Todo se
desmorona (1958)
Chinua Achebe
Ambientada en
la última década del siglo XIX, esta novela africana escrita en inglés transcurre en
varias aldeas del este de Nigeria y presenta el conflicto entre la sociedad
tradicional de Umuofia y las nuevas costumbres traídas por los blancos, que son
adoptadas por muchos de los aldeanos.
Okonkwo lucha por
ser tan diferente de su padre como le sea posible. Cree que su padre fue débil,
afeminado, perezoso, ignominioso y pobre, y aspira a ser todo lo contrario:
fuerte, masculino, trabajador, respetado y opulento. Okonkwo se convierte, en
efecto, en un líder respetado e influyente en la comunidad de Umuofia. Adquiere
fama y distinción y lleva honor a su aldea cuando logra vencer en una pelea a
Amalize el Gato.
Como líder de
la comunidad, se le exige a Okonkwo que cuide de un muchacho llamado Ikemefuna,
que ha sido entregado a la aldea como una oferta de paz por el vecino Mbaino a
fin de evitar la guerra con Umuofia. Ikemefuna se hace amigo de Nwoye, el hijo
de Okonkwo, y ésta también se encariña con él. Con el paso de los años Okonkwo
se convierte en un hombre extremadamente volátil, a punto de explotar a la más
mínima provocación. Así, viola la Semana de la Paz cuando golpea a su joven
esposa, Ojiugo, simplemente porque ésta fue a la casa de una amiga a hacerse
una trenza en el pelo y se olvida de preparar la comida de la tarde y dar de
comer a los niños. Más tarde, Okonkwo golpea y dispara a su segunda mujer,
Ikwefi, porque ha recogido hojas de su bananera para envolver comida para la
Fiesta del Nuevo Ñame.
Tras la
llegada de las langostas, Ogbuefi Ezeuder, el hombre más anciano de la aldea,
transmite un mensaje a Okonkwo de parte del Oráculo, que ha determinado que
Ikemefuna debe ser asesinado como parte de la retribución por la mujer de
Umuofia asesinada tres años antes en Mbaino. Okonkwo desoye la recomendación de
no tomar parte en el asesinato, pues siente que no hacerlo sería una señal de
debilidad, y mata a Ikemefuna con su machete. Nwoye se da cuenta de su padre ha
matado a Ikemefuna y comienza a distanciarse de él y los hombres del clan.
Okonkwo se deprime después de haber matado a Ikemefuna y visita a su mayor amigo,
Obierika, que desaprueba su papel en el asesinato de Ikemefuna. Obierika dice
que el acto de Okonkwo disgustará a la Tierra y la diosa de la Tierra buscará
venganza. Las cosas se complican para Okonkwo cuando durante el funeral de Obguefi
Ezeudu, un importante líder de la aldea, su pistola se dispara y mata accidentalmente
al hijo de dieciséis años del difunto. El asesinato es considerado un crimen
contra la diosa Tierra. Okonkwo y su familia deben exiliarse de Umuofi durante
siete años. La familia se traslada a Mbanta, la aldea originaria de la madre de
Okonkwo. Tras su marcha de Umuofia, un grupo de aldeanos destruyen la casa de
Okonkwo y matan sus animales para limpiar la aldea del pecado de Okonkwo. Obierika,
su mejor amigo, guarda los ñames de éste en su granero.
En Mbanta, Okonkwo es recibido por su tío matero, Uchendu, que le hace
entrega de un trozo de tierra que labrar y donde construir una casa para su
familia. Pero Okonwo está deprimido y culpa a su espíritu personal (chi) de su fracaso. Durante su segundo
año de exilio Okonkwo recibe la visita de Obierika, que le informa de la
llegada a la aldea de un hombre blanco montado en una bicicleta. Consultado el
Oráculo al respecto, los miembros del clan decidieron matarlo, pues se le consideraba
un grave peligro para la supervivencia de la aldea. Sin embargo, unas semanas
más tarde, un gran grupo de hombres asesinó a los aldeanos en represalia y
ahora la aldea de Abame está desierta.
Tiempo más tarde, seis misioneros, incluido un hombre blanco, llegan a
Mbanta. El hombre blanco habla a los aldeanos del cristianismo. Okonkwo cree
que el hombre no dice sino estupideces, pero su hijo Nwoye se siente atraído por
la palabras del misionero y se convierte al cristianismo. Los misioneros
construyen una iglesia en un pedazo de tierra que los líderes locales les han
cedido en el Bosque Malo con la esperanza de que estos mueran, castigados por
edificar su iglesia en una tierra maldita. Pero nada de eso ocurre. Por el
contrario, los misioneros comienzan a reclutar adeptos en la aldea. Más tarde
marchan a Umuofia, donde abren una escuela. Nwoye deja la casa de su padre y se
traslada a Umuofia para asistir a las clases.
Una vez concluidos los siete años de exilio, Okonkwo y su familia deciden
regresar a Umuofia. Allí descubre Okonkwo que la aldea ha cambiado durante su
ausencia. Muchos hombres han renunciado a sus títulos y se han convertido al
cristianismo. Los blancos han construido una prisión y han establecido un
tribunal de justicia donde la gente es juzgada por quebrantar las leyes de los
blancos. A Okonkwo no le gustan los cambios experimentados en su pueblo. El
misionero, el señor Brown, enferma y se ve obligado a volver a su casa, de modo
que es remplazado por el reverendo James Smith, un hombre que no tolera las
costumbres del clan y es muy estricto. Se desata la violencia en la aldea. Enoch,
un converso, desenmascara a un egwugwu y éstos, en venganza, queman sus
posesiones y destruyen la iglesia cristiana. Cuando el comisario del distrito
regresa a Umuofia pide explicaciones a los líderes del clan, incluido Okonkwo,
y los encarcela. Exige a cambio de su liberación una multa de doscientas
cincuenta sacos de cauris. La gente de Umuofia reúne el dinero y paga la multa
y los hombres salen de la cárcel. El día siguiente, durante una reunión del
clan, cinco mensajeros intentan detener la reunión y Okonkwo se enfrenta a
ellos y le corta la cabeza a uno con su machete. Ninguno de los otros miembros
del clan intenta atrapar a los mensajeros, que huyen despavoridos. Okonkwo se
da cuenta de que jamás irán a la guerra contra los blancos y que Umuofia
acabará rindiéndose. Todo se desmorona para Okonkwo, que se suicida colgándose
de un árbol.
Todo se desmorona es probablemente la narración más auténtica
escrita sobre la vida en Nigeria a comienzos del siglo XX. La novela, que toma
su título de un verso del poema The
Second Coming, del poeta irlandés W.B. Yeats, ha vendido millones de
ejemplares desde su publicación en 1958, dos años antes de que Nigeria lograra
su independencia. Ha sido adaptada al teatro, radio y televisión.
En The Second Coming, Yeats
muestra una visión apocalíptica en la que el mundo se viene abajo y cae en la
anarquía a causa de un fallo interno en la humanidad. En Todo se desmorona, Achebe ilustra esta visión mostrándonos lo que
ocurrió en la sociedad Igbo de Nigeria en la época de la su colonización por
los ingleses. A causa de la debilidad interna de la estructura nativa y la
naturaleza dividida de la sociedad Igbo, la comunidad de Umuofia es incapaz de
resistirse a la onda expansiva de la religión extranjera, el comercio, la
tecnología y el gobierno. En The Second
Coming Yeats evoca al Anticristo llevando un mundo anárquico a la
destrucción. Este tono ominoso emerge gradualmente en la novela de Achebe,
donde la intrusiva presencia religiosa y un gobierno insensible hacen caer el
mundo tradicional de Umuofia.
Cuando la novela fue publicada, Achebe manifestó que uno de sus propósitos
era presentar una sociedad compleja y dinámica a una audiencia occidental que
percibía la sociedad africana como primitiva, simple y atrasada. Achebe pensaba
que si los africanos no podían contar su visión de la historia, la experiencia
africana no sería jamás entendida. Muchos escritores europeos han presentado el
continente africano como un lugar oscuro habitado por gente con mentes
primitivas e impenetrables. Achebe considera racista este relato simplista de
África. En este sentido señala a Conrad, que sí escribió contra el
imperialismo, pero redujo a los africanos a unos seres misteriosos, brutales y
exóticos. Algunos otros escritores (Orwell, Melville o Greene) que escribieron
sobre el colonialismo, se oponían también al imperialismo, pero no fueron
capaces de mostrar una visión “romántica” en su retrato de los nobles salvajes;
primitivos y brutales, aunque incorruptos e inocentes. La oposición al
imperialismo que mostraron estos escritores solía descansar en la idea de que
una sociedad occidental avanzada corrompe y destruye el mundo no occidental.
Achebe considera este argumento absolutamente inaceptable. Los Igbos no eran
nobles salvajes, y aunque su mundo fue destruido al final, la cultura indígena
no fue jamás un refugio idílico, ni siquiera antes de la llegada de los colonos
blancos. En Todo se desmorona Achebe
retrata elementos positivos y negativos de la cultura Igbo, pues en ocasiones
critica a su propio pueblo tanto como a los colonizadores.
Chinua Achebe (1930-2013) ha sido uno de los puntales del movimiento
literario mundial encomendado a la definición y descripción de la experiencia
africana, junto con personajes de la talla de Wole Soyinka, el primer africano
en recibir el premio nobel de literatura en 1986, el caribeño Derek Walcott
(nobel en 1992) y el senegalés Leopold Seghor. En reconocimiento a su obra,
Achebe recibió números premios y reconocimientos de diferentes organismos e
instituciones entre los que se cuentan una veintena de universidades de Estados
Unidos, Gran Bretaña, Nigeria y Canadá.
A.G.
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