Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
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martes, 10 de noviembre de 2009

Lecturas recientes: Las uvas de la ira


Las uvas de la ira (1939)
John Steinbeck


Las uvas de la ira es sin duda la mejor y más inmortal novela de John Steinbeck, y una de las obras imprescindibles de la literatura norteamericana del siglo XX.

La novela narra la peripecia de una familia americana ejemplar del estado de Oklahoma, los Joad, que sin sustento, sin hogar y casi sin vida a causa de las tormentas de polvo que han arrasado vidas y haciendas, deciden emigrar hacia el paraíso californiano. La familia, que está compuesta por tres generaciones (los abuelos, los padres y el tío John, y los hijos Tom, Noah, Rosasharn, Al, Ruthie y Winfield), emprende un particular éxodo plagado de dificultades: la travesía del desierto a lo largo de la carreta número 66 en busca de la liberación hasta el fértil valle de San Joaquín, donde se van a encontrar con lo que no esperaban: amargura y frustración. Steinbeck pone de manifiesto que el American Dream está aún por conseguir y que no es oro todo lo que reluce.

La historia particular de los Joad está unida al fluir espaciotemporal de la propia Historia, de las vicisitudes concretas de un tiempo real que se localiza en los Estados Unidos de mediados de los años treinta, a lo largo de cientos de kilómetros por la ruta 66. En este sentido, Steinbeck utiliza el dato histórico, real de un modo peculiar en su novela, pues intercala en la narración “fingida” una serie de capítulos “reales” profundamente significativos, que representan el contrapunto de “verdad histórica” a cuanto los Joad encierran de “verdad poética”. La transfiguración de la realidad, tras la observación, es un objeto fundamental de la novela. Por ello, Las uvas de la ira, trasciende con mucho lo estrictamente coyuntural del alegato sociopolítico o ideológico, para convertirse en una excelente novela llena de humanidad.

Poco a poco, a medida que se va haciendo kilómetros, la familia irá desintegrándose. Primero serán los abuelos, como consecuencia del agotamiento físico. Más tarde será el yerno el que desaparece, en cuanto las cosas se tuercen un poco. Luego será Noah, que se marcha río arriba, y más tarde Tom, un expresidiario que vuelve a verse involucrado en un asesinato y se tiene que abandonar a la familia, si bien continúa recibiendo en su escondite las visitas de su madre, que le lleva la comida todos los días. Por lo que respecta a la actitud de Tom, Steinbeck trata de desvelar hasta el fondo su conducta (cómo mata en defensa propia), del mismo modo que se esfuerza por explicar las actitudes de otros muchos personajes, que roban, porque se mueren de hambre; o desobedecen la ley, porque en ello les va la vida.

No resulta difícil, por tanto, percibir el transparente sentido ético que impregna la narración de principio a fin, el eterno debate moral tan típico y oportuno en la década norteamericana de los treinta, y en el que no podemos extendernos aquí. Sí debemos mencionar, aunque sólo sea de pasada, la innegable simbología religiosa, en concreto cristiana, que subyace a lo largo de la novela: la esclavitud en la tierra maldita hasta la liberación en la tierra prometida, el Éxodo, o el Pilgrim’s Progress.

Sin ser una novela extraordinaria desde el punto de vista técnico, Las uvas de la ira sigue siendo aún hoy una obra de un profundo interés. Resulta muchas veces conmovedora, pues despierta la solidaridad del lector con un puñado de malditos de la sociedad, y admirable por su capacidad de adoptar puntos de vista nada fáciles en su época; por su lucha contra corriente con muchos conceptos al uso en los estados Unidos de finales de la década de los treinta; y por el coraje de su denuncia. En definitiva, una obra muy recomendable que recibió el Premio Pulitzer y fue decisiva para la concesión a su autor, desmesurada a juicio de muchos, del Premio Nobel de Literatura en 1962.

A.G.

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