Presunto inocente (1987)
Scott Turow
Basada en la propia experiencia
del autor como fiscal de Chicago, esta brillante novela presenta un retrato
detallado y realista del mundo judicial de una ciudad imaginaria del Medio
Oeste. Pero eso no es todo...
Rozat Rusty Sabich es ayudante jefe del fiscal del condado de Kindle y
está ayudando en la reelección de su amigo Raymond Horgan. Las elecciones
determinarán si Rusty tiene o no trabajo. Si las gana Horgan, se quedará. Pero
si las pierde, está acabado.
Rusty es un hombre apasionado y
taciturno. Un hombre solitario que tiene la impresión de que a sus casi
cuarenta años, tanto su matrimonio como su carrera se han estancado. Sus
sentimientos se centran en el amor a su hijo, Nat, y sus perdurables y desesperadas
fantasías con su colega Carolyn Polhemus, la amante que no hace mucho tiempo puso fin de manera abrupta a su relación de seis meses.
A unas semanas de las elecciones, Carolyn aparece asesinada en su apartamento. Carolyn es madre divorciada y tiene una
vida muy promiscua. Es una mujer sin escrúpulos y amante
del peligro. Los indicios apuntan a que fue brutalmente violada por alguien que
la conocía bien y en quien ella confiaba. La pérdida es particularmente
impactante para Rusty, que aún está enamorado de ella. Horgan asigna a Rusty
la investigación del crimen, desconociendo la breve pero apasionada relación de
éste con la víctima.
Rusty ha de manejar la
investigación del asesinato a pesar del conflicto de intereses que nadie más
conoce, para lo cual cuenta con la ayuda de Dan Lip Lipranzer. Al principio se sospecha de delincuentes sexuales
que Carolyn ayudó a condenar. Rusty se entera de que Horgan tuvo una breve
relación con Carolyn. Mientras tanto, el matrimonio de Rusty hace aguas desde
que su mujer, Bárbara, supo de la relación de la aventura de su marido. Aunque
siguen viviendo juntos, Bárbara no ha perdonado a su marido y jamás podrá
hacerlo.
Rusty no tarde en darse cuenta de
que el caso no parece ir a ninguna parte debido a la falta de evidencia y
pistas. Su fracaso en la investigación conduce a la derrota de Horgan en la
elección. Enfadado y frustrado, Horgan decide conspirar, utilizando todas las
poderosas armas que tiene en su mano, para incriminar a su subordinado.
En efecto, una serie de pistas
circunstanciales conducen a la fiscalía a acusar a Rusty del asesinato y
violación de Carolyn: llamadas desde su casa a Carolyn la noche del asesinato,
un vaso de cristal con sus huellas, fibras de la alfombra de la casa de Rusty
encontradas en la de Carolyn. El recién elegido fiscal general del condado Nico
Della Delay Guardia trata de aportar,
con la ayuda de su ayudante Tommy Molto, toda la evidencia posible contra
Rusty, quien se ve obligado a contratar para su defensa a Alejandro Stern. Sandy es un abogado argentino que ha
sido contrincante de Rusty durante los últimos años. Rusty sólo puede confiar
en él y un misterioso expediente B.
Comienza entonces el juicio. Acusación
y defensa interrogan a los testigos. La suerte de Rusty da un giro de ciento
ochenta grados con la declaración del experto forense, cuyo testimonio no se
sostiene en pie. Rusty se entera, además, de que el juez también tuvo una relación
con Carolyn y de que el propio juez, Carolyn y Horgan aceptaron sobornos de
sospechosos. Y por si fuera poco, la defensa no es capaz de encontrar el vaso
con la huella de Rusty.
El juez resuelve que la falta de
evidencia hace inviable la continuación del juicio y la propia defensa retira
los cargos contra el acusado. El caso queda desestimado antes siquiera de ser
enviado al jurado para su deliberación.
Rusty regresa a casa, a salvo de
la cárcel, pero su vida no volverá a ser jamás la que fue. Su mujer no está
dispuesta a perdonarle y no tarda en aceptar un trabajo en Detroit, lejos de
él. Aliviado de las tensiones del juicio, Rusty consigue por fin juntar todas
piezas, aparentemente inconexas, del caso y averiguar la identidad del asesino
y los motivos que lo llevaron a cometer el crimen.
Presunto inocente, la primera novela de Scott Turow, se convirtió en un éxito
inmediato. No en vano, permaneció cuarenta y cinco semanas en las lista de los
libros más vendidos del New York Times. Es, sin duda, una de las más brillantes
novelas de intriga judicial. Una obra fascinante y profundamente reflexiva.
Turow engancha al lector gracias
no sólo a las poderosas tensiones y reverberaciones de la historia, sino a la realidad
del mundo que ha creado. Presunto
inocente recrea como pocas novelas, con verosimilitud e inteligencia, los
mecanismos de la justicia, su psicología, su drama y su lógica. Además, da vida
a unos personajes memorables, dotándolos de una riqueza y complejidad
extraordinarias. Unos personajes que habitan un mundo violento en el que imperan
la doble moral y los conflictos de lealtades. Un mundo donde la verdad nunca
está clara y donde la culpa es una pesada carga. Un mundo que nos recuerda al
nuestro propio, hasta el punto de cautivar al lector incluso después de la
resolución del misterio.
Tal como indica el título de la
novela, ésta nos demuestra que no existe la auténtica inocencia. Tan sólo la
presunción de inocencia, un término legal y un reconocimiento de la
inefabilidad del motivo humano y la imposibilidad de establecer juicios
concluyentes de culpabilidad. En gran parte, la verdad que encierra la novela
emerge no tanto del juicio de Rusty Sabich como de sus meditaciones. Éstas
revelan un temperamento melancólico y filosófico. En efecto, la inquietante ambigüedad
moral parece revelarse como una experta interpretación de verosimilitud por
parte de Turow.
A.G.
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