La trama nupcial (2011)
Jeffrey Eugenides
La nueva novela del laureado autor de Las virgenes suicidas es bien sencilla. Hay una
heroína, el hombre equivocado del que se enamora y con el que se casa, y el
hombre correcto que sufre mientras la espera.
Tres son, en efecto, los personajes entorno
a los que se desarrolla esta versión posmoderna del romance del siglo XIX. Tres
estudiantes universitarios –Madeleine, Mitchell y Leonard–, que se conocieron
en la clase de semiótica y abandonaron Brown en 1982, el año antes de que lo
hiciera el propio Eugenides. Madeleine Hanna es una muchacha hermosa e ingenua
perteneciente a una próspera familia Wasp con profundas inquietudes
intelectuales que debe elegir entre uno de los dos hombres, ambos de orígenes
humildes, estudiantes de religión y ciencias respectivamente. Leonard Bankhead,
su novio ocasional, es un joven brillante, taciturno, pobre y carismático.
Mitchell Grammaticus, un alter del ego del autor, es un griego de Grosse
Pointe, Michigan, que anhela alternativamente a Madeleine y a Dios. Resulta
irresistible a las mujeres, mas es salvajemente autodestructivo. También
resulta ser clínicamente bipolar. Sin embargo, Madeleine se casará con él y es
precisamente en su relación donde reside la principal fuente de tensión de la
novela.
El punto de vista de la novela alterna
entre los tres personajes principales, pero Leonard dispone de menos tiempo que
los otros dos. Madeleine, sin embargo, dispone de casi la mitad de la novela,
lo cual no es extraño considerando la fascinación del autor con la experiencia
femenina. Su personaje es casi totalmente reactivo; incluso el modo en que
resuelve su relación con Leonard y Mitches son reactivos.
Con Mitchell embarcado en un largo viaje
por Europa y la India en busca de santidad, Madeleine y Leonard se establecen
en Cape Cod, Massachussetts, donde Leonard trabaja en un laboratorio de
genética y Madeleine solicita plaza en un programa avanzado de estudios de la
novela victoriana. Su tesis versa sobre la trama nupcial, pero ésta no parece
tratar tan sólo sobre el matrimonio y el amor, sino sobre cómo estos dos temas
pueden ser rescatados para la literatura contemporánea y, lo que considero más
importante, sobre aquello de lo que tratan todas las novelas de Eugenides: el
drama de la transición de la niñez a la vida adulta. El autor retrata a tres
jóvenes que se enfrentan a la vida adulta, y en ello percibimos, por supuesto,
ciertas reminiscencias de Salinger.
La novela posee la textura y el dolor de la
experiencia vivida, captura la pretenciosidad de los intelectuales universitarios,
el dulce encanto de la cortesía, la dura vida después de la universidad, cuando
uno ha de enfrentarse al mundo sin la protección que le brindan las aulas, la
lucha de Mitchell con su espiritualidad y de Leonard con la enfermedad mental
que se afirma desde el comienzo y camina inexorable hacia adelante y la propia
lucha entre Madeleine y Leonard.
La trama nupcial es también una novela para
y sobre bibliófilos, pues explora la relación especial entre los libros y los amantes de los
libros y el significado especial que éstos pueden adquirir por
diferentes razones: la persona que nos los regaló, el momento de nuestra vida
en que los descubrimos, o el hecho de que sea una edición especialmente bonita.
En este sentido, Eugenides afirma que uno de los mayores placeres de ser un
bibliófilo es curiosear en las librerías de otras personas. Esto tiene sentido
desde el momento en que el autor expone la teoría de que los libros que leemos
son una reflexión significativa de nuestra personalidad. Eugenides emplea los libros
que lee Madeleine para exponer la personalidad de su heroína.
En efecto, los primeros rasgos de
caracterización de Madeleine son proporcionados por sus preferencias
literarias. A medida que la novela avanza está claro que ser una lectora ávida
parece ser su único rasgo de personalidad y que a pesar de sus cuatro años de
universidad fuera de casa, su personalidad aún no está bien formada. Es
infantil y consentida, pues aún desea que se sus padres la traten como una
niña, con todo lo que ello conlleva. Gran parte de su comportamiento parece
estar calculado para evitar cualquiera cosa que pueda resultarle difícil o le
suponga un desafío que no sea capaz de afrontar con éxito.
Eugenides tiene acostumbrados a sus
seguidores, entre los que me cuento, a una gran novela cada diez años. En este
blog ya hemos comentado Middlesex, que fue la primera que leí, y Las vírgenes
suicidas, que a mi juicio posee una calidad literaria superior a la de las
otras y que no deja de sorprender, lectura tras lectura, tanto por lo que se
cuenta como por el modo en que se cuenta. Con todo, creo que La trama nupcial
es una novela muy interesante y reflexiva, como todas las del escritor de
origen griego, pues aborda no sólo los aspectos que hemos comentado en estas
líneas, sino otros de mayor complejidad y que, como tales, merecería una
reflexión más amplia y profunda que excede, desde luego, el propósito de este
blog.
Y para concluir, un deseo en voz alta:
espero que no tengamos que esperar otros diez años para volver a saborear la
próxima y, a buen seguro gran novela, de Jeffrey Eugenides.
A.G.
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