Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
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lunes, 12 de marzo de 2012

Lecturas recientes: Winesburg, Ohio


Winesburg, Ohio (1919)
Sherwood Anderson


Lo que inicialmente no parecía ser más que una colección de veintiún breves relatos (muchos de los cuales fueron publicados en diversas revistas de 1916 a 1918) adquiere un significado mucho más amplio al verse reunidos en una sola obra. Los distintos relatos, que pueden leerse independientemente, tocan episodios de las vidas de numerosos personajes y tienen en común la presencia observadora del joven George Willard, reportero del Winesburg Eagle. George Willard ocupa el punto central que unifica todos los relatos y guía al lector de un lugar a otro,. Parece haberse tomado al pie de la letra su labor de reportero, pues actúa como un profesional más que como un joven aprendiz de escritor.

Otro personaje que lleva el arte en sus venas es Enoch Robinson. Existe una gran similitud entre la vida de este personaje y la del propio Sherwood Anderson. Enoch era pintor, y al igual que el anciano escritor, las conversaciones con vecinos y amigos le servían de modelo.

El propio Sherwood Anderson definió el propósito de la novela en una carta escrita a su amigo Waldo Frank el 14 de noviembre de 1916: «Mi idea es que estos estudios, cuando se publiquen recogidos en un libro, sugieran el ambiente real del que procede el joven americano de nuestro tiempo». Del mismo modo que Stephen Daedalus, George Willard es el joven artista que aprende de la vida y avanza hacia una madurez que culmina cuando decide abandonar Winesburg.

Una de las historias más interesantes de la novela es la de los Bentley, la más elaborada y singular de todas por dos razones: por un lado, es la única que no tiene lugar en Winesburg, sino en una granja cercana, y por otro, está repleta de significados alegóricos y bíblicos. La historia consta de cuatro partes que la encauzan en una alegoría del paso desde el Antiguo Testamento hasta el individualismo secularizado de la sociedad moderna.

El tema amoroso ocupa a un gran número de parejas en la novela. El fracaso del amor sume a los personajes en la alineación, como consecuencia de la falta de afecto y la pérdida de la identidad personal. Se ha acusado a Sherwood Anderson de exagerar el tema sexual. Sin embargo, parece que lo que el autor pretendía era, más bien, desarrollar una teoría de las fórmulas que emplea el instinto humano para comunicarse cuando le son coartadas la espontaneidad y la libertad. El instinto sexual tiene importancia porque significa un indicio de ausencia de otras comunicaciones más intensas.

En Winesburg, Ohio Sherwood trata de aprehender la realidad mediante súbitos zarpazos que atrapan una escena y la convierten en una intensa percepción. Su estilo es simple, sin el refinamiento sofisticado que encontramos en Henry James, de tal forma que su obra se encuentra más próxima a la de Walt Whitman que a la del autor de Retrato de una dama.

Su narrativa escarba en lo poético, la sensibilidad oculta y la religión. Su forma especial de expresar este universo se fundamenta en la ingenuidad, lo entrañable rústico y una cierta sensiblería que con frecuencia le ha sido censurada.

De entre toda la producción de Sherwood Anderson, Winesburgo, Ohio destaca por alcanzar un nivel de calidad muy superior a todas las demás. De hecho, la celebridad que su autor disfruta en la actualidad se debe casi exclusivamente a ella. Hay que recordar, no obstante, que las novelas de Sherwood Anderson recibieron la admiración de todos los narradores americanos de la generación perdida, quienes siempre le consideraron un maestro. Escritores como William Faulkner, Thomas Wolfe, Ernest Hemingway o Gerturde Stein respetaron profundamente a Anderson, en tanto innovador del relato y del estilo literario. Sherwood Anderson abrió la posibilidad al modernismo en América y sirvió de nexo entre dos mundos culturales e históricos, el final recalcitrante del siglo XIX y el heterogéneo inicio del siglo XX.

A.G.

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