El arte de la Guerra (siglos V-III a. C.)
Sun Tzu
El supremo arte de la guerra
es someter al enemigo sin luchar.
es someter al enemigo sin luchar.
Concebido como un tratado militar de la antigua
China, El arte de la guerra es un
clásico de la ciencia de los estudios militares. Durante generaciones, los
investigadores han tratado de averiguar quién fue Sun Tzu, o si en realidad
existió. La leyenda afirma que fue un general chino de la época conocida como
el Período de la Primavera y el Otoño. Fue éste un tiempo gran agitación en
China, pues muchos estados vasallos competían por el poder y control de los
territorios menos poblados del país. Bajo estas circunstancias, la destreza
como guerrero de Sun Tzu estuvo muy demandada.
El arte de
la guerra es
un libro difícil de resumir a pesar de su brevedad. Contiene trece capítulos,
si bien existe evidencia de que hubo más, cada uno de los cuales aborda un
aspecto diferente de la guerra. En este corto espacio, encontramos una enorme
lista de consejos militares y una gran sabiduría. Se abordan los diferentes
tipos de lucha o confrontación, sea externa o interna. Se habla, por ejemplo,
de la importancia de conocerte a ti mismo y a tu enemigo. Si conoces a los
demás y a ti mismo, no te pondrás en peligro en el campo de batalla; si no
conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, ganas una batalla y pierdes
otra; si no conoces a los demás ni a ti mismo, estarás siempre en peligro.
Pero El
Arte de la Guerra trata de algo más que la guerra. Trata de cualquier tipo
de lucha o confrontación. Tomado de un modo literal, puede entenderse la
utilidad de sus consejos en la guerra de la antigüedad; tomado de un modo
metafórico, sus consejos se pueden aplicar fácilmente a las técnicas utilizadas
en los negocios, la política o cualquier otro lugar en el que exista algún tipo
de conflicto o confrontación. En este sentido, una gran parte de la obra trata
del liderazgo y las mejores cualidades que ha de tener un líder: “El liderazgo
es una cuestión de inteligencia, confianza, humanidad, coraje y severidad”. Sun
Tzu resalta la importancia de la disciplina en el liderazgo, con recompensas y
castigos establecidos que han de aplicarse de forma congruente de modo
generalizado. Un buen consejo para un general, tanto como para el ejecutivo de
una empresa, un entrenador o un político.
En efecto, gran parte de los contenidos de la
obra son fácilmente aplicables al tiempo actual. Tomemos, por ejemplo, la
siguiente frase: “Considera los defectos de la personalidad de tu enemigo y
utilízalos para tu propio beneficio”. Es un buen consejo, sin duda. O estas
otras: “Que tus planes sean oscuros e impenetrables como la noche”. “Toda
guerra está basada en el engaño”.
Estos consejos pueden aplicarse, por ejemplo, al
mundo del deporte. Dudo que los atletas profesionales participen en una
competición importante sin haber analizado en casa los movimientos de sus rivales.
Del mismo modo, los generales tienen que diseccionar las estrategias del
enemigo hasta el más mínimo detalle antes de de articular su propia estrategia.
Este consejo es de vital importancia en un buen
número de situaciones. Mucha gente comete el error de competir sin comprender a
sus rivales, y lo que es peor, a veces sin ni siquiera conocerlos. Siempre que
te encuentras inmerso en un conflicto, debes ser consciente de tus puntos
fuertes y débiles, al igual que de los de tu rival. El consejo de Sun Tzu
resulta válido en muchas situaciones diferentes.
No existe un modo mejor de aprender todas y cada
una de las facetas del arte de la guerra que de personal militar con
experiencia. Y mucho mejor si esa persona es también un estratega y filósofo.
Esto es exactamente lo que era Sun Tzu; un militar, general, filósofo y
estratega. Hoy en día, su obra es cada vez más popular entre líderes políticos,
estrategas militares y profesionales de la administración de empresas y los
negocios.
Podemos juzgar lo asombroso que es El arte de la guerra por el hecho de que,
tal como hemos visto, sigue en valor hoy en día. Además de su relevancia
histórica, el libro aún retiene su pleno valor en su habilidad de aconsejar al
lector, puesto que uno puede aplicar su sabiduría a algo más que el militarismo
arcaico. Por ejemplo, la frase “la mejor victoria es cuando el enemigo se rinde
por voluntad propia antes de que haya hostilidades”, o “Es mejor ganar sin
luchar”. Aunque Sun Tzu afirmaba esto en el contexto de la estrategia militar,
este consejo se aplica a todos los conflictos, y la lucha puede significar más
que sólo violencia.
Los hombres de negocios pueden utilizar, más que
nadie, las enseñanzas de El arte de la
guerra, pues la competencia entre los negocios modernos en el mundo de la
empresa refleja la competencia entre los militares de la antigüedad.
En definitiva, una obra muy reveladora e
instructiva. Un libro enigmático, mundano a veces pero tremendamente poético,
cuya lectura recomiendo encarecidamente.