Santuario (1931)
William Faulkner
Temple Drake y Gowan Stevens, dos jóvenes sureños, han sufrido un accidente de automóvil en uno de esos pequeños pueblos rurales norteamericanos. Es la época de la “Ley Seca”. El lugar más cercano es el refugio de una banda de traficantes en alcohol. Temple, una joven estudiante de diecisiete años resulta violada y raptada por Popeye, que huye del lugar tras asesinar al deficiente Tommy. Lee Godwin, el jefe de los traficantes, es acusado de la muerte de Tommy, mientras Popeye, que ha abandonado a Temple en un burdel de Memphis, es acusado por un asesinato que no ha cometido.
Desde una anodina y pueblerina borrachera, surge un libro cruel y despiadado. De hombres sin moral y de pueblerinos adaptados a unas reglas y normas morales que, aunque caducas, son las que vertebran y forman su modo de ver la vida. Santuario es una novela dura, llena de muerte y violencia.
Lo auténticamente notable de Santuario es la espectacular manera en que Faulkner narra los terribles hechos de la historia, pues no cae en obviedades, sino que da pinceladas de los detalles de los hechos, de tal forma que el lector va armando en su cabeza el cuadro final, para lo cual debe estar muy atento a cada detalle que se presenta. En efecto, la narrativa de Faulkner tiene la etílica propiedad de llevar al lector, en un abrir y cerrar de ojos, desde las enfangadas aguas del estanque hasta la avasalladora vorágine de la sensualidad y la furia.
William Faulkner
Temple Drake y Gowan Stevens, dos jóvenes sureños, han sufrido un accidente de automóvil en uno de esos pequeños pueblos rurales norteamericanos. Es la época de la “Ley Seca”. El lugar más cercano es el refugio de una banda de traficantes en alcohol. Temple, una joven estudiante de diecisiete años resulta violada y raptada por Popeye, que huye del lugar tras asesinar al deficiente Tommy. Lee Godwin, el jefe de los traficantes, es acusado de la muerte de Tommy, mientras Popeye, que ha abandonado a Temple en un burdel de Memphis, es acusado por un asesinato que no ha cometido.
Desde una anodina y pueblerina borrachera, surge un libro cruel y despiadado. De hombres sin moral y de pueblerinos adaptados a unas reglas y normas morales que, aunque caducas, son las que vertebran y forman su modo de ver la vida. Santuario es una novela dura, llena de muerte y violencia.
Lo auténticamente notable de Santuario es la espectacular manera en que Faulkner narra los terribles hechos de la historia, pues no cae en obviedades, sino que da pinceladas de los detalles de los hechos, de tal forma que el lector va armando en su cabeza el cuadro final, para lo cual debe estar muy atento a cada detalle que se presenta. En efecto, la narrativa de Faulkner tiene la etílica propiedad de llevar al lector, en un abrir y cerrar de ojos, desde las enfangadas aguas del estanque hasta la avasalladora vorágine de la sensualidad y la furia.
Otros de los aspectos importantes de la obra es el horror deliberado, minucioso y redundante del relato. Todas sus escenas procuran ese horror desnudo y brutal: el frío y húmedo contacto que provoca la figura de Popeye al iniciarse la novela; la noche en que Temple es acechada por los hombres de Goodwin; la violación del día siguiente y por la vida en el burdel de Miss Reba; los grotescos funerales de Red y la sátira violenta del interrogatorio de Temple; el linchamiento del inocente Goodwin. Durante toda la obra Faulkner arrastra al lector en un torbellino de locura sexual, podredumbre moral, venalidad política e irresponsabilidad de la conducta, que halla su juicio definitivo en la reflexión de Horace después de haber oído la historia de Temple.
Por sugerencia de su editor, William Faulkner reescribió y mejoró el manuscrito original de Santuario, redactado en 1929 y editado dos años después. En 1931 Santuario obtuvo un inmediato reconocimiento por parte de público y crítica, lo que permitió a Faulkner conseguir la fama que no le proporcionaron sus obras anteriores.
Santuario es probablemente la obra más escandalosas y reconocidas de Faulkner de la primera mitad del siglo XX. Esta novela tuvo la fortuna de conocer una gran difusión en la década de los treinta, en pleno apogeo de la “Ley Seca”. Una historia escalofriante en la que caben toda la fuerza y la originalidad del genial novelista estadounidense.
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Por sugerencia de su editor, William Faulkner reescribió y mejoró el manuscrito original de Santuario, redactado en 1929 y editado dos años después. En 1931 Santuario obtuvo un inmediato reconocimiento por parte de público y crítica, lo que permitió a Faulkner conseguir la fama que no le proporcionaron sus obras anteriores.
Santuario es probablemente la obra más escandalosas y reconocidas de Faulkner de la primera mitad del siglo XX. Esta novela tuvo la fortuna de conocer una gran difusión en la década de los treinta, en pleno apogeo de la “Ley Seca”. Una historia escalofriante en la que caben toda la fuerza y la originalidad del genial novelista estadounidense.
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A.G.
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