El sueño eterno (1939)
Raymond Chandler
La novela con la que iniciamos este incierto
2016 es la primera de las siete protagonizadas por el detective privado Philip
Marlowe. Una serie magnífica e imprescindible de la ya cometamos en este blog El largo adiós (1953).
Philip Marlowe no es un personaje cualquiera,
sino uno muy especial. No en vano, el propio autor reconoció en 1951 tener la
impresión de estar unido a él de por vida. En efecto, Chandler comprendió
perfectamente la genuina idiosincrasia del detective arquetípico de ficción y
pasó años puliéndolo. Se trata de un hombre completo y común pero del todo
inusual. Un hombre solitario y orgulloso de ser tratado como tal. Un hombre que
habla como lo hace un hombre de su edad, es decir, con un ingenio rudo y un
vívido sentido de lo grotesco, un manifiesto disgusto por la hipocresía y un absoluto
menosprecio por la estrechez de miras. Fuerte, valiente y sin embargo
lejos de ser infalible, Philip Marlowe se convirtió en la imagen de lo que todo
hombre quería ser. El hombre que toda mujer quería amar.
Marlowe actúa, en cierto sentido,
como un caballero del siglo XX que cabalga por las calles hostiles de Hollywood
y Santa Mónica y visita las casas de hombres ricos, con sus mayordomos
ingleses, secretos corrosivos y vicios siniestros.
El título de la novela se refiere
al eufemismo con que los gánsters se refieren a la muerte. Aunque no
destriparé la ciertamente complicada trama de novela, sí me gustaría dar unas
pinceladas de su argumento. Éste es aparentemente sencillo, pero las cosas no
tardan para complicarse. En el arranque de la historia, Philip Marlowe, de quien
aún o sabemos mucho, es citado en casa del anciano y rico general Sternwood,
cuya hija, Carmen, están siendo chantajeada por Arthur Geiger, un sórdido librero que le reclama el pago de las
deudas de juego de su hija. Marlowe debe dar con el paradero de Geiger. Durante
su entrevista Marlowe también tiene la impresión de que algo huele mal en la
desaparición de Rusty Regan, el marido de Vivian, la hija mayor del general.
Las malas lenguas afirman que Regan se escapó con Mona Grant. Así pues, parece
haber dos líneas argumentales en la novela: el chantaje y la desaparición de
Regan.
A medida que la trama se
complica, el lector se ve conducido a un mundo de pornografía, juego y escoria,
ambientado en el fascinante Hollywood de los años 30. Sin embargo, tal y como
ocurre en todas las historias de Chandler, el argumento está subordinado a los
personajes, el estado de ánimo y la atmósfera.
El argumento de la novela procede
de dos de las veintiuna historias que Chandler escribió para la revista de
literatura barata Black Mask a partir
de 1933. Las historias de estos relatos están ambientadas en Los Ángeles, los
policías buenos y malos se ven mezclados en un cóctel criminal de violencia,
drogas, sexo y juergas. Estos dos relatos que Chandler “canibalizó”, según sus
propias palabras, son El asesino en la
lluvia (1935) y La cortina (1936). Ambas son historias independientes que
no comparten personajes comunes, pero sí guardan similitudes. En ambas hay un
padre fuerte angustiado por una hija salvaje. Chandler mezcló los dos padres
para crear un nuevo personaje, e hizo lo mismo con las dos hijas. Existen otras
fuentes para la obra: al igual que Carmen Sternwood, su propia esposa, Cissy,
había posado desnuda de joven y había tomado opio. Los problemas con alcohol de
Marlowe reflejan el propio alcoholismo latente de Chandler. Prácticamente en
cada escena de la novela, alguien está encendiendo un cigarrillo o tomando un
trago.
Contado con esa voz
característica de su autor (un inimitable estilo de frases simples pero llenas
de ironía), y gracias a sus diálogos brillantes y a la conjunción de unos personajes
magníficamente caracterizados, El sueño
eterno es una excelente mirada al lado sórdido del sueño americano.
Chander ofrece una perspectiva
filosófica del mundo. Encara en mundo hostil en el que el dinero corrompe y
cualquiera puede ser comprado. Un mundo en el que la mayoría acaban
rindiéndose. Pero no es el caso de Marlowe, que es un hombre íntegro, si bien no
duda en infringir la ley si es por un buen motivo. Trabaja por dinero, eso es
obvio, pero jamás se deja controlar por quienes le pagan. Incluso cuando
Sternwood le dice que el caso ha terminado, Marlowe sigue intrigado por el
misterio del chófer perdido. Le paguen o no, a Marlowe lo que le preocupa es la
verdad.
La novela cosechó una buena
crítica por parte del mundo literario, incluyendo a escritores de la talla de
Somerset Maugham, pero apenas vendió 13.000 ejemplares. No comenzó a recibir
atención mundial hasta después de la proyección de la película de Howard Hawks
en que Humphrey Bogart hacía el papel de Marlowe.
El sueño eterno es una novela conmovedora y, sin embargo, realista;
compasiva pero cínica acerca de la satisfacción que puede producir la vida.
A.G.