El buen nombre (2004)
Jhumpa Lahiri
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El buen nombre, la primera novela de Jhumpa Lahiri (autora de El intérprete de emociones, que ya comentamos en este blog), es la historia de una familia bengalí que se establece en Boston, Estados Unidos. Jhumpa Lahiri aborda con brillantez la complejidad de la experiencia de ser inmigrante, el choque de diferentes modos de vida, la desorientación cultural, los conflictos de asimilación y los vínculos y enredos entre generaciones. Retrata una familia india que se debate entre el respeto a las tradiciones familiares y el modo de vida americano. Es también un cuento de amor, soledad y agitaciones emocionales, tratado con detalle y observación irónica.
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Los padres de Ashoke y Ashima disponen el matrimonio de sus hijos, que abandonan su Calcuta natal para establecerse en Boston. Ashoke es ingeniero y tiene menos dificultad que su mujer en adaptarse a su nueva vida. Con el nacimiento de su primer hijo, un varón, se plantea la ardua tarea de darle un nombre. Sus padres deciden llamarlo Gogol, en honor al escritor ruso Mihail Gogol, y en memoria de un accidente de tren en que su padre se vio involucrado y del que se salvó milagrosamente. El joven Gogol Ganguli sabe que sufre la carga de su herencia tanto como su extraño nombre.
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En este sentido, la historia que nos cuenta Jhumpa Lahiri es un examen de la tensión entre pasado y presente. Y es precisamente esta tensión lo que conduce la narración, da color al drama y forma las vidas de los personajes de la novela. Ashima Ganguli desea estar con su familia y compartir la experiencia del nacimiento de su hijo con sus padres, en
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El pasado de ambos juega un fuerte papel en quiénes son y lo que llegarán a ser. El amor de Ashima por su familia, por ejemplo, le influye a la hora de crear un poderoso nexo de unión entre los amigos inmigrantes. Este grupo practica las costumbres indias y hablan entre sí en bengalí. Para ella, la íntima relación entre los inmigrantes se convierte en una excusa para evitar las costumbres de la vida americana: es reticente a aprender a conducir, insiste en llevar ropas indias y comer ropa india, y durante muchos años vive sin amigos americanos. En gran medida, su vida se consuma recreando la cultura india en América.
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Para Ashoke, sin embargo, las memorias de la vida en India son menos apacibles. La continua cojera en su pierna derecha le recuerda constantemente que el pasado es una carga que ha de llevar encima cada día. De joven, Ashoke estuvo a punto de morir en un trágico accidente de tráfico que lo dejó hecho trizas emocional y físicamente. El recuerdo de esa fatídica noche lo lleva a abandonar
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A medida que Gogol va haciéndose mayor, su deseo de escapar a su propio pasado se hace cada vez más pronunciado. A diferencia de sus padres, se siente a disgusto con su educación, no se ve como alguien que viviera en una tierra extranjera. Quiere ser visto como un auténtico americano.
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Puesto que Gogol nunca se ha sentido a gusto con su nombre (los niños se burlaban de él, los profesores pronunciaban mal su nombre y el propio Gogol ve su nombre como una carga), considera inevitable cambiarlo por el de Nikhil, un nuevo nombre que parece dar la bienvenida a un futuro en el que no tendrá más que justificar o explicar su nombre.
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La incapacidad de Gogol para librarse de su propio pasado es patente en su relación con las mujeres. En sus primeros romances, se cuida de evitar cualquier contacto con su pasado o su educación. Evita hablar de
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Sin embargo, la repentina muerte de su padre hace que Gogol se dé cuenta de que no puede negarse a admitir que es quien es. Para bien o para mal, quiere a su familia y sus costumbres indias. Para Gogol, gran parte del resto de su vida se consume en un intento de reconciliarse con su pasado, para lo cual incorpora a su familia a su vida. Se casa con una india, pero su matrimonio resulta un absoluto fracaso.
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Jhumpa Lahiri deja gran parte de la conclusión de El buen nombre a la imaginación del lector, quien puede decidir si Gogol aprende la lección y abraza su pasado. También queda indefinido qué es de la vida de Gogol a partir de entonces. La omisión de un final preciso sirve como recordatorio del interés de Lahiri en la tensión entre pasado y presente. Ya desde el comienzo, la novela muestra su total despreocupación por el futuro. El futuro es impredecible, pero, tal como Jhumpa Lahiri sugiere con frecuencia, el pasado no pudo ocurrir de ninguna otra manera.
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A.G.