Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Lecturas recientes: Out


Out (1997)
Natsuo Kirino

Nos hallamos ante la triste historia de Masako Katori, una mujer japonesa que trabaja en un agotador turno de noche de una fábrica de comida precocinada. Su vida es aburrida y deprimente. Odia su trabajo y mantiene a duras penas un hogar roto hace mucho tiempo. Pero algo distinto viene a romper esta monotonía. Un acontecimiento que va a cambiar su vida para siempre.

Yamamoto, el marido de su compañera Yayoi, es un alcohólico violento, obsesionado con una joven prostituta llamada Anna, que trabaja en un club regentado por un gánster psicópata llamado Mitsuyoshi Satake. Yamamoto ha perdido todos los ahorros de la pareja jugando al bacarrá en el club de Satake. Una noche, Satake golpea a Yamamoto y lo echa del local. Cuando Yamamoto llega a casa, su mujer, llevada por la cólera y la desesperación, lo estrangula con su propio cinturón. Yayoi les cuenta lo ocurrido a sus compañeras de confianza y éstas, lideradas por Masako, acuerdan descuartizar el cuerpo de Yamamoto y deshacerse de él en bolsas de basuras que dispersan por Tokio. Pero alguien encuentra unos trozos del cuerpo de Yamamoto y la policía inicia sus investigaciones. Las primeras sospechas se dirigen a Satake, que es liberado, no obstante, por falta de pruebas. Satake, que ha perdido su club, desea venganza y se empeña en encontrar al auténtico asesino.

Por supuesto, no voy a desvelar el desenlace de la historia. Sólo diré que hay más descuartizamientos, chantaje, avaricia, rencor y crueldad. No en vano, las compañeras de trabajo de Masako, una vez implicadas en el asunto, tratan, cada una a su manera, de sacar el máximo partido de su colaboración nada desinteresada. Sin embargo, ninguna de ellas es capaz de prever las nefastas consecuencias de los acontecimientos que las relacionan. Y es que cuando una persona se mancha las manos de sangre, ya nada vuelve a ser lo mismo.

Masako es una mujer inteligente que a sus cuarenta años se halla abocada a esa vida miserable de la que hemos hablado al comienzo. Podría haber tenido un futuro prometedor, pero está cansada de luchar contra el machismo laboral que la ha derrotado y no tiene más remedio que desempeñar un trabajo duro y alienante que le impide casi tener contacto con su marido y su hijo. En este sentido, Out refleja de forma espléndida las dificultades económicas de las clases bajas japonesas, obligadas a trabajar sin descanso para poder llegar a fin de mes, mientras son bombardeadas por una despiadada sociedad de consumo a la que no pueden hacer frente sin hipotecarse hasta el cuello.

Las otras protagonistas de la novela son: Yoshie, La Maestra, una mujer adulta que ha de cuidar de sus dos hijas y su suegra inválida; Kuniko, una treintañera obsesionada por la moda, mas insatisfecha con su trabajo y su vida; y la mencionada Yayoi, una mujer joven y atractiva, madre de dos niños.

Out es una espléndida novela negra con un argumento muy original que parte de un crimen doméstico y se complica cada vez más con todo tipo de incidentes siniestros y misteriosos. En ella se combinan el thriller, aderezado con unas pinceladas de gore, y una buena dosis de áspera crítica social que dirige su mirada a la discriminación laboral y social que sufre la mujer japonesa de nuestro tiempo. Out aborda también otros temas como el feminismo, el racismo hacia los mestizos, la atracción sexual por los adolescentes y la falta de estímulos laborales. A pesar de mostrar principalmente este cúmulo de desbocadas bajas pasiones, de violencia desatada con resultados impredecibles, Out ensalza también la amistad y la lealtad.

Natsuo Kirino nació en Japón en 1951. Ha ganado varios premios que la han llevado a coronarse como la indiscutible reina japonesa del crimen.

A.G.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Lecturas recientes: Los últimos días de Hitler


Los últimos días de Hitler (1947)
Hugh Trevor-Roper

En septiembre de 1945, el destino de Adolf Hitler era un misterio. Había desaparecido. Stalin estaba obsesionado con encontrarlo, vivo o muerto, pero las tropas rusas que entraron en el búnker de Hitler en Berlín a comienzos de mayo no encontraron más que unos huesos calcinados mal enterrados que podrían pertenecer a él. Su sucesor, el almirante Karl Dönitz, a quien el mismo Hitler nombró como tal cuando comprendió que su final era inminente, insistía en que Hitler había luchado hasta su último aliento contra el Ejército Rojo, mientras los Soviéticos denunciaba que aún seguía vivo, en manos de los Aliados. En julio el propio Stalin había dicho a Truman, durante la Conferencia de Potsdam, que pensaba que Hitler estaba con vida en España o Argentina. La falta de certeza sobre la muerte de Hitler llegó a comprometer la seguridad en la Alemania ocupada e incluso originó una tensión creciente entre los rusos y los británicos: El Reich de los mil años no podía ser proclamado oficialmente muerto si el Führer seguía vivo.

En este estado de confusión y ante la necesidad de dar una respuesta definitiva al asunto, el Servicio Secreto Británico de Inteligencia envió a Berlín a Hugh Trevor-Roper. El joven oficial inglés, que conocía el país, hablaba alemán y tenía experiencia en interrogar a prisioneros nazis, recibió la ardua tarea de investigar acerca de los últimos días de Hitler y redactar un informe “definitivo” sobre su muerte. Para ello, tuvo acceso a archivos norteamericanos de contraespionaje y prisioneros alemanes. Su estudio se centra en los últimos diez días de la vida de Hitler (20-29 de abril) en el búnker subterráneo de Berlín y reconstruye los alucinantes días finales.

Trevor-Roper no pudo hallar evidencia física de la muerte de Hitler, pues su cuerpo había sido incinerado, como él mismo había ordenado hacer. Ante esta dificultad, hubo de dirigir sus investigaciones a la búsqueda de testigos oculares de tanto su suicidio como de su incineración. Trevor-Roper recorrió Alemania, dedujo quiénes serían los últimos ocupantes del búnker e interrogó a los que seguían vivos. Su testigo más famoso fue el arquitecto y ex ministro nazi Albert Speer, que había desafiado a Hitler negándose a destruir las infraestructuras alemanas ante el avance del Ejército Rojo. Pero Speer no estuvo en el búnker los últimos días, si bien fue a despedirse de su señor unos días antes. Así pues, Trevor-Roper entrevistó a secretarias, mayordomos, doctores y guardias del búnker. Los diferentes testimonios le permitieron demostrar que Hitler se había suicidado.

El libro está estructurado en torno a siete capítulos. Destaca, a mi juicio, el preciso análisis que hace el autor de lo que él denomina la corte de Hitler, que define como “incalculable en su capacidad para la intriga, como si se tratara de un sultanato oriental”. Trevor-Roper esboza vívidos retratos de los infames miembros del círculo más próximo de Hitler: el perverso y banal asesino Heinrich Himmler, el brillante y vil propagandista Joseph Goebbels, el chiflado drogadicto amante del lujo Hermann Göring, el fiel segundón Martin Bormann y Albert Speer, la figura más interesante; el único que contaba con la inteligencia y los escrúpulos para ver lo que era realmente el nazismo, del que sin embargo fue cómplice.

El resto de capítulos desgrana los acontecimientos finales: la derrota alemana, el asedio del búnker, la decisión de suicidarse, la traición de Göring, los infanticidios cometidos por Magda Goebbels, el testamento político y vital de Hitler (y de Goebbels, tras la muerte de su amo) y el suicidio de Hitler y su ya esposa Eva, y posterior incineración de los cuerpos en el jardín de la Cancillería del Reich.

Los últimos días de Hitler es una obra imprescindible. Cuidadosamente documentada, se revela como uno de los estudios más notables y reveladores, si no el que más, de aquellos días apocalípticos de destrucción; del final de aquella paranoia, de la mayor locura y desgracia que ha vivido la humanidad... del hundimiento (como lo llamaría años más tarde Joachim Fest) de aquel demente cabo austriaco que embaucó a su pueblo y que, por suerte para todos, no logró su objetivo de aniquilar al mundo entero y llevárselo a la tumba con él.

La publicación de Los últimos días de Hitler causó una enorme sensación y convirtió a su autor en rico y famoso a la edad de treinta y tres años. También lanzó su carrera profesional, que se movería entre el periodismo popular y la escritura académica. Trevor-Roper (1914-2003) fue profesor de historia y colaborador de The Times y The New Statesman.

A.G.