Pelando la cebolla (2006)
Günter Grass
Llevaba mucho tiempo con ganas de leer la última obra de Günter Grass, pero por un motivo u otro no me había decidió a comprarla. Hasta que me topé con ella hace unos meses en una librería de Madrid. La compré sin pensármelo dos veces, y reservé su lectura para el mes de julio: para las mañanas en la playa debajo de la sombrilla y las tardes de siesta en la terraza del hotel. Y como esperaba, la he devorado en apenas diez días.
En realidad, es tan sólo la cuarta obra de Günter Grass que he leído, después de El tambor de hojalata, Malos presagios y Mi siglo. Y si bien Pelando la cebolla no es de la grandiosidad de El tambor de hojalata (sin duda, una de mis novelas favoritas), no me ha decepcionado en absoluto; y no sólo por su prosa sencilla y condensada, sino, sobre todo, por el extraordinario ejercicio de memoria de Günter Grass; gracias a la recuperación de unos dolorosos recuerdos de juventud por los que ha sido criticado sin piedad desde la publicación de la obra.
Pelando la cebolla es, en efecto, una ambiciosa autobiografía donde se mezclan hechos reales y de ficción, sin clara delimitación entre unos y otros: recuerdos de su vida, los diferentes momentos en que conoció el éxito como dibujante, como poeta, los diversos amigos o mujeres. Recuerdos, todos ellos, contados siempre con una enorme fuerza y precisión verbal.
Günter Grass, escritor que fue galardonado en 1999 con el Premio Nobel de Literatura y el Príncipe de Asturias, compara el ejercicio de recuperación de estos recuerdos con el acto de pelar una cebolla, pues los recuerdos son desvelados capa tras capa, hasta llegar al más profundo interior de la memoria; a la esencia de la vida misma.
Günter Grass confiesa su pertenencia a las filas de las Waffen SS, la siniestra organización militar del Partido Nazi Alemán. Su relato autobiográfico comienza en 1939, cuando el autor cuenta con sólo doce años de edad y vive en Danzig. Su cumpleaños coincide con un hecho determinante en la historia de la Humanidad: el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Pelando la cebolla parece estar concebida como la primera de las tres partes de una autobiografía completa de su autor y finaliza en 1959 (Günter Grass alega que le faltan tiempo y ganas para proseguir con su relato), año en que se publica El tambor de hojalata, su primera y gran obra maestra.
Günter Grass enfoca esta circunstancia desde un doble enfoque, lo cual le conduce inexorablemente a un drama moral de difícil solución, entre el Grass pecador y el Grass redentor. En realidad, el autor no oculta nada. Todo lo contrario. Utiliza precisamente el rescate de esos recuerdos como fuerza liberadora. En una Alemania en la que los políticos han olvidado deliberadamente los errores del pasado, Günter Grass no se esconde y mediante una espléndida metáfora se acusa a sí mismo, hasta el punto de elevarse a una instancia intangible situada más allá del bien y del mal.
Pelando la cebolla nos muestra al Günter Grass más genuino; un autor de estilo inimitable que despliega en su última obra una inconmensurable maestría literaria. Me ha parecido una obra sensacional, temáticamente cautivadora, repleta de pasajes que cautivan al lector con su fuerza inconfundible.
Günter Grass
Llevaba mucho tiempo con ganas de leer la última obra de Günter Grass, pero por un motivo u otro no me había decidió a comprarla. Hasta que me topé con ella hace unos meses en una librería de Madrid. La compré sin pensármelo dos veces, y reservé su lectura para el mes de julio: para las mañanas en la playa debajo de la sombrilla y las tardes de siesta en la terraza del hotel. Y como esperaba, la he devorado en apenas diez días.
En realidad, es tan sólo la cuarta obra de Günter Grass que he leído, después de El tambor de hojalata, Malos presagios y Mi siglo. Y si bien Pelando la cebolla no es de la grandiosidad de El tambor de hojalata (sin duda, una de mis novelas favoritas), no me ha decepcionado en absoluto; y no sólo por su prosa sencilla y condensada, sino, sobre todo, por el extraordinario ejercicio de memoria de Günter Grass; gracias a la recuperación de unos dolorosos recuerdos de juventud por los que ha sido criticado sin piedad desde la publicación de la obra.
Pelando la cebolla es, en efecto, una ambiciosa autobiografía donde se mezclan hechos reales y de ficción, sin clara delimitación entre unos y otros: recuerdos de su vida, los diferentes momentos en que conoció el éxito como dibujante, como poeta, los diversos amigos o mujeres. Recuerdos, todos ellos, contados siempre con una enorme fuerza y precisión verbal.
Günter Grass, escritor que fue galardonado en 1999 con el Premio Nobel de Literatura y el Príncipe de Asturias, compara el ejercicio de recuperación de estos recuerdos con el acto de pelar una cebolla, pues los recuerdos son desvelados capa tras capa, hasta llegar al más profundo interior de la memoria; a la esencia de la vida misma.
Günter Grass confiesa su pertenencia a las filas de las Waffen SS, la siniestra organización militar del Partido Nazi Alemán. Su relato autobiográfico comienza en 1939, cuando el autor cuenta con sólo doce años de edad y vive en Danzig. Su cumpleaños coincide con un hecho determinante en la historia de la Humanidad: el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Pelando la cebolla parece estar concebida como la primera de las tres partes de una autobiografía completa de su autor y finaliza en 1959 (Günter Grass alega que le faltan tiempo y ganas para proseguir con su relato), año en que se publica El tambor de hojalata, su primera y gran obra maestra.
Günter Grass enfoca esta circunstancia desde un doble enfoque, lo cual le conduce inexorablemente a un drama moral de difícil solución, entre el Grass pecador y el Grass redentor. En realidad, el autor no oculta nada. Todo lo contrario. Utiliza precisamente el rescate de esos recuerdos como fuerza liberadora. En una Alemania en la que los políticos han olvidado deliberadamente los errores del pasado, Günter Grass no se esconde y mediante una espléndida metáfora se acusa a sí mismo, hasta el punto de elevarse a una instancia intangible situada más allá del bien y del mal.
Pelando la cebolla nos muestra al Günter Grass más genuino; un autor de estilo inimitable que despliega en su última obra una inconmensurable maestría literaria. Me ha parecido una obra sensacional, temáticamente cautivadora, repleta de pasajes que cautivan al lector con su fuerza inconfundible.
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A.G.