Los
mares del Sur (1979)
Manuel
Vázquez Montalbán
Un
importante hombre de negocios llamado Carlos Stuart Pedrell, un rico empresario
de la construcción al que se suponía de viaje por la Polinesia, aparece muerto
en un barrio del extrarradio de Barcelona. Lo acompaña una nota manuscrita en
la que se lee: “Ya nadie me llevará al sur”. Su viuda, de repente revitalizada
por haberse desembarazado de un matrimonio nulo e infeliz, contrata al detective
Pepe Carvalho para investigar qué le ocurrió a su marido durante el año que
estuvo desaparecido y las causas de su misteriosa muerte. Durante la
investigación, Carvalho se entrevista con familiares y amigos de la víctima
procedentes de diferentes estratos: desde la izquierda más radical y
sindicalista hasta la derecha fascistoide y policial. Gracias a ellos recompone
la figura de Pedrell: su personalidad, sus aficiones intelectuales y, en
especial, su obsesión por seguir los pasos de Gauguin y exiliarse en los mares del sur, donde empezar una nueva vida.
La
novela está ambientada en la peculiar Barcelona de la transición, un tiempo de
profunda crisis económica, de modo que refleja el sentimiento de frustración y
los conflictos personales y colectivos propios de la época. Montalbán retrata
de un modo espléndido la sociedad barcelonesa. Por un lado, se halla la
burguesía, encarnada por empresarios sin escrúpulos que se enriquecen con la
construcción con materiales de mala calidad de nuevos barrios obreros en el
extrarradio de la ciudad, sin servicios básicos. En el lado opuesto se
encuentran los desencantados trabajadores que habitan el barrio obrero de San
Magín. La novela está poblada por curiosos personajes que se desenvuelven en
ambientes no menos singulares: el Rabal, el Barrio Chino y el propio San Magín.
Carvalho
demuestra ser un gran conocedor de los bajos fondos y los barrios marginales de
Barcelona. Montalbán retrata también el salvaje capitalismo, principalmente
inmobiliario, de la Barcelona de la época y la desvertebración social y urbana
que provoca tal capitalismo especulativo. En efecto, Carvalho
intercala su investigación con frecuentes regresiones y agudas reflexiones
sobre la nueva etapa democrática de España y sobre su propia identidad. Los mares del Sur nos presenta una
realidad que no parece haber cambiado mucho en treinta y cinco años. En esencia
todo sigue igual: las corruptelas, las luchas de poder y la marginación.
Pepe Carvalho es un detective inspirado
en los típicos detectives de la literatura negra norteamericana: es un hombre
culto y cínico, mas culto y de refinado gusto culinario, a lo que añade una
notable carga de erotismo. En el transcurso de la narración descubrimos algo
más acerca de nuestro hombre. Carvalho es un ex militante comunista de origen
gallego que acabó, tras un rápido paso por la trena, en agente de la CIA y,
posteriormente, detective privado, asentado definitivamente en Barcelona. Un
tipo pesimista y profundamente desilusionado con la política, cuya finalidad es
no sólo resolver los crímenes que se le plantean, sino esclarecer la verdadera
motivación de los mismos, en tanto reflejo inequívoco de la intrínseca
debilidad humana.
Acompañan a nuestro héroe otros
personajes singulares, bastante arquetípicos, a decir verdad: la Charo, su
novia prostituta, Biscúter, su fiel escudero, y Bromuro, su amigo y compañero
de veladas gastronómicas.
La tercera entrega de la serie del
detective privado Pepe Carvalho, tras Yo
maté a Kennedy y Tatuaje, supuso
un fracaso de ventas. Sin embargo, la novela cayó accidentalmente en las manos
de un influyente crítico literario que la propuso para el Premio de Literatura
de París, galardón que en efecto consiguió. La obra fue también merecedora del
Premio Planeta en el año 1979.
Los
mares del sur me ha resultado una lectura muy interesante y
enriquecedora. Es la primera novela que he leído de su autor. He de confesar,
no obstante, que por raro que pueda parecer llegué a Vázquez Montalbán de un
modo indirecto. Lo hice gracias a Andrea Camilleri, un reconocido admirador de
la obra del catalán, a quien rindió merecido tributo bautizando a su comisario con
el nombre de Salvo Montalbano; un personaje claramente inspirado en Pepe
Carvalho, si bien caracterizado con unos rasgos que lo convierten en un héroe
con personalidad propia que pasa de ser un mero trasunto del gallego afincado
en Barcelona. A pesar de las indudables virtudes de las obras de Camilleri, que
no he tenido reparos en ensalzar en este blog, es de justicia reconocer que el
maestro supera ampliamente al discípulo. La profundidad de la escritura de
Vázquez Montalbán (a lo que hay que unir la aguda crítica social y política)
eleva a su autor a la esfera de los pocos elegidos que han revolucionado la
prosa española y cuya lectura es absolutamente imprescindible para todo buen
amante de la literatura escrita en nuestra lengua.
A.G.
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