Matadero Cinco (1969)
Kurt Vonnegut
La novela narra la historia de Billy Pilgrim, un veterano de guerra estadounidense que desde hace años desea escribir sus vivencias como prisionero durante el bombardeo por parte de las fuerzas aéreas aliadas de Dresde, que tuvo lugar entre el 13 y el 15 de febrero de 1945. El propio autor fue capturado por los nazis y encarcelado en esta ciudad alemana, donde hubo de sufrir los terribles bombardeos que arrasaron la ciudad en una sola noche y acabaron con la vida de más de ciento treinta mil personas. (Apenas sobrevivieron algunos civiles alemanes y un grupo de norteamericanos que se encontraban en un matadero como prisioneros de guerra. Entre ellos se encontraba el autor de Matadero Cinco.)
Sin embargo, el autor jamás logra su propósito, pues el mero hecho de recordar lo ocurrido le deja paralizado, hasta el punto de que el protagonista llega a la conclusión de que un libro sobre la guerra no tiene sentido, pues en realidad no hay nada inteligente que decir sobre una matanza como aquélla. Sólo entonces es consciente de que a partir de tal catástrofe alguien con un espíritu crítico como el suyo sólo puede producir una sátira cínica. De este modo, el libro se convierte paulatinamente en una historia de ciencia ficción (no siempre divertida) cuyo protagonista, un hombre ordinario y mediocre que roza el patetismo, viaja a través del tiempo (y hasta es raptado por extraterrestres del planeta Tralfamadore para ser exhibido en un zoológico intergaláctico), lo que le permite contemplarlo como un continuo superpuesto sobre sí mismo y parece eximirlo de la cruda experiencia de la guerra.
Desde el punto de vista formal, Matadero Cinco resulta ciertamente impactante como consecuencia del empleo de un estilo casi telegráfico a lo largo de toda la obra. En efecto, las frases se aíslan unas de otras de tal forma que es como si se dejara un vacío cuyo significado es mucho más importante que el de cualquier cosa que pudiera haber sido escrita en su lugar. Llama también poderosamente la atención del lector la peculiar composición de la obra; la concepción del tiempo (un incesante juego de discontinuidades temporales), que hace recordar algunas obras de W. Faulkner y, sobre todo, el talento y la enorme profundidad de una novela que, ante todo, trata de la estupidez, la crueldad y la irracionalidad del ser humano.
La lectura de esta novela no es fácil, sobre todo al comienzo. Resulta desconcertante y hasta irritante el constante viaje en el tiempo de su protagonista o la repetición anticipada de los fragmentos, cuyo efecto acaba siendo, sin embargo, ciertamente asombroso. Se trata, en definitiva, de una novela original y sorprendente, desoladora, mordaz y francamente compleja, a pesar de su aparente sencillez; está repleta de sutilezas lingüísticas, y situaciones ridículas y crueles, que no dejan indiferente. No en vano, está considerada como una de las novelas norteamericanas más sobresalientes de la segunda mitad del siglo XX… y con razón.
A.G.
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