Yo maté a Kennedy (1972)
Manuel Vázquez Montalbán
El nacimiento de Pepe Carvalho como personaje literario no tiene en
realidad mucho que ver con el resto de la serie. Su alto componente experimental solapa el elemento de novela negra que
se le supone a la serie y que sí está presente en las novelas posteriores. Pepe
Carvalho se nos presenta aquí como un guardaespaldas de origen gallego que ha
sido miembro del Partido
Comunista de España y trabaja
ahora para la CIA. Es un
personaje turbio y sibarita al que todos temen, si bien muy pocos saben quién
es realmente. Del hombre de las mil caras sólo se conoce que trabaja para Bacterioon, una organización
secreta cuyo objetivo es matar al presidente Kennedy.
La escasa información de la que dispone el lector es proporcionada por el
guardaespaldas del presidente, quien precisamente adopta el papel de narrador.
El mencionado componente
experimental hace que sea ésta una novela difícil de catalogar e incluso de digerir.
Desde el comienzo nos encontramos con una casi interminable sucesión de
párrafos reflexivos, amalgamados en forma de monólogo del personaje central. En
él se entremezcla su memoria
personal con diversas teorías y apuntes sobre la realidad sociopolítica del momento; una curiosa amalgama que
resulta a veces tan divertida como farragosa. El propio Vázquez Montalbán
afirmaba que la novela no era sino un reflejo de la realidad de un mundo en descomposición en el que los personajes se han
convertido en seres escépticos.
En efecto, con el pretexto de
contar el asesinato de Kennedy, Carvalho critica, con su característica dosis
de ironía y crítica mordaz, la Norteamérica
de la década de los 60 y del
entorno privado del presidente Kennedy. Sin embargo, la novela no es tan sólo
la mencionada crítica de la burguesía norteamericana contemporánea, de sus
valores, obsesiones y estereotipos. Es también la autocrítica de un intelectual
marxista que es consciente de
la pluralidad de los vicios intelectuales (especialmente el dogmatismo) de sus
correligionarios.
Notable expresión de la
literatura experimentalista española de la segunda mitad del siglo XX, Yo maté a Kennedy tiene poco que ver con las novelas
posteriores de la serie
Carvalho. Éstas abandonan el elemento experimental para adentrarse con
decisión en los intrincados vericuetos de la novela negra de la que Vázquez
Montalbán es, sin lugar a duda, uno de sus reconocidos maestros.
A.G.
A.G.
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