Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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viernes, 27 de mayo de 2011

Lecturas recientes: Ampliación campo de batalla



Ampliación campo de batalla (1994)Michel Houellebecq

Una de las novelas más tristes, pesimistas y deprimentes que he leído; la historia de un hombre solo y melancólico, atrapado en su monótono y tedioso (aunque bien pagado) trabajo.

El protagonista, Rapale Tisserand, tiene treinta años. Es analista-programador en una sociedad informática y su salario es dos veces y media superior al salario mínimo interprofesional (sic). A pesar de esta capacidad adquisitiva, no consigue atraer a las mujeres; está totalmente desprovisto de belleza. Se siente arruinado por las consecuencias de decisiones banales que podrían resultar menores a una persona normal. Como consecuencia de ello, se ha convertido en un ser inquietante y desesperado, abatido por una inmensa soledad sexual, intelectual y moral. Carece de ambiciones. Siente que va a perder su empleo, no es capaz de encontrar una mujer... y se siente invadido por una honda depresión.

Houellebecq ejemplifica en la vida de su héroe la vida de miles y miles de personas; su insignificancia, su contenido vacuo; la impotencia y frustración afectiva, lo absurdo de los objetivos profesionales, la modernidad, la sociedad, la injustita social y física: todo aquello que trepana al ser humano y sus relaciones... la humanidad a la deriva.

En este sentido, Extensión del campo de batalla es un drama sobre la desesperanza y la violencia ordinaria de las oficinas de provincias o de la misma capital (París) y de sus actores, quienes a pesar de su mediocridad o lo absurdo del medio de la empresa desean encontrar su lugar en el mundo que les ha tocado vivir: una sociedad de consumo que perciben cruel y alienante. El hombre lucha, en efecto, por encontrar un lugar en la sociedad; un trabajo y una vida sexual.

Rapale Tisserand es un hombre joven, con estudios, más bien brillante desde el punto de vista intelectual, y disfruta de un buen salario, como ya hemos afirmado. Por tanto, desde un punto de vista socioeconómico, habría de pertenecer al bando de los vencedores. Lleva una vida normal y obedece a sus superiores jerárquicos en el trabajo. Sin embargo, Rapale no está satisfecho. Comienza a ser consciente de que el ambiente frío y tranquilo de la empresa disimula su soledad y las frustraciones personales con las que ha de convivir. Al fin y al cabo, el trabajo no es más que un decorado teatral donde se disimula lo mejor que se puede el entusiasmo o la normalidad. Pero a partir del momento en que los neones y las pantallas de los ordenadores se apagan, reaparecen con más intensidad aún la vacuidad y la inutilidad de su vida personal en la que jamás ocurre nada.

Rapale cae enfermo, se ve atrapado en un callejón sin salida; le asalta la certeza de que es un desastre como hombre y persona, carece de pasado y de libertad (es difícil tener una visión tan pesimista del mundo). Es un ser miserable, lamentable... un paria. Alternando les teorías las descripciones con humor burlón y pasajes de desesperanza desgarradora, Houellebecq consigue la proeza de representar la indiferencia, la nulidad misma.

A.G.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Lecturas recientes: El gato y el ratón


El gato y el ratón (1961)

Günter Grass

Los acontecimientos narrados en la novela tienen lugar en Danzig (Alemania), durante la Segunda Guerra Mundial. De la contienda apenas llegan al principio noticias y rumores vagos acerca de acciones heroicas de gentes más o menos conocidas. El narrador, Pilenz, cuenta unos años más tarde (cuando ya es un adulto) sus años de adolescencia en relación con Joachim Mahlke, uno de sus compañeros de instituto. El objetivo de Pilenz al escribir esta historia no parece ser sino una especie de catarsis; su fin es despojarse de los sentimientos de culpa que lo invaden. Estos sentimientos se deben principalmente al hecho de que Mahlke, a quien Pilenz enseñó a nadar, murió ahogado en el mar al final de la Segunda Guerra Mundial.

Desde el día en que Mahlke aprendió nadar, no hay nada que le guste más que nadar junto con sus amigos en dirección al dragaminas medio sumergido que se encuentra a unos cientos de metros de la costa. Mientras sus amigos prefieren disfrutar del sol y discuten sobre asuntos diversos de la vida que los adolescentes consideran importantes, Mahlke se sumerge una y otra vez y entra en el barco a la caza de tesoros: un viejo tocadiscos, una etiqueta en una puerta, o un destornillador que llevará siempre colgado al cuello a partir de su descubrimiento.

Un día llega a su escuela un héroe de guerra que habla a los chicos de la gloria de la guerra. Mahlke roba su Cruz de Hierro sin que nadie, excepto sus mejores amigos, sospeche de él. Mahlke, sin embargo, revela su acto al director y es expulsado de la escuela. El nuevo instituto parece ser para Mahlke un modo de llegar al ejército, donde cree que le ha llegado el turno de convertirse en un héroe. En su primer permiso visita a sus antiguos amigos, pero en cierto modo ya no es la misma persona que solía ser. De hecho, no quiere volver a la guerra.

La novela se inicia con una curiosa anécdota que no deja de evocarse a lo largo de toda la historia. Se trata de un incidente con un gato que identifica con un ratón la enorme nuez de Mahlke. Más tarde, cuando Pilenz comienza a apreciar a Mahlke, lamenta ese incidente, aunque jamás consiga decir mucho más al respecto. Sin embargo, no es tanto este incidente puntual, como el hecho de Mahlke sea diferente y percibido como tal por sus amigos, lo que incomoda a Pilenz.

En efecto, a lo largo de la novela se nombran constantemente las figuras simbólicas del gato y el ratón. El gato representa principalmente al perseguidor, al represor; mientras el ratón representa a la víctima. El gato en la novela representa, por tanto, a los Nazis, y el ratón a la Polonia ocupada y humillada. También Pilenz y Mahlke representan, ambos, a animales: Pilenz representa al gato, en cuanto que contribuye directa o indirectamente a la destrucción de Mahlke; y al ratón que entierra en su conciencia la relación de amor-odio que siente hacia Mahlke, lo cual crea en él una dependencia tal de su compañero que lo convierte en el ratón. Mahlke es el ratón (un animal que también está representado por la nuez de Mahlke), puesto que es el eterno humillado aunque todo el tiempo intente ser aceptado por la sociedad nazi, dando todo tipo de fiestas para llamar la atención de la gente. Mahlke también es el gato a causa de todos los sentimientos de dependencia e inferioridad que despierta en Pilenz.

Pilenz está obsesionado con Mahlke. Critica a Mahlke a la vez que lo adula; le ayuda y lo traiciona, lo admira y se enerva cuando está con él. Estos actos reflejan el sentimiento de amor y odio que Pilenz siente por Mahlke. El motivo por el que Pilenz alberga estos sentimientos negativos de Mahlke es quizá el modo en el que Mahlke quiere ser integrado (en la panda de amigos, en la sociedad nazi...), su intento de ser el centro de atención.

Y es que Mahlke no sólo es diferente por su enorme nuez. Además, es católico y su nombre sugiere un origen polaco; rasgos ambos suficientes para separarlo con claridad de los alemanes. A la vez, sus amigos lo admiran, incluso recibe el apodo de “el gran Mahlke”. Después de todo, los supera en todo: robando la medalla, convirtiéndose en el mejor nadador aún siendo el último en aprender a nadar, graduándose el primero, yendo a la guerra mientras los otros simplemente se preparaban para ir, a pesar de su sueño de convertirse en payaso.

En la guerra, Mahlke hace honor a su apodo destruyendo un gran número de tanques enemigos, lo cual lo hace merecedor de una medalla. Esto enlaza precisamente el final del historia con el mismo comienzo de la misma. La historia comienza con el incidente del gato (donde su nuez era el ratón) y termina con un encuentro decepcionante con el director de su escuela, donde él es el ratón al que se le niega la conversación con el director (el gato); una circunstancia que cambia para siempre la relación entre Mahlke y Pilenz.

Gato y ratón son muchas historias en una: el crecimiento de los adolescentes, el crecimiento del Nacionalsocialismo en el Este de Alemania... Una relación no resuelta entre dos amigos en una atmósfera casi irreal durante la primera parte de la Guerra.

A.G.


sábado, 7 de mayo de 2011

Lecturas recientes: Ancho es el mundo


Ancho es el mundo (1951)
Sinclair Lewis

Hayden Chart, un arquitecto de Newlife (Colorado) que ha perdido a su mujer (por nombre Caprice) en un accidente de tráfico, decide pasar un año sabático en Italia. Se aloja en una pensión incómoda de Florencia, desde donde realiza excursiones con el objetivo de descubrir la cultura de la Italia medieval. Allí se siente atraído por la fría belleza de Olivia Lomond, una estudiosa de la Italia anterior al siglo XVI. También conoce a la americana Roxy y a Lorenzo Lundsgard, cuyo único deseo es empaquetar la cultura florentina para el consumo americano. Y eso es prácticamente todo lo que podemos decir acerca del argumento de la novela, cuyo encanto se halla indudablemente en un lugar al que sólo puede llegarse mediante su lectura.

Sinclair Lewis, cuya obra más importante –Babbit– hemos comentado en este blog, es un extraordinario pintor de personaje que cultiva una voz narrativa elegante, muy similar a la de los guiones cinematográficos de su mis época. En este sentido, la novela que nos ocupa es un magnífico ejemplo de su maestría en el manejo del lenguaje y la construcción de personajes.

Ese ancho mundo es una novelita entretenida, muy bien escrita; sencilla y sin pretensiones que no se encuentra, en absoluto, a la altura de Babbit.

A.G.