El halcón maltés (1930)
Dashiel Hammet
Ambientada en San Francisco en
diciembre de 1928, esta obra maestra de la literatura del siglo XX presenta a Sam Spade, el detective
privado que sedujo a toda una generación de lectores y sirvió como modela del
gran Philip Marlowe, el protagonista de las novelas de Raymond Chandler.
La novela comienza cuando Brigid
O’Shaughnessy contrata a Spade y a su compañero Miles Archer para protegerse de
Thursby, su ex pareja, con la excusa de que busca a su hermana perdida. Pero
Archer y Thursby son asesinados y Spade se ve obligado a intervenir para que no
se airee su relación con Iva, la mujer de Archer. Sin embargo, todas las
personas implicadas parecen más interesados en encontrar una misteriosa
escultura. En efecto, Spade recibe ofertas de dos hombres, Cairo y Gutman, para
encontrar el Halcón Maltés, una pieza incrustada de joyas valiosísimas que
perteneció a los legendarios Caballeros de Rodas. Brigid, que no tiene tanto
dinero como los otros, intenta seducir a Spade y consigue convencerlo para que colabore
en su plan de vender la estatua a sus anteriores compañeros: Cairo, Wilder y Gutman.
Los primeros dos personajes son retratados como homosexuales, mientras en el
tercero es un sádico que abusa de su hija. Todos ellos amenazan la vida de
Spade de diferentes maneras, pues tratan de descubrir lo que él y Brigid saben
del halcón. Contra ellos Spade emplea su fuerza física y mental, a su fiel
secretaria Effie Perrine y su buen entendimiento con los policías de San
Francisco Dundy y Polhaus. Dundy, sin embargo, acaba volviéndose en su contra.
Spade no encuentra más que hostilidad en todas partes. Pasa la noche con Brigid
y registra su apartamento antes de que ella se levante.
El estilo objetivo de la
narrativa de Hammett le impide al lector saber que Spade sabe que Brigid mató a
Archer. También se entera de la historia de la escultura de boca de Gutman,
quien lo droga. Golpeado por Wilmer, Spade se despierta a tiempo de recibir el
halcón de Jocaby, el moribundo capitán del barco La Paloma, al que ha disparado Wilmer. Brigid y sus compinches le
tienden una trampa a Spade, pero cuando les muestra el halcón, descubren que éste
es una falsificación de plomo.
Finalmente, todos huyen excepto Brigid,
que le sugiere a Spade que se escape con ella. Pero éste le enumera los motivos
por los que no puede. Entre ellos se cuenta su conocimiento acerca de la identidad
del asesino de Archer.
Al final Spade entrega a todos a
la policía. Una vez cumplidas sus obligaciones legales y habiendo preservado su
integridad profesional y personal, Spade ha de hacer frente el día siguiente a Effie,
que está enfadada por su traición al amor de Brigid. Effie siempre ha creído en
la inocencia de Brigid. Spade ha de enfrentarse también a Iva Archer, que le está esperando en
su despacho.
La tercera novela de Dashiell
Hammett, El halcón maltés establece
el patrón por el que todas las novelas de detectives siguientes habrían de ser
juzgadas. La novela negra
se había convertido en un género estereotipado, flácido e insignificante, pero
la prosa limpia, la facilidad para el diálogo de Hammett y unos personajes dotados
de un lenguaje peculiar y motivaciones convincentes dieron como resultado una
obra maestra.
El detective duro no es en realidad una
invención de Hammett. Sin embargo él lo convirtió en un personaje que los
lectores podían identificar fácilmente: un ser solitario de ojos pequeños y
brillantes, dotado de una determinación tal que lo lleva a deshacer entuertos y
lograr justicia. Su implicación en el mundo no es cínica, sino apasionada. Con
todo, sus éxitos están siempre ensombrecidos por unos toques de pérdida y
fracaso. Este concepto se ha filtrado a lo largo de los años en las obras de numerosos
escritores del género; desde Raymond Chandler a John Le Carré.
Sam Spade no confía en la policía
ni en ninguna otra autoridad. Trata a las mujeres de un modo que a veces parece
desconsiderado, si no abiertamente irrespetuoso. Tal es el caso cuando seduce a
Iva, la mujer de su compañero, o cuando amenaza a Brigid con registrarla
delante de otros hombres. Su sentido de la lealtad no está muy claro, pues
acepta dinero y consiente en ayudar a gente con deseos contrarios a los suyos.
Los tres personajes femeninos principales,
sobre todo Brigid O’Shaughnessy, responden al magnetismo sexual de Spade. Él,
sin embargo, subordina al final sus deseos a un bien superior, hasta el punto
de entregar a Brigid a la policía.
Brigid O’Shaughnessy es un buen
ejemplo del arquetipo de femme fatale:
la mujer hermosa y manipuladora que se sirve tanto de la mentira como de su
sexualidad, en combinación con una apariencia de mujer desamparada, para
conseguir que los hombres hagan lo que quiere, aunque en realidad sea bastante
autosuficiente y peligrosa.
El halcón maltés fue publicado por primera vez
por entregas en la revista Black Mark,
a partir de septiembre de 1929. Fue publicada en forma de libro el año
siguiente. El editor, Blanche Knopf, trató de rebajar la abierta sexualidad de
la versión de Black Mask, pues temía
que las referencias a la homosexualidad de Joel Cairo espantaran a los
lectores. Sin embargo prevaleció el criterio de Hammett, que opinaba lo
contrario.
Probablemente la mejor novela
norteamericana de detectives, El halcón
maltés fue reconocida como tal tras su publicación. Incluso hoy en día
pocos son los críticos que discrepan acerca su relevancia. Raymond Chandler, que tanto le debía al padre
de Sam Spade, jamás dejó de elogiar la obra maestra de Hammett.
La novela ha sido adaptada numerosas veces a
la pequeña pantalla. La versión de 1941, interpretada por Humphrey Bogart, Mary
Astor, Peter Lorre y Sydney Greenstreet, está considerada un clásico inmortal
del cine negro.
A.G.