Masako
Togawa
Sexo y muerte
se funden en el Tokio de comienzos de los años 60, un lugar que en realidad no
es tan diferente de cualquier ciudad occidental.
La noche es peligrosa para las
mujeres solas. Un misterioso sr. Honda, reputado seductor, recorre bares y
clubes de Tokio en busca de presas con las que satisfacer su apetito. Además,
lleva un diario en el que anota cada una de sus conquistas con detalles
escabrosos y profundamente misóginos. Pero algo viene a suceder que trastoca sus
planes y lo desconcierta. Las mujeres que ha seducido empiezan a aparecer
muertas en sus apartamentos, y toda la evidencia apunta hacía él como único
culpable.
El sexo inunda
cada espacio de la noche de Tokio, sus locales y apartamentos, hasta confundir
a víctimas y verdugos. La muerte siega las vidas de jóvenes atractivas cuyo
único pecado es tratar de disfrutar de un instante de placer. Pero la peligrosa
combinación entre sexo y muerte conduce a la más despiadada venganza, dura y
horrenda, aunque fríamente calculada y refinada en su sensual ejecución. Lady
Killer es, en efecto, la historia de una venganza que ayuda a desgranar poco a
poco, con minuciosidad y deleite, las personalidades complejas del verdugo y la
víctima.
La narración se
articula mediante un cambio calculado de punto de vista: desde el de una mujer
aburrida que busca distracción para una noche, pasando por el sr. Honda, el
cazador de mujeres finalmente cazado, o el abogado Shinki que tratará de
resolver un caso en apariencia irresoluble. La autora nos proporciona desde el
comienzo el nombre del asesino y auténtica víctima de la trama, mas elabora con
cuidado un castillo de naipes cuya complejidad pretende mantener oculta. De
hecho, la trama experimenta un repentino
giro de tuerca que, en realidad, no hace sino desatar los cabos que creíamos
sueltos para entrelazarlos entre sí de un modo diferente, dando pleno
significado a la trama y las motivaciones del auténtico asesino, al que no ha
movido otra cosa sino el ansia de venganza.
En toda la
novela flota una moral peculiar, propia de la cultura en que se desarrolla la
acción, que el lector occidental puede encontrar distante y curiosa. Con ella
se combina a la perfección un tipo de sensualidad de oscura voluptuosidad que
en realidad no puede ofender la sensibilidad del lector. Sí es cierto que en
algunos momentos, el lector puede sentirse en cierto modo violentado por
algunas escenas de explícita crueldad que parece injustificada. No obstante, la
sensibilidad y limpieza de su escritura, la perfección en la ejecución de las
escenas, la sutilidad y acierto en la caracterización de los personajes o el
sabio planteamiento de la trama son motivos de sobrar para considerar a Lady
Killer como una de las mejores novelas con las que me encontrado últimamente.
Masako Togawa nació en Tokio en
1933. Es una de las maestras indiscutibles de la novela negra japonesa. Pero
es, además, una gran artista, pues a su faceta de escritora hay que unirle la
de cantante, guionista y actriz. Hay publicado más de veinte novelas, de entre
las que la crítica destaca, además de Lady Killer, La llave maestra (Premio
Edogawa Ranpo) y Un beso de fuego.
A.G.