Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
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lunes, 18 de junio de 2012

Lecturas recientes: Fortunata y Jacinta


Fortunata y Jacinta (1887)
Benito Pérez Galdós

Ambientada en el Madrid de finales del siglo XIX –un momento en que la burguesía incrementa su poder político después de sucesivas revoluciones-, la que pasa por ser la obra maestra de Galdós cuenta a lo largo de más de mil páginas las vicisitudes de dos mujeres de distintas clases sociales: Jacinta, la esposa de Juanito Santa Cruz, y Fortunata, la amante de este último. Durante el viaje de novios Jacinta se entera de que su marido tuvo una aventura con Fortunata, fruto de la cual nació un hijo. Jacinta desea adoptar como suyo al hijo de su marido, pero descubre que éste ha muerto. Con el tiempo, Jacinta se dará cuenta de que no puede tener hijos, imposibilidad que no dejará de atormentarla en su vida futura.

Fortunata, por su parte, obligada a elegir entre ser una señora decente u ofrecerse a los designios del amor, acaba casándose con Maxi Rubín, un muchacho ingenuo al que no quiere y a quien engañará con Juanito el día siguiente de su boda. Su tormentosa relación adúltera fracasa ante la imposibilidad que demuestran ambos de superar las dificultades que les impone su diferencia de estatus social.

Fortunata y Jacinta se revelan como máximos exponentes de las mujeres de su época; de su papel en una sociedad burguesa en la que reinan la hipocresía y la religiosidad asfixiante.

La primera parte de la novela se centra en el personaje de Jacinta, mientras el argumento de la segunda se focaliza en Fortunata, un personaje mucho más interesante que Jacinta, la rica niña burguesa obsesionada con la maternidad. Al comienzo de la novela, Fortunata es retratada como una mujer ingenua, romántica y apasionada, a la que varios personajes, entre los que se encuentra su marido, van puliendo y “culturizando”. También es, no obstante, un personaje contradictorio que en ocasiones se declara a sí misma como la esposa “legítima” de Santa Cruz. El final de Fortunata, típico de las “mujeres trasgresoras” de la novela del siglo XIX es el “castigo”.

El personaje de Juanito Santa Cruz –un joven gallardo, bien plantado y rico- se encuentra en el centro de la trama; en medio de dos mujeres. Sin embargo, es un personaje secundario en comparación con los de Fortunata y Jacinta. De él sabemos poco más que es un mujeriego que engaña a todas las amantes que va encadenando.

Galdós retrata también una pléyade de personajes secundarios que revelan formas de pensar propias de su tiempo. Encontramos matronas capitalistas, clérigos reaccionarios, filósofos de café, señoritos burgueses o jóvenes casquivanos. La mayor de ellos pertenecen a una burguesía que ejerce el protagonismo social desde 1868. Esta “clase media”, tal como la llama Galdós, abarca una informe aglomeración de individuos procedentes de las categorías superior e inferior: Juanito Santacruz, hijo de próspero comerciante; Don Baldomero, que progresa a la vez que lo hace la burguesía con el desarrollo industrial y el crecimiento de población; doña Lupe, quien se abre paso hasta conquistar una buena posición económica gracias al ejercicio de la usura; Maxi Rubín, su sobrino, un hombre de desórdenes mentales obsesionado con lograr el amor de Fortunata; Juan Pablo, a quien también presta dinero doña Lupe, que ambiciona un puesto público y cambia de ideas políticas según las circunstancias.

Fortunata y Jacinta es, sin duda, una de las novelas más importantes de la literatura española; sus méritos la sitúan en un plano similar al de El Quijote o La Regenta y la vinculan directamente con las grandes novelas realistas de su tiempo: Los hermanos Karamazov, Madame Bovary y la mencionada obra de Leopoldo Alas “Clarín”.

A.G.

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