Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
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sábado, 1 de octubre de 2016

Lecturas recientes: Un grito de amor desde el centro del mundo

 
Un grito de amor desde el centro... (2011)
Kyoichi Katayama

Era una sensación extraña. Ver cómo asciende
en silencio hacia el cielo el humo del cuerpo quemado
de la persona que más quieres en el mundo.

Deliciosa novela de inocente amor juvenil entre dos compañeros de clase, devoción eterna y pérdida desgarradora. Un amor que deviene tragedia cuando ella enferma de leucemia. Una historia hermosa, a pesar de su sencillez, pues sabemos desde el comienzo que la chica muere, ya que encontramos al chico llorando su pérdida en la primera página de la novela.

Sakutaro Matsumoto es un adolescente precoz y algo sarcástico que no tarda en convertirse en el perfecto contrapunto de Aki Hirose, la chica más popular del instituto. Su amistad se torna con el tiempo en una relación más seria y su inicial relación de amistad conduce a un amor dependiente y comprometido. Pero la tragedia asoma cuando Aki enferma de leucemia. Sakutaro demuestra la sinceridad de su amor hasta el punto de poner a prueba los límites de la vida y la muerte.

Sakutaro se revela como un chico apasionado, irreverente y a menudo insensible y egoísta. Alguien a quien le gusta decir cosas inapropiadas como modo de revelación y afirmación. Aki, por su parte, es una persona reflexiva e introspectiva que adopta la forma del estereotipo de mujer de la literatura japonesa; no quiere tener sexo con Sake, es sensible a las necesidades de los demás y no pierde jamás ese distingo de amabilidad que la caracteriza.

Sakutaro, que es por naturaleza egoísta e inmaduro, se involucra en una relación que le obliga a reconsiderar su comprensión del mundo tanto a través de su amor por otra persona como de su muerte, un acontecimiento traumático. En este sentido, creo que es digna de alabar la intención de Katayama de escribir una novela con algo más de profundidad que la mera celebración de las embriagadoras emociones de una historia de amor. Con todo, la porción de filosofía contenida en su novela no es desde luego especialmente complicada, a pesar de su intento de presentar a sus protagonistas como voces de la sabiduría. Aki cree que el cielo no existe, y que no es sino una invención de personas desconcertadas por la perspectiva de la muerte. Al final, sin embargo, llega a la conclusión de que debe de haber un cielo, aunque lo que parece querer decir más bien es que estar con Sakutaro es para ella como estar en el cielo. Aki cree también que debe de haber un Dios de algún tipo, aunque no está muy segura de lo que ello significa o por qué debería de haber una deidad. Sakutaro, por su parte, es demasiado torpe para tener una opinión formada al respecto y cuando su abuelo le echa un cable, acaba en cierta medida apoyando las creencias fragmentadas de Aki. Cuando la joven pareja habla acerca de la relación adúltera del abuelo de Sakutaro con la mujer a la que quiere, Aki lo ve como algo romántico y conveniente. Le parece bien ser fiel a los sentimientos y su triunfo sobre la fidelidad marital siempre que nadie salga herido, en la medida de lo posible. Toda esta conversación se antoja urgente a partir del momento en que se descubre la tensión amenazante de la leucemia de Aki.

El tema central de la novela es, desde luego, la inevitabilidad de la muerte. Con el fin de subrayar este axioma, Katayama no duda en construir el argumento de la historia mediante la presentación de acontecimientos en ocasiones inverosímiles. Así ocurre cuando Sakutaro predice de forma accidental la enfermedad de Aki al enviar una carta a un concurso radiofónico poco tiempo después de haber comenzado su relación con Aki. En la carta, Sakuro describe a Aki, que en ese momento goza de una buena salud, como una compañera de estudios enferma de leucemia, con el objetivo de lograr la comprensión del locutor y ganar un premio. Aki castiga a Sakutaro, pero éste se apercibe de la condición de Aki y de la potencialidad de ésta como objeto de sus afectos. Sin embargo, no es hasta un tiempo después cuando Sakutaro se siente superado por los encantos de Aki. El amor entre los dos parece haber sido encendido y avivado por la muerte y se extiende cuando su abuelo le habla de Sakutaro de su verdadero amor, una mujer casada con otro hombre y ya fallecida.

Poco tiempo después de comenzar su relación –y del hermoso día que los dos pasan solos en una isla próxima–, Aki comienza a sentirse mal y es ingresada en un hospital. Sakutaro visita a Aki todos los días, pero no tarda en preguntase si en realidad es anemia lo que padece como todos le dicen. Pronto descubre, para su horror, que se trata de leucemia. Preocupado por su salud, Sakutaro intenta darle ánimos a Aki, a quien se le escapa la vida entre los dedos. Sakutaro lucha por que Aki vea cumplidos sus sueños antes de morir y hace todo lo posible para viajar juntos a Australia, una de las máximos ilusiones de Aki, quien sin embargo se desmaya en el aeropuerto y es ingresada de nuevo en el hospital, donde muere.

A lo largo de la historia, observamos pues el desarrollo de su relación, desde una pareja normal de adolescente a una que ha de enfrentarse a la enfermedad y la posibilidad de la muerte. Quizá sea por eso que la reacción de Sakutaro ante la muerte de Aki sea tan visceral. En efecto, la realidad de la muerte y su faceta de enfermedad repentina e implacable hacen que esta historia sea mucho más realista que algunos de los otros libros que tratan el asunto del cáncer en niños y adolescentes. La vida, tal como expone Katayama, está llena de sorpresas, buenas y malas. La vida es frágil, tanto como lo es el espíritu humano.

Un grito de amor desde el centro del mundo es una historia breve que abarca, no obstante, un largo período de tiempo. Si algo hemos de criticarle a este respecto es que la historia coge demasiada velocidad y los personajes carecen del desarrollo psicológico deseable.

El título se tradujo en inglés como Socrates in Love. Katayama explicó en un epílogo que su intención era llamar así a la novela puesto que deseaba escribir sobre cómo el amor supone un impulso para la reflexión profunda.

Tal como hemos visto, la novela de Katayama sugiere asuntos importantes de la vida cotidiana de los adolescentes que deben hacernos reflexionar. Trata del primer amor, la enfermedad, la muerte y la angustia. Su final transmite un mensaje de esperanza, no obstante. Sakutaro regresa al lugar que vio nacer su amor por Aki en compañía de su actual pareja. Katayama nos muestra que aunque perder a un ser querido aún adolescente puede parecer el final del mundo, hay siempre una oportunidad para un nuevo amor y una vida feliz después de la tragedia. En este sentido, las últimas páginas de la novela son emocionantes e impresionantes… memorables. La novela es un claro exponente de la sutil literatura japonesa; de una narración sin artificios, emotiva y honesta que te cautiva desde el comienzo hasta el final.

Un grito de amor desde el centro del mundo se convirtió en la novela japonesa más vendida de la historia, con más de tres millones de lectores en el país con mayor índice de lectores del mundo. La increíble popularidad de la novela de Katayama devino un auténtico fenómeno social en Japón, hasta el punto de convertirse en un clásico de la literatura de amor de todos los tiempos. Sirvió de inspiración a una exitosa película en Japón –y otra en Corea–, una serie de televisión y un popular manga.

A.G.

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