Carlos Ruiz Zafón
Nueva decepción protagonizada por el autor de La sombra del viento. Si su novela posterior al best-seller que lo lanzó a la fama, El juego del ángel, me pareció un absoluto fiasco (me remito a la reseña que escribí en este blog), no puedo decir menos de El prisionero del cielo, una obra fallida, a mi juicio.
En primer lugar, y aunque a alguien pueda resultarle anecdótico, no me parece en absoluto acertado que las primeras dos o tres páginas de la novela estén dedicadas a glosar las alabanzas que recibió La sombra del viento de medios escritos de todo el orbe. Estoy de acuerdo con ellos en que se trata de una magnífica novela, y si no escribí en su momento una reseña loando sus virtudes fue simplemente porque aún no había iniciado este blog.
Asumiendo, en efecto, el valor de La sombra del viento, considero desacertado, innecesario y presuntuoso añadir estas páginas al inicio de El prisionero del cielo. Y más aún cuando, después de leer la novela, no pude sino lamentarme de que ésta no le llegue a la otra a la suela de los zapatos. Y es que, eso lo sabemos todos, no se puede vivir de las rentas; ni en la literatura ni en cualquier otra disciplina artística o profesional. Los lectores entusiasmados con el primer éxito literario de Zafón se lanzaron, nos lanzamos entusiasmados a la lectura de El juego del ángel, pero yo mismo, por qué pluralizar, recibí ésta casi como una bofetada, más dolorosa aun por su final tan disparatado como fallido. Con todo, muchos lectores, entre los que me cuento, deben haber tratado de olvidar la decepción y no habrán dudado en embarcarse en la lectura de El prisionero del cielo.
Y, a decir verdad, no se puede negar que la lectura de esta novela sea amena. Lo es, de hecho, aunque uno tiene a pensar que quizá se deba a que Carlos Ruiz Zafón no parece haberse esforzado demasiado en su escritura. Sí, tal como lo digo. Supongo que el autor pensaría que si se le había criticado el barroquismo o goticismo (voy a inventarme una palabra, por qué no) de El juego del ángel, qué mejor que escribir su siguiente novela del modo más sencillo posible; al alcance de todos los públicos. Ya se sabe, más lectores, más… Por eso, precisamente, nos encontramos con una obra de lectura sencilla; una obra simple… simplona. Un error, pienso yo. Carlos Ruiz Zafón ha pretendido escribir un best-seller, algo muy loable por cierto, y ha acabado escribiendo algo insustancial, con un estilo plano, al que se le pueden poner muchos, muchísimos peros… Así que vayamos con algunos.
La historia es bastante insustancial, no está bien contada, quizá porque no parece haber en ella más que un sólo personaje de cierta enjundia; un personaje de nombre grotesco que tampoco está bien perfilado. Totalmente fallida es también, a mi juicio, esa insistencia casi (y sin casi) molesta de dotarle de un lenguaje rimbombante y supuestamente gracioso.
Además de este personaje rocambolesco, con el que jamás llegas a identificarte, no hay nada más. El resto de personajes están desdibujados, hasta el punto de no parecer más que sombras de sí mismos… los Sempere, Isabella, los presos de la cárcel de Montjuic, el personaje que da título a la novela, y hasta Vidal, el supuesto malo malísimo, que tampoco están bien caracterizado.
La historia es floja. El argumento está repleto de cabos sueltos; no parece más que una acumulación anárquica de anécdotas. Y por si fuera poco, por si nos quedara aún un atisbo de esperanza, llega el final… incalificable, absurdo… No soluciona nada, te deja igual, como si las ciento de páginas que has leído no hubieran servido para nada. La sensación que produce el final es difícil de expresar. Pero lo más duro de todo es llegar a convicción de que la única intención del autor con este final que no es final es que compremos el siguiente capítulo de la serie. Nada queda claro en El prisionero del cielo. Zafón no ha hecho más que esbozar. Por eso, no sería de extrañar que los lectores le dieran la espalda a la secuela o secuelas de esta serie que amenaza con hacerse eterna. Y no hay que buscar muy lejos para encontrar a estos lectores decepcionados; yo conozco a varios.
En fin, como ya he dicho, no se puede vivir de las rentas. Es estupendo dar un “pelotazo”, pero la virtud no está en eso, en ganar un año la Liga (utilicemos un símil futbolístico), sino en mantenerse en la cúspide año tras año, novela tras novela.
En muchas ocasiones recomiendo la lectura de la novela que comento, pero en esta ocasión no puedo decir lo mismo. Carlos Ruiz Zafón está perdiendo a pasos agigantados el crédito que le concedí después de su archifamosa La sombra del viento, y no sé si me quedará crédito, paciencia y valor para leer su más que probable secuela o precuela, porque cualquier cosa se puede esperar.
A.G.