Intercambios (1975)
David Lodge
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Divertida comedia, desternillante en ocasiones, y al más propio estilo de David Lodge, Intercambios está en la línea de Pensamientos secretos o La caída del Museo Británico, obras que ya hemos comentado en este blog. La historia, de nuevo, es bien sencilla: Morriz Zapp, un brillante profesor estadounidense de la ficticia universidad norteamericana de Euphonia intercambia su puesto durante seis meses con Philip Swallow, el eminente y profesor británico de la también imaginaria universidad inglesa de Rummidge (un lugar, por cierto, ya utilizado por David Lodge en otras novelas).
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El susodicho intercambia resulta en una sucesión de malentendidos y, lo que es más tremendo, en un involuntario pero curioso intercambio de parejas, que resulta en propio beneficio de cada uno de los cuatro implicados. Precisamente porque cada uno es lo opuesto a su colega, no les resulta difícil seducir a la esposa del otro, que encuentra en su nuevo ligue todo aquello de lo que adolecía su pareja. ¿Cómo termina este desbarajuste? Pues de una forma insospechada… No esperarán que les desvele el final… Sólo diré, como una curiosidad, que terminé de leer esta novela precisamente en un avión; el mismo escenario en que transcurre la primera escena del libro. Sí, ya sé: no he aclarado nada.
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Por otra parte, la experiencia en tierra extraña supone para los dos profesores universitarios una insólita zambullida en un mundo que les es a ambos desconocido y, en cierto modo, incomprensible. El inquieto profe norteamericano ha de aclimatarse a la vida insoportablemente plácida de un tranquilo barrio residencial de una capital de provincias inglesa, mientras que el pacífico profe inglés ha de arreglárselas como pueda en un clima inusualmente soleado y un campus politizado, en el que abundan las manifestaciones, se consumen drogas, se practica el sexo con desenfreno y reina una alegre anarquía. Gran parte del humor de la novela reside en la perplejidad que este cambio de escenario suscita en los protagonistas, y en manera que tiene cada uno de aclimatarse a un ambiente hostil. Resulta inevitable tomarse las cosas con filosofía… y con mucho sentido del humor.
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En otro orden de cosas, podemos afirmar que David Lodge emplea un estilo que muy bien podría definirse como caótico. No en vano, con cierta frecuencia nos asalta la impresión de estar leyendo una novela experimental. Contiene elementos que podrían ser encuadrados dentro del género de la novela epistolar; hay capítulos a base de anuncios y reseñas en revistas; y hasta un fragmento que asemeja una obra teatral o un guión cinematográfico.
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La novela recibió una acogida muy buena por parte de la crítica y el público en general. Recibió, de hecho, los premios Hawthornden y Yorkshire P. Fiction, y dio fama internacional a su autor. Es lógico, pues como ya hemos comentado en más de una ocasión en este blog, David Lodge da en blanco cada vez lanza sus dardos sobre el mundo académico que tan bien: habla de pequeñas miserias, de grandes problemas, de las luchas intestinas por el poder, los odios, rencillas y competitividad de la universidad…y, por supuesto, líos de faldas, que no falte.
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A.G.