El espía que surgió del frío (1963)
John le Carré
La amoralidad del mundo del espionaje y el cinismo en ambos lados del
Telón de Acero quedan al descubierto en la tercera novela de John le Carré,
seudónimo del novelista inglés David John Moore Cornwell. La obra recibió
excelentes críticas tras su publicación y se convirtió en un bestseller indiscutible. Fue merecedora
de los premiso Edgar y Gold Dagger, y fue nombrada por la revista Publishers Weekly como la mejor novela
de espionajes de todos los tiempos.
Transcurren, en efecto, los años de la
Guerra Fría, y Alec Leamas, un espía curtido y desencantado que trabaja para el
Servicio de Inteligencia Británico en Berlín Occidental ha perdido a todos los
hombres que tenía a su servicio. Caído en desgracia por el golpe de mano de la
Abteilung, el Servicio de Inteligencia de la RDA, Leamas regresa a Londres
caído en desgracia. Allí recibe la orden de fingir que deserta, su defección a
la RDA, como parte de una trama para hacer pensar a la Abteilung que su
cabecilla, Mundt, es un agente británico doble y así eliminar a un peligroso
enemigo.
Pero Leamas se enamora de Liz Gold, una
inocente comunista. Se hacen amantes, lo cual convierte a Leamas en el objeto
de atención de la Abteilung. En la RDA, Leamas conoce a Fiedler, el número dos
de Mundt, que lo interroga. Fiedler, que es un idealista, comienza a sospechar
de la lealtad de Mundt, como ex agente Nazi que estuvo una vez en manos
británicas y podría haberse comprometido con ellos. En Inglaterra, George Smiley,
el lugarteniente de Control, el jefe del Servicio de Inteligencia, ofrece
dinero a Liz, alegando que Leames le pidió que la ayudara. Mundt ordena el
arresto de Fiedler y Leamas, pero intervienen los superiores de la Abteilung y
organizan un juicio para descubrir quién es realidad el agente doble, Fideler o
Mundt. Leamas se convence de que no es más que un peón en un doble juego
cínico.
En el juicio, Leamas muestra cómo los
pagos efectuados por los ingleses concuerdan con los movimientos de Mundt y
proporciona otra evidencia circunstancial de su culpabilidad, pero Mundt
resulta tener un testigo sorpresa, Liz Gold. La mujer cuenta al jurado cómo
George Smiley le dio el dinero y proporciona las claves para pensar que Mundt
es la víctima de una trama urdida por los ingleses. A cambio de la libertad de
Liz, Leamas admite la verdad y Fiedler es arrestado. Mundt ayuda a Leamas y Liz
a escapar. Les dice que vayan a Berlín, donde su agente les ayudará a cruzar el
Muro. Leamas se da cuenta de que Mundt es en realidad un agente doble y que el
objetivo de la operación era eliminar a Fiedler. Liz se muestra horrorizada por
el cinismo despiadado de los ingleses.
Leamas y Liz tratan de saltar el muro y
regresar al Oeste. Les han asegurado que los guardias fronterizos están
sobornados, pero las luces los iluminan y le disparan a Liz. Leamas logra
escapar, pero decide volver a saltar el muro para estar con Liz. Los guardias lo matan.
El
espía que surgió del frío fue considerado al comienzo como una respuesta a la
irrealidad y certeza moral de los populares héroes de espionaje como James
Bond. La visión que presenta Le Carré del espionaje como un mundo inmoral en el
que nadie considera sus acciones ni buenas ni males, sino tan sólo efectivas o
no efectivas, fue en su momento revolucionaria y controvertida. No en vano, Le
Carré trabaja para el MI6, motivo por el cual sus novelas fueron publicadas
bajo seudónimo. De hecho, el MI6 tuvo el derecho de vetar la novela antes de su
publicación, pero, según afirma Le Carré, la única razón por la que fue
aprobada es porque la novela parecía tan poco realista que consideraban que no
sería tomada en serio. Más tarde se lamentarían de ello, pues el comportamiento
poco ético de los ingleses en la novela hizo que el reclutamiento futuro fuera
más difícil.
A.G.