La senda del perdedor (1982)
Charles
Bukowski
Ambientada
en los años cuarenta del siglo XX, la cuarta novela de mi escritor maldito
favorito es una obra maestra de formación que cuenta los primeros veinte años
de la vida de Henry Chinaski, el inmigrante alemán alter ego del autor. Primero
en Alemania y luego en Los Ángeles de la Gran Depresión, vemos a Henry crecer
desde su años de infancia y adolescencia hasta convertirse en un joven
universitario.
Una
de las primera cosas que cuenta Henry Chinaski es que su padre le pegaba con
frecuencia y que su madre nunca hizo nada para impedirlo. De hecho ella es
también una víctima de la brutalidad de su marido. Henry afirma
que cuando miraba a su padre, sus manos, su cara y sus cejas, sabía que ese
hombre no tenía nada que ver con él. Era un extraño y puesto que su madre era como
si no existiera, se sentía
condenado.
A
las frecuentes palizas de su padre, hay que añadir otros problemas que Henry
tuvo que afrontar con frecuencia, como la pobreza o el acoso de sus compañeros,
sin olvidar el horrible acné de su adolescencia que lo conduce a un lacerante ostracismo
social. Como consecuencia de todo esto, Henry creció como un marginado, un ser siempre
enfadado. Tenía pocos amigos en el colegio y pasaba la mayor parte de su tiempo
leyendo obras de D.H. Lawrence en la biblioteca pública de Los Ángeles. También
buscó la soledad en la escritura, pero sus historias fueron a menudo rechazadas
por los demás por ser demasiado iracundas. En cierta ocasión su padre descubrió
unos escritos suyos y los tiró a la basura debido a su contenido inapropiado.
Durante su
adolescencia, Henry no es atlético, pero quiere serlo y se esfuerza por mejorar.
El fútbol le resulta difícil, pero disfruta de la violencia que emana. El único
deporte en el que logra progresar es el béisbol. A medida que Henry avanza de
curso, su interés se centra, no sólo en el deporte, sino sobre todo en la
violencia y las chicas. Más tarde, en la escuela secundaria, descubrirá los
placeres del alcohol y la masturbación.
Sus
padres impiden a Henry relacionarse con los otros chicos del barrio. Creen que son
pobres y están por debajo de él. Sin embargo, Henry rompe con ello en cierto modo
y consigue al final hacer amigos, aunque siempre acaba apartándose de ellos. De
hecho, cuando ya ha hecho algunos amigos en el barrio y ha empezado en encajar,
su padre le obliga a trasladarse a Chelsea High, una escuela a la que asisten
tradicionalmente hijos de familias ricas. Allí Henry vuelve a sentirse un
marginado. Consigue aún menos integrarse con los chicos
adinerados y consentidos que conducen jactanciosos descapotables de colores
llamativos, acompañados de sus guapas novias. Para empeorar aún más las cosas,
es en esta época cuando Chinaski desarrolla el horroroso acné que le obliga a
someterse a tratamientos médicos dolorosos y totalmente ineficaces.
Después
del instituto, su padre lo manda a la universidad tan sólo porque la matrícula
es gratis, los libros de segunda mano son baratos y tener un hijo allí es más
aceptable que tener a un hijo sin trabajo. Siguiendo el consejo de un amigo,
Henry se matricula en periodismo en la credencia de que será fácil. Sin
embargo, vende sus libros, compra alcohol y cae en una rutina de bebida. Más
tarde comienza a hacer dinero en las apuestas y escribiendo trabajos para otros
estudiantes. Se prepara para una vida en los barrios bajos una vez que abandone
la universidad.
Henry
se gradúa y comienza a trabajar en unos grandes almacenes. Tras una semana en
el trabajo, Henry es despedido por golpear a un cliente de clase alta que lo
había atormentado durante sus años en el colegio.
Al
final de la novela, Henry se encuentra con un tal Becker, un ex compañero de
colegio y escritor de talento que está en los Marines. Ambos están echando un
trago cuando oyen la noticia de que Pearl Harbor ha sido bombardeado. Becker se
va a la guerra, combate en La Segunda Guerra Mundial, donde morirá ametrallado,
mientras Henry entra en unos recreativos donde pierde dos partidas de boxeo
contra un chico mejicano.
Escrita en
primera persona, La senda del perdedor es
un relato honesto de la dolorosa infancia,
llena de incertidumbre y soledad, de un niño apartado de sus semejantes.
Henry Chinaski sufre una adolescencia difícil y violenta. Crece como un antihéroe misántropo y evoluciona hasta
convertirse en un sarcástico lobo solitario. Sin embargo, Henry jamás cae en la
autocompasión, pues para él cada tormento es una fuente de revelación y fuerza.
Henry Chinaski es también algo misántropo, debido a su obsesión por la forma femenina; obsesión que comparte con el alcohol, del que dice después de experimentar su primera borrachera que iba a ayudarle durante mucho tiempo. Pero su relación con el alcohol conduce a un comportamiento progresivamente más sórdido y violento.
Henry Chinaski es también algo misántropo, debido a su obsesión por la forma femenina; obsesión que comparte con el alcohol, del que dice después de experimentar su primera borrachera que iba a ayudarle durante mucho tiempo. Pero su relación con el alcohol conduce a un comportamiento progresivamente más sórdido y violento.
Nos encontramos
ante una historia conmovedora en la que Bukowski disciplina su escritura
muscular y concentrada. Su prosa es de nuevo directa, pero poderosa; su dicción
es tosca, pero fascinante. Bukowski crea una novela que destila su poesía y que
algunos consideran la mejor pieza en prosa de larga duración que jamás
escribió.
La
novela también nos permite saber quiénes influyeron a Bukowski durante la
escuela secundaria: D.H. Lawrence, Huxley, Dos Passos, Hemingway, Sherwood
Anderson y Sinclair Lewis.
Bukowski
escribe La senda del perdedor, su
cuarta novela, después de haber encontrado el éxito como escritor y trasladarse
de East Hollywood a la villa portuaria de San Pedro. También había comenzado ya
su relación con Linda Lee Beighle, con quien se casaría más tarde.
Permanecerían juntos hasta la muerte del escritor en 1994.
El título (Ham on Rye) puede ser un juego a partir
de la novela El guardián entre el centeno
(The Catcher in the Rye), de J.D. Salinger, una de las novelas de formación
más notables de la literatura norteamericana, que hemos comentado en este blog.
Existen otras teorías acerca del origen del título de la novela, pero veo
innecesario extenderme en este asunto.
La senda del perdedor es un libro trágico, emotivo e
impactante. Una novela divertida y fascinante que no deja indiferente.
A.G.
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