El
tercer hombre (1947)
Graham
Greene
Antes de entrar en detalle, creo que es
importante conocer la génesis de esta breve novela, una obra maestra de la
narrativa del siglo XX. El propio Greene la explica en una detallada
introducción a la misma. La novela fue concebida en realidad como preparación
para la escritura del guión de una película, para la que el autor contó con la
colaboración del productor Alexander Korda y el director Carol Reed. Greene
viajó a Viena en febrero de 1948 para documentarse, y fue en su segundo viaje a
la ciudad cuando escribió la novela. A partir de ella confeccionó el guión de la inmortal película, protagonizada por Orson Welles y
Joseph Cotten. El gran éxito de la película hizo que la novela fuera publicada
más tarde. Sin embargo, el guión de la película difiere en algunos aspectos de
la novela, tal como explica el propio Greene en la introducción.
El escritor americano Rollo Martins llega a la
Viena ocupada por las cuatro potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial
en busca de su amigo de la infancia, Harry Lime. Lime tiene un trabajo para él,
pero cuando Martins llega a la ciudad descubre que su amigo acaba de morir
después de ser atropellado por un coche y que su funeral va a tener lugar
inmediatamente. A los pies de la tumba, Martins se encuentra con el mayor Calloway
y la actriz Anna Schmidt, que llora desconsolada Convencido, tras unas primeras
entrevistas, de que la muerte de Lime no fue accidente, Martins comienza a
investigar por su cuenta. Sus pesquisas le llevan a buscar al otro testigo del
accidente, “el tercer hombre”. La historia es contada por el mayor Calloway,
testigo de primera mano tanto de la investigación, como del desenlace de la
historia.
Martins descubre que la policía acusó a Lime de
tráfico ilegal de penicilina y que su amigo es realmente culpable del delito
que se le imputa. La evidencia de la implicación de Lime en la estafa golpea a
Martín y le hace sentirse profundamente desilusionado. Hasta el punto de
decirle a Calloway que se vuelve a Inglaterra. Sin embargo, descubre, para su
sorpresa, que Lime sigue vivo.
En su reencuentro, Martins muestra su necesidad
de saber si la acusación es verdadera o no; necesita saberlo de labios de su
amigo, en quien aún confía, a pesar de las evidencias en su contra. Después de
oír la propia confesión de Lime, la confianza de Lime en él desaparece
totalmente, y más aún cuando Lime le pide a Martins que se una a él en su
negocio. Martins se niega, a pesar de recibir la promesa de una gran fortuna a
cambio. La carencia de humanidad de Lime irrita a Martin sobre manera. Martins
piensa que debe hacer algo para evitar que Lime siga cometiendo la estafa y
decide ayudar a la policía a arrestarle. Por muy fuerte que pueda ser una
amistad, no significa nada en comparación con el valor de la humanidad.
Una verdadera amistad, tal como la muestra
Greene, necesita amor, confianza y lealtad. Martins cree que la amistad
significa amor. Cuando llega al cementerio para el “primer entierro” de Lime,
Martins siente una lástima enorme por la muerte de su amigo de la infancia. El
afecto que Martins siente por Lime es tan grande que llega a considerarle un
héroe.
El segundo aspecto necesario de la amistad es la
confianza. Martins confía en su amigo. Por eso no puede creer a Calloway cuando
acusa a Lime de estar implicado en un asunto de contrabando. Para demostrar que
la acusación es falsa, se compromete a hacer lo que esté en sus manos para
probar su inocencia.
El tercer aspecto importante de la amistad que
es presentado en la novela es la lealtad. La lealtad de Martins hacia Lime le
lleva a defenderle y rechazar la acusación contra su amigo. Aunque empieza a
darse cuenta de que Harry estaba haciendo algo ilegal después de oír la
confesión de Kurtz, uno de los “conocidos” de Lime, la lealtad de Martins aún
le lleva a defender a su amigo diciéndole a Calloway que ser un estafador es
habitual en Viena. Lime y sus amigos han robado penicilina, la han diluido con polvo
y agua coloreada y la han vendido en el mercado negro. Al descubrir la verdad,
Martín siente una profunda desilusión. Sin embargo, una vez más, su lealtad
hacia el amigo le lleva a defenderle. Le pide al coronel Calloway que le
muestre la evidencia de la implicación de Harry, mas una vez mostrada ésta, la
desilusión de Martins alcanza su clímax. Su deseo de defender a Lime se
desvanece.
La necesidad de la lealtad en el amor o la
amistad también se muestra a través de la caracterización de Anna, la novia de
Lime, que nada sabe de la dura realidad que se esconde detrás de él. Cuando
Martins le insta a que se olvide de Lime porque es un hombre inmoral y ha
cometido un gran crimen, Anna responde que seguirá enamorada de él y será leal
a Lime aunque la acusación sea cierta.
El tercer
hombre
puede ser visto también, y ésta es una interpretación muy interesante, como una
parodia de la Guerra Fría. Rollo Martins convierte a la vieja Viena en el Viejo
Oeste Americano, en su búsqueda de los asesinos de su héroe, Harry Lime. Los
héroes y la alabanza del héroe son parodiados en la novela. Lo más cerca que
está Greene del retrato de un héroe es, sin embargo, con el personaje de Anna.
Mientras tanto, Rollo es retratado como un escritor de “westerns” que parece
percibir a los otros, y a sí mismo, en función de los valores propios de las
novelas del oeste que escribe. Este énfasis en los “westerns” proporciona una
referencia oblicua a la Guerra Fría. Uno de los temas dominantes en los
“westerns” es el conflicto entre el Este y el Oeste, o más exactamente entre
los valores simbolizados por ambos. Esta confrontación este el Este y el Oeste,
o entre la civilización y lo primitivo, sugiere una parodia del conflicto de la
Guerra Fría entre la ideología occidental y la ideología comunista.
La propia percepción que tiene Rollo Martin de
su amigo Harry Lime y de sí mismo como héroes parodia al héroe que no dudaría
en dirigir las fuerzas del bien a una batalla contras las del mal. Al descubrir
la verdad de Harry Lime, Rollo Martins se ve obligado a examinar su conciencia
y decidir entre la lealtad a su amigo, que ahora representa la injusticia y la
inmoralidad, y su concepto de lo que está bien o mal.
En definitiva, una deliciosa novela, bien
contada, con personajes de carne y hueso, con pasiones, traiciones, reencuentros
y desencuentros, escrita por uno de los mejores escritores que nos ha dado el
siglo XX.
Una cosa más: aunque esté fuera de lugar en este blog literario, no
puedo evitar mencionar siquiera la extraordinaria película de Carol Reed, una
obra maestra del cine, que mejora con el tiempo, visionado tras visionado, como
un buen vino. Orson Welles está inconmensurable (si es que era un genio); y qué decir de Joseph Cotten,
un actor muy versátil, que no en vano nos regaló con su talento en películas como
Ciudadano Kane, Duelo al sol o Sed de Mal. Un actorazo de los que ya no
quedan, me temo.
A.G.
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