Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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jueves, 19 de agosto de 2010

Lecturas recientes: El último encuentro


El último encuentro (1942)

Sándor Márai

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El último encuentro aborda un asunto tan sencillo como es el reencuentro de dos viejos amigos después de cuarenta y un años de distanciamiento; de dos hombres que se habían tratado como hermanos desde el tiempo lejano en que ambos vivían internos en una escuela militar. En este sentido, el tiempo –los años de separación, tanto física como espiritual- permite analizar las relaciones humanas y los motivos que mueven éstas: el amor, la amistad, el honor, la traición… La obra es, ante todo, un alegato a favor de la amistad, y más en concreto la amistad entre dos hombres. En este sentido, Sándor Márai se revela como un extraordinario observador de la naturaleza humana.


El protagonista de la novela es Henrik, un anciano general retirado del ejército astro-húngaro. Vive con la única compañía de Nini, la anciana nodriza que lo ha acompañado desde pequeño, en un pequeño castillo de caza en Hungría, al pie de los Cárpatos; un lugar en cuyos elegantes salones decorados al estilo francés se celebraron en otro tiempo elegantes veladas amenizadas por la música de Chopin.


Desde la atalaya de los años, Henrik nos cuenta su vida desde los lejanos años de su niñez, y su especial amistad con Konrad. Mientras Henrik pertenecía a una familia burguesa y era hijo de un capitán de la guardia imperial húngara y una condesa francesa, su viejo amigo -su interlocutor-, Konrad era todo lo contrario. De origen polaco y notable temperamento artístico, su situación económica era de lejos menos privilegiada que la de Konrad. Su padre era funcionario del estado de Galitzia y su madre era polaca. Henrik y Konrad se conocieron en la Academia militar cerca de Viena, y en ese mismo momento comprendieron que su amistad duraría toda la vida. Pero algo ocurre entre ellos que los distancia. Henrik se casa con Krisztina y un día, después de pasar mucho tiempo en la mansión de su amigo, Konrad se marcha. No vuelven a verse en cuarenta y un años.


La novela es en realidad un larguísimo monólogo ante un interlocutor silencioso a lo largo del cual se exponen los intrincados misterios de la naturaleza humana. El amigo guarda silencio, se limita a escuchar y simplemente asiente o niega, antes las reflexiones de su interlocutor, del narrador, que es quien soporta el peso de la historia.


El lector no tarda en descubrir que, en efecto, entre ambos hombres hay una mujer, una mujer misteriosa que, junto a otras como la madre francesa o la nodriza que acompaña al protagonista hasta los últimos días de su vida, destacan en un mundo esencialmente masculino en el que prevalecen el honor, el ejército y los valores viriles.


La novela está ambientada en el imperio austro-húngaro, ya en decadencia, y las descripciones del antiguo esplendor de la familia, las cacerías, los bailes, el emperador, los menús y la colocación de los servicios de mesa… Es la época del imperio austro-húngaro. La novela se inicia algún tiempo después; las cosas hay han cambiado y el esplendor está en decadencia.


El último encuentro destaca por la tremenda exactitud de la prosa de Sándor Márai, a la que dota de una refinada melancolía; circunstancia que hemos de unir a la indudable vigencia de sus propuestas morales, para s situar a su autor entre uno de los grandes escritores europeos del siglo XX.


Sándor Márai -autor del que aún no habíamos tenido la oportunidad de comentar ninguna obra en este blog- nació en 1900 en Kassa (Eslovaquia), una pequeña ciudad enclavada en el antiguo reino de Hungría. Durante su juventud, Márai viajó por Europa y visitó París, donde convivió con alguno de los representantes más destacados de las vanguardias estéticas del momento. Tras decantarse en un primer momento por la lengua alemana para sus obras, se decidió finalmente por su lengua materna, el húngaro, y en 1928 se instaló en Budapest. A pesar de haber adquirido una notable popularidad en su país, Márai se vio obligado a exiliarse tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Vivió en París, Londres, Salerno (Italia) y más tarde San Diego (Estados Unidos), donde vivió hasta su suicidio en 1989, poco antes del colapso del comunismo.


Aunque Sándor Márai destacó sobre todo por su obra narrativa, también escribió poesía, teatro y ensayo, además de múltiples colaboraciones periodísticas, entre las que se encuentran algunas de las primeras reseñas sobre las obras de Franz Kafka. En sus novelas, escritas originariamente en húngaro y cuidadosamente desarrolladas, Marai analiza la decadencia de la burguesía húngara durante la primera mitad del siglo, en títulos como Divorcio en Buda, La herencia de Eszter o el mencionado El último encuentro.


A.G.


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