Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Lecturas recientes: La Identidad



La identidad (1998)
Milan Kundera

A pesar de su brevedad y un argumento central muy simple, La identidad aborda un asunto serio: la naturaleza de la identidad humana.

Un día en una playa de Normandía, Jean-Marc busca a su amante, Chantal. Ella es cuatro años mayor que él y acaba de divorciarse de su marido, tras la muerte de su hijo de cinco años. Jean-Marc la ve pasear mientras a su alrededor unos chicos van y vienen con sus veleros de ruedas. Uno de éstos se precipita hacia Chantal. Jean-Marc cree que va a chocar con ella y grita para advertirle, pero ella no le oye; durante unos segundos vive con el horror de la muerte. El coche no golpea a Chantal y Jean-Marc corre hacia ella, moviendo las manos. Pero cuando se aproxima a Chantal, ella no lo reconoce. La mujer que pensaba era Chantal ha envejecido; es ahora más fea, parece otra. Preocupado por el impacto con el velero Jean-Marc había confundido a una extraña carente de atractivo con su amor. Así es como comienza la novela.

Chantal se ha dado cuenta de que ningún hombre, excepto su pareja, se fija en ella. Se lo dice a Jean-Marc, que se toma en serio la queja de Chantal. De vuelta en su apartamento de París, Jean-Marc, malinterpretando la causa del dolor, decide que Chantal no necesita una mirada de amor, sino una inundación de miradas extrañas, crudas y lujuriosas. Así pues, comienza a enviarle cartas anónimas de amor que puedan hacerle reafirmar su belleza. Chantal acaba averiguando quién le escribe. Jean-Marc, por su parte, descubre que Chantal guarda todas las cartas y piensa en infidelidad, en lugar de curiosidad. Aunque la caracterización de Jean-Marc y Chantal son reales, el argumento parece forzado. Al lector jamás le sorprende la identidad de la persona que escribe las cartas y los muchos intentos de Chantal por descubrir su identidad.

Los amantes se separan y la novela se vuelve cada vez más surrealista. Chantal termina en el interior de una casa extraña la noche después de una orgía, la última pérdida de identidad, y Jean-Marc sucumbe a un sueño amnésico en el banco de un parque. El final parece tan extraño y trágico que la voz de Kundera, que ha permanecido en silencio durante toda la novela, debe abrirse paso para confortar al lector, a la vez que plantea varias preguntas: ¿quién estaba soñando?, ¿quién soñó esa historia?, ¿quién la imaginó…? ¿ella, él o ambos?

Este final es susceptible de varias interpretaciones. Puede considerarse, en realidad, como un fallo serio en la narración, si bien también podría sugerir la imposibilidad de los amantes que se separan y se han definido, cada uno, mediante el otro. Puede, incluso, que Kundera se esté cuestionando la identidad misma de la novela, la cual no es, en definitiva, sino el sueño de un autor.

A.G.

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