Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
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martes, 29 de septiembre de 2015

Lecturas recientes: La hija del tiempo


La hija del tiempo (1951)
Josephine Tey

Herido mientras perseguía a un criminal, el inspector Alan Grant de Scotland Yard está postrado en una cama de hospital. El aburrimiento lo está volviendo loco. Después de haber rechazado varios libros que le trae su amiga, la actriz Marta Hallard, Grant pasa el tiempo estudiando el techo y familiarizándose con las idas y venidas y la peculiar personalidad de las enfermeras que están a su cargo. Grant ansía un desafío mental. Marta le sugiera que intente solucionar un misterio del pasado que nadie haya podido resolver jamás.

Sabedora de la habilidad de Grant en el análisis de caras, Marta le trae unos retratos de personajes históricos cuyas carreras están asociadas con preguntas no respondidas, de modo que pueda escarbar en un misterio del pasado. Escéptico al comienzo, sin embargo echa un vistazo a todos los retratos, hasta que se topa con uno sin nombre cuyo rostro le sorprende por su sobria honestidad y sufrimiento. Grant no puede ocultar su sorpresa al enterarse de que se trata de Ricardo III, el infame villano de la historia de Inglaterra que mandó asesinar a sus dos sobrinos, aún niños, en la Torre de Londres. Intrigado por el personaje, Grant decide indagar en la personalidad de Ricardo III y averiguar cómo pudo haber estado tan equivocado al juzgar su cara. Tras unas pesquisas preliminares, Grant llega al convencimiento de que Ricardo no mató a los príncipes. ¿Quién lo hizo, entonces? Llegar a conocer la verdad se trata para él, no sólo de de un ejercicio intelectual, sino de una cuestión de principios.

A pesar de su falta de movilidad, Grant es capaz de entrevistar a las enfermeras que le cuidan y a un par de visitantes que van a visitarlo, aprendiendo más de Ricardo III y la historia de su época; cosas que había aprendido pero no recordaba, y cosas que jamás le habían enseñado.

Dándose cuenta de las dimensiones y profundidad de la investigación de Grant, Marta busca a alguien que ayudarle en su ardua tarea. Es así como entra en la vida de Grant un joven investigador que servilmente desentierra más información para Grant, llegando al punto de entusiasmarse tanto como Grant por su investigación. La inicial curiosidad de Grant se ha convertido en un estudio exhaustivo de la historia de Inglaterra, reuniendo pistas y hechos, descartando rumores sin fundamento y finalmente llegando a una conclusión más lógica sobre Ricardo III y la desaparición de sus sobrinos.

A pesar de estar condicionados por sus propios prejuicios, Grant y su amigo Brent Carradine destapan algunos detalles fascinantes que desacreditan la acusación contra Ricardo III. Aunque algunos historiadores habían llegado a una conclusión parecida en los siglos XIII y XIX, nadie había escrito al respecto en el siglo XX. Entre los dos construyen un caso basado en el material que ambos presentan y en los argumentos que logran consensuar. Llegan a la conclusión de que Richard no habría matado a sus sobrinos y encuentran un asesino más probable. En efecto, no parece que fuera Ricardo, sino Enrique IV, su hermano, quien ordenara el asesinato de sus propios hijos. Con la ayuda de los enemigos de Ricardo y sus propios amigos, Enrique consiguió hacer creer a todo el mundo que Ricardo, que no tenía motivo alguno para cometer los crímenes, era el culpable.

La hija del tiempo no trata en realidad sobre Ricardo III y sus sobrinos, sino sobre cómo la Historia consta de historias individuales que en ocasiones son tan ficticias como cualquier novela. Durante siglos hemos creído fielmente lo que nos cuentan estas historias y hemos llegado a forjarnos una visión del mundo que pudiera estar equivocada; y eso es algo sobre lo que deberíamos reflexionar. La hija del tiempo nos demuestra cómo la historia puede ser malinterpretada a través de la más conveniente reinterpretación de la persona que ostenta el poder, hasta el punto de convertirse en parte de nuestro común entendimiento, sin haber sido demostrada su certeza, a pesar de no tratarse al principio más que de una simple habladuría.

La novela transcurre exclusivamente en la habitación de un hospital. Está contada casi de forma exclusiva en forma de diálogo y narración.

Una lectura rápida y absorbente; una novela muy bien escrita que he tenido la oportunidad de leer en inglés. La historia te atrapa desde la primera página y mantiene el misterio hasta el final. Un trabajo de investigación muy bien disfrazado de novela; de novela de misterio histórica, nada más y nada menos.

A.G.

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