hiciera justicia a la crudeza del régimen de Batista. Greene se mostró de acuerdo, pero aclaró que no había deseado un trasfondo tan negro para una comedia ligera, pues el tema real de su novela era lo absurdo del agente británico y no la justicia de una revolución. Castro permitió la versión cinematográfica, protagonizada por Alec Guinness y dirigida por Carol Reed, que fue filmada en La Habana en 1959. (Es interesante señalar que Nuestro hombre en La Habana fue escrita inicialmente como guión cinematográfico.)
Greene regresó a Cuba a mediados de los 60. A pesar de mostrarse impresionado por la lucha que Castro había emprendido contra el analfabetismo, más tarde cambió de opinión tras presenciar la persecución de homosexuales, intelectuales y católicos, motivo por el cual Graham Greene no es un autor muy celebrado actualmente en Cuba.
A.G.