Ancho es el mundo (1951)
Sinclair Lewis
Hayden Chart, un arquitecto de Newlife (Colorado) que ha perdido a su mujer (por nombre Caprice) en un accidente de tráfico, decide pasar un año sabático en Italia. Se aloja en una pensión incómoda de Florencia, desde donde realiza excursiones con el objetivo de descubrir la cultura de la Italia medieval. Allí se siente atraído por la fría belleza de Olivia Lomond, una estudiosa de la Italia anterior al siglo XVI. También conoce a la americana Roxy y a Lorenzo Lundsgard, cuyo único deseo es empaquetar la cultura florentina para el consumo americano. Y eso es prácticamente todo lo que podemos decir acerca del argumento de la novela, cuyo encanto se halla indudablemente en un lugar al que sólo puede llegarse mediante su lectura.
Sinclair Lewis, cuya obra más importante –Babbit– hemos comentado en este blog, es un extraordinario pintor de personaje que cultiva una voz narrativa elegante, muy similar a la de los guiones cinematográficos de su mis época. En este sentido, la novela que nos ocupa es un magnífico ejemplo de su maestría en el manejo del lenguaje y la construcción de personajes.
Ese ancho mundo es una novelita entretenida, muy bien escrita; sencilla y sin pretensiones que no se encuentra, en absoluto, a la altura de Babbit.
A.G.
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