Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
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viernes, 7 de febrero de 2014

Lecturas recientes: El hombre invisible


El hombre invisible (1952)
Ralph Ellison

Ésta es la historia de un joven negro universitario que lucha por sobrevivir y tener éxito en una sociedad racialmente dividida que se niega a verlo como un ser humano; por encontrar su propia identidad y visibilidad en la América blanca. El narrador busca actuar de acuerdo con los valores y esperanzas del grupo social al que pertenece, pero se ve incapaz de reconciliar su papel socialmente impuesto como hombre negro con su concepto interior de identidad, o incluso de comprender su propia identidad interior. Ralph Ellison parece a menudo comulgar con los sentimientos del narrador, que varían desde un amargo cinismo a un obstinado optimismo, desde la angustia por sus sufrimientos al respeto por la lección aprendida de ellos. Aunque Ellison parece introducirse en el libro a través del narrador, con frecuencia retrata a éste como un hombre ciego a las realidades de las relaciones raciales. Destaca su ceguera a través de otros personajes más perspicaces y mediante detalles simbólicos.

La novela traza, pues, el viaje físico y psicológico desde la ciega ignorancia a la consciencia iluminada, a través de una serie de flashbacks en forma de sueños y memorias. Se trata, pues, de un “bildungsroman”, una novela de formación o desarrollo personal, ambientada en los EEUU de la era anterior a los Derechos Humanos. Una época en que las leyes de segregación impedían a los afroamericanos disfrutar de los mismos derechos humanos fundamentales que los blancos.

En el prólogo, el narrador se acuerda de su vida como un “hombre invisible”. Ahora, en los años 40, añora un tiempo en el que era un joven inocente, deseoso de convertirse en orador y educador. El narrador rememora su discurso de graduación de la escuela secundaria, que llamó la atención del superintendente blanco del colegio, quien lo invitó a pronunciar el mismo discurso en un hotel de la ciudad a la élite blanca dirigente. Sin embargo, cuando llega al hotel, el narrador es obligado a participar en una brutal pelea de boxeo (battle royal) con cinco de sus compañeros de clase. El final se le permite al narrador, magullado y sangrando, pronunciar el discurso delante de los blancos borrachos, que lo ignoran olímpicamente hasta que el desgraciado utiliza de forma accidental al expresión “igualdad social” en lugar de “responsabilidad social” para describir el papel de los negros en Estados Unidos. Al final de su discurso el narrador acepta orgulloso su premio: un maletín de cuero que contiene una beca para la universidad estatal de negros. Esa noche el abuelo muerto del narrador se le aparece en un sueño y le ordena abrir el maletín y mirar en su interior. En lugar de la beca, el maletín contiene una nota. Durante los siguientes veinte años de su vida, el narrador no hará sino dar traspiés por la vida. Mas su desdicha comienza, en realidad, en el momento en que es expulsado de la universidad por el decano Bledose, quien le entrega siete cartas de recomendación que son, en realidad, cartas que confirman su expulsión.

A su llegada a Nueva York, el narrador se sorprende de lo que le parece ser una libertad ilimitada para los negros. Pero su emoción no tarda en convertirse en desilusión cuando descubre que el Norte presenta las mismas barreras a los logros de los negros que el Sur. Consciente de que no puede regresar a la universidad, el narrador acepta un trabajo en una fábrica de pintura. Víctima de un accidente laboral, está a punto de morir, y es llevado al hospital, donde es objeto de un extraño experimento por parte de los doctores blancos. Tras su salida del hospital, el narrador encuentra refugio en la casa de Mary Rambo, una generosa mujer negra que le devuelve la salud. El narrador entra entonces a formar parte de la Hermandad, una ponderosa organización que pretende luchar por la justicia y la igualdad para todos los hombres, pero en realidad explota a los negros y los utiliza para promocionar su propia agenda política. El narrador se convierte en un orador consumado, líder del distrito de Harlem. Pero después de la trágica muerte de su amigo Tod Clifton, el narrador acaba desilusionado por la disparidad entre lo que predica la organización y lo que sus líderes practican. Así pues, decide dejar la Hermandad y regresa a Harlem, donde se enfrenta a Ras, quien lo acusa de traicionar a la comunidad negra. El narrador descubre que la comunidad de Harlem ha estallado en violencia, y se deja arrastrar por ella y el caos de las revueltas de Harlem, hasta el punto de participar en el incendio de una casa de vecinos. En su huida de la escena del crimen, dos hombres blancos con bates le persiguen, pero logra escapar. Enfermo y engañado, el narrador sufre terribles pesadillas, de las que finalmente logra huir gracias a la escritura de sus experiencias. Ese ejercicio le permite liberarse del odio y redescubrir su amor por la vida.

Al describir la lucha de toda una vida por establecer un sentido de identidad como hombre negro en una América blanca, Ellison ilustra las poderosas fuerzas sociales y políticas que conspiran para mantener a los afroamericanos “en su lugar”, negándoles el inalienable derecho a la vida, la libertad, y la persecución de la libertad garantizada a todos los norteamericanos. Convencido de que su existencia depende de ganar el apoyo, reconocimiento y aprobación de los blancos, el narrador pasa casi veinte años tratando de establecer su humanidad en una sociedad que se niega a verlo como un ser humano. Al final, se da cuenta de que tiene que crear su propia identidad, que no descansa en la aceptación de los blancos, sino en su propia aceptación del pasado.

Aunque domina la novela, el narrador permanece en cierto sentido oscuro al lector. De hecho, jamás revela su nombre. El narrador es una mera voz, jamás emerge como una presencia externa y cuantificable. La oscuridad enfatiza su estatus de “hombre invisible”. En gran parte de la historia, el narrador es un ser inocente e inexperto, dispuesto siempre a pensar bien de la gente incluso cuando no tiene razones para hacerlo, y es respetuoso con la autoridad. Su inocencia hace que a veces malinterprete acontecimientos importantes de su historia, lo cual hace necesario que el lector transcienda la propia interpretación de los acontecimientos que hace el narrador para ver la intención real de Ellison. La inocencia del narrador le evita reconocer la verdad que se esconde más allá del comportamiento errante de los demás y le lleva a intentar ver sus propios sueños hechos realidad. Es extremadamente vulnerable a la identidad que la sociedad le confía como afroamericano. Aunque la mayor parte de las dificultades que encuentra el narrador derivan del hecho de que es negro, Ellison no deja de poner el énfasis en su intento de representar al narrador como un personaje universal, una representación de la lucha por definirse contra las esperanzas de la sociedad.

El hombre invisible explora temas de un enorme interés: (1) el racismo como obstáculo para conseguir la identidad individual: en su intento de llegar a una concepción de su propia identidad, el narrador se ve dificultado por el hecho de ser un hombre blanco que vive en una sociedad racista; (2) las limitaciones de la ideología: en el transcurso de la novela el narrador se da cuenta de que su complejidad interior está limitada no sólo por el racismo de la gente, sino por sus ideologías más generales; (3) el riesgo de luchar contra los estereotipos con estereotipos: el narrador no es el único afroamericano del libro que ha sentido las limitaciones de los estereotipos racistas.

La novela también presenta diversos motivos, esto es, estructuras recurrentes, contrastes y mecanismos literarios que ayudan a desarrollar e informar de los principales temas del texto. Los principales son: (1) la ceguera, quizá el motivo más importante, recurrente a lo largo de la novela; la gente evita obstinadamente ver y enfrentarse a la realidad; (2) la invisibilidad: puesto que ha decidido que el mundo está lleno de hombres ciegos y sonámbulos que no pueden verle por lo que él es, el narrador se describe como una “hombre invisible”. El motivo de la invisibilidad impregna la novela y se manifiesta a menudo codo a codo con el motivo de la ceguera: una persona se vuelve invisible porque otra es ciega.

Publicado en 1952, más de una década antes de que la Ley de Derechos Civiles de 1964 declarara ilegal la segregación social, El hombre invisible recibió el prestigioso National Book Award, si bien algunos negros sintieron que la novela perpetuaba los estereotipos de su raza. Además, algunos críticos negros rechazaron la novela por no ser suficientemente revolucionaria y por no retratar con fidelidad la “experiencia negra”. Las feministas negras también criticaron la novela por su carencia de personajes femeninos positivos y por el hecho de que las mujeres de la novela sean todas prostitutas, objetos sexuales o cuidadoras. A pesar de las críticas, El hombre invisible está considerada un clásico de la literatura norteamericana. Ha sido alabada por su estilo innovador y tratamiento único de un asunto muy controvertido. La violencia y la tensión racial retratada en la novela presagian la violencia engendrada por los Movimientos de Derechos Civiles en ciudades norteamericanas.

Novela compleja y con múltiples capas, es sin duda una de las mejores novelas norteamericanas del siglo XX. Una obra reveladora y demoledora que no deja indiferente.

A.G.

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