Un grito de
amor desde el centro... (2011)
Kyoichi
Katayama
Era una sensación extraña. Ver cómo asciende
en silencio hacia el cielo el humo del cuerpo quemado
de la persona que más quieres en el mundo.
Deliciosa novela de inocente amor juvenil entre dos compañeros de clase, devoción eterna y pérdida desgarradora. Un amor que deviene tragedia cuando ella enferma de leucemia. Una historia hermosa, a pesar de su sencillez, pues sabemos desde el comienzo que la chica muere, ya que encontramos al chico llorando su pérdida en la primera página de la novela.
Sakutaro
Matsumoto es un adolescente precoz y algo sarcástico que no tarda en
convertirse en el perfecto contrapunto de Aki Hirose, la chica más popular del
instituto. Su amistad se torna con el tiempo en una relación más seria y su
inicial relación de amistad conduce
a un amor dependiente y comprometido. Pero la
tragedia asoma cuando Aki enferma de leucemia. Sakutaro demuestra la sinceridad
de su amor hasta el punto de poner a prueba los límites de la vida y la muerte.
Sakutaro
se revela como un chico apasionado, irreverente y a menudo insensible y egoísta.
Alguien a quien le gusta decir cosas inapropiadas como modo de revelación y afirmación.
Aki, por su parte, es una persona reflexiva e introspectiva que adopta la forma
del estereotipo de mujer de la literatura japonesa; no quiere tener sexo con
Sake, es sensible a las necesidades de los demás y no pierde jamás ese distingo
de amabilidad que la caracteriza.
Sakutaro,
que es por naturaleza egoísta e inmaduro, se involucra en una relación que le
obliga a reconsiderar su comprensión del mundo tanto a través de su amor por
otra persona como de su muerte, un acontecimiento traumático. En este sentido,
creo que es digna de alabar la intención de Katayama de escribir una novela con
algo más de profundidad que la mera celebración de las embriagadoras emociones
de una historia de amor. Con todo, la porción de filosofía contenida en su
novela no es desde luego especialmente complicada, a pesar de su intento de
presentar a sus protagonistas como voces de la sabiduría. Aki cree que el cielo
no existe, y que no es sino una invención de personas desconcertadas por la
perspectiva de la muerte. Al final, sin embargo, llega a la conclusión de que
debe de haber un cielo, aunque lo que parece querer decir más bien es que estar
con Sakutaro es para ella como estar en el cielo. Aki cree también que debe de
haber un Dios de algún tipo, aunque no está muy segura de lo que ello significa
o por qué debería de haber una deidad. Sakutaro, por su parte, es demasiado
torpe para tener una opinión formada al respecto y cuando su abuelo le echa un
cable, acaba en cierta medida apoyando las creencias fragmentadas de Aki.
Cuando la joven pareja habla acerca de la relación adúltera del abuelo de
Sakutaro con la mujer a la que quiere, Aki lo ve como algo romántico y
conveniente. Le parece bien ser fiel a los sentimientos y su triunfo sobre la fidelidad
marital siempre que nadie salga herido, en la medida de lo posible. Toda esta
conversación se antoja urgente a partir del momento en que se descubre la
tensión amenazante de la leucemia de Aki.
El
tema central de la novela es, desde luego, la inevitabilidad de la muerte. Con
el fin de subrayar este axioma, Katayama no duda en construir el argumento de
la historia mediante la presentación de acontecimientos en ocasiones inverosímiles.
Así ocurre cuando Sakutaro predice de forma accidental la enfermedad de Aki al
enviar una carta a un concurso radiofónico poco tiempo después de haber
comenzado su relación con Aki. En la carta, Sakuro describe a Aki, que en ese
momento goza de una buena salud, como una compañera de estudios enferma de leucemia,
con el objetivo de lograr la comprensión del locutor y ganar un premio. Aki
castiga a Sakutaro, pero éste se apercibe de la condición de Aki y de la
potencialidad de ésta como objeto de sus afectos. Sin embargo, no es hasta un
tiempo después cuando Sakutaro se siente superado por los encantos de Aki. El
amor entre los dos parece haber sido encendido y avivado por la muerte y se
extiende cuando su abuelo le habla de Sakutaro de su verdadero amor, una mujer
casada con otro hombre y ya fallecida.
Poco
tiempo después de comenzar su relación –y del hermoso día que los dos pasan
solos en una isla próxima–, Aki comienza a sentirse mal y es ingresada en un
hospital. Sakutaro visita a Aki todos los días, pero no tarda en preguntase si
en realidad es anemia lo que padece como todos le dicen. Pronto descubre, para su
horror, que se trata de leucemia. Preocupado por su salud, Sakutaro intenta darle
ánimos a Aki, a quien se le escapa la vida entre los dedos. Sakutaro lucha por que
Aki vea cumplidos sus sueños antes de morir y hace todo lo posible para viajar
juntos a Australia, una de las máximos ilusiones de Aki, quien sin embargo se
desmaya en el aeropuerto y es ingresada de nuevo en el hospital, donde muere.
A
lo largo de la historia, observamos pues el desarrollo de su relación, desde
una pareja normal de adolescente a una que ha de enfrentarse a la enfermedad y
la posibilidad de la muerte. Quizá sea por eso que la reacción de Sakutaro ante
la muerte de Aki sea tan visceral. En efecto, la realidad de la muerte y su
faceta de enfermedad repentina e implacable hacen que esta historia sea mucho
más realista que algunos de los otros libros que tratan el asunto del cáncer en
niños y adolescentes. La vida, tal como expone Katayama, está llena de
sorpresas, buenas y malas. La vida es frágil, tanto como lo es el espíritu
humano.
Un grito de amor desde el centro del mundo es
una historia breve que
abarca, no obstante, un largo período de tiempo. Si algo hemos de criticarle a
este respecto es que la historia coge demasiada velocidad y los personajes
carecen del desarrollo psicológico deseable.
El
título se tradujo en inglés como Socrates
in Love. Katayama explicó en un epílogo que su intención era llamar así a
la novela puesto que deseaba escribir sobre cómo el amor supone un impulso para
la reflexión profunda.
Tal
como hemos visto, la novela de Katayama sugiere asuntos importantes de la vida
cotidiana de los adolescentes que deben hacernos reflexionar. Trata del primer
amor, la enfermedad, la muerte y la angustia. Su final transmite un mensaje de
esperanza, no obstante. Sakutaro regresa al lugar que vio nacer su amor por Aki
en compañía de su actual pareja. Katayama nos muestra que aunque perder a un
ser querido aún adolescente puede parecer el final del mundo, hay siempre una
oportunidad para un nuevo amor y una vida feliz después de la tragedia. En este
sentido, las últimas páginas de la novela son emocionantes e impresionantes…
memorables. La novela es un claro exponente de la sutil literatura japonesa; de
una narración sin artificios, emotiva y honesta que te cautiva desde el
comienzo hasta el final.
Un grito de amor desde el centro del mundo se
convirtió en la novela japonesa más vendida de la historia, con más de tres
millones de lectores en el país con mayor índice de lectores del mundo. La
increíble popularidad de la novela de Katayama devino un auténtico fenómeno
social en Japón, hasta el punto de convertirse en un clásico de la literatura
de amor de todos los tiempos. Sirvió de inspiración a una exitosa película en
Japón –y otra en Corea–, una serie de televisión y un popular manga.
A.G.
No hay comentarios:
Publicar un comentario