Presentación

La pintura de la voz (palabras con que el filósofo y escritor francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, calificó el arte de la escritura) nace con la pretensión de ser un lugar de intercambio de opiniones sobre literatura.
Cuando el tiempo me lo permita, iré publicando noticias interesantes del mundo literario, comentarios de libros que he leído recientemente, de mis obras favoritas, etc
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viernes, 11 de junio de 2010

Mis novelas favoritas: El tambor de hojalata


El tambor de hojalata (1959)

Günter Grass


Günter Grass nos presenta en esta obra descomunal una singular percepción del mundo a través del personaje de Oscar Matzerath, quien presenta una visión cuanto menos “curiosa” del mismo, debido a su especial situación personal. Oscar es enano, tiene la apariencia de un niño. De este modo, no le resulta difícil captar todas las ridiculeces que “perpetran” los adultos. Por ello no es del todo incomprensible que no quiera crecer. Desea permanecer por siempre en sus tres años, la edad a la que le regalaron un tambor de hojalata del que no se separará jamás.


Esta condición especial de Oscar a la que hemos aludido hace que narre los acontecimientos de un modo absolutamente desordenado: utiliza constantes flashblacks y flashforwards, o saltos hacia delante, pare regresar al discurso lógico en el presente. Por ello, no es de extrañar que la novela esté repleta de reflexiones acerca de muy diversos asuntos. Y, por si fuera poco, la narración salta con frecuencia de la primera a la tercera persona, de tal modo que ocasionalmente se refiere a sí mismo en tercera persona.


El tambor de hojalata presenta una mezcla verosímil de realismo (los hechos narrados suceden durante la Segunda Guerra Mundial), fantasía, simbolismo, teatro de lo absurdo e incluso tenebrismo.


Oscar Matzerath habla de su dura infancia durante los años terribles de la Segunda Guerra Mundial; su vida (desde su nacimiento grotesco y amoral o su estancia en el hospital para enfermos mentales) y la de su familia (Agnes Bronski, su madre, Alfred Matzerath, su esposo, y Jan Bronski, su amante –y funcionario del correo polaco que muere asesinado por los nazis-, o Eduvigis, la muchacha con la que se casa este último). Oscar es con frecuencia tan minucioso en los más mínimos detalles descriptivos que los recuerdos parecen inventados. Oscar contempla la sociedad desde el aislamiento que le confiere su especial condición, pero con una inteligencia de análisis que asoma por doquier tras su apariencia infantil. Precisamente esta apariencia le permite eludir toda responsabilidad de adulto y escuchar todo, sin que nadie repare en él o lo tome en serio. A falta de otra cosa mejor, Oscar se aferra a su tambor de hojalata, al que considera una parte más de su cuerpo.


Oscar es un ser tierno que tiene miedo de los demás y de sí mismo. Sin embargo, es una persona manipuladora que trata de protegerse de los adultos mediante la falsa impresión de tener un carácter fuerte, que en realidad no es más que una coraza. En este sentido, el tambor se erige como un poderoso mecanismo de defensa ante cualquiera que pretenda aprovechar su supuesta debilidad infantil y trate de herirlo.


La novela está plagada de personajes curiosos y muy definidos, además de los ya mencionados: Ana Bronski, la abuela de Oscar, una mujer de carácter fuerte, acostumbrada al trabajo; Jose Koljaiczek, esposo de Ana, y padre de Agne; Jan Bronski, primo de Agne, persona débil y pusilánime, aunque buen manipulador de los demás; Alfred Matzerath, amigo de Jan y profundamente enamorado de Agne, hombre apasionado, de principios y disciplinado; Babra, hombre de circo con quien Oscar empaliza, su amistad le será al protagonista muy edificante; María, Kart, etc.


El lenguaje utilizado en la novela es simple. Se trata de un estilo claro y realista, no exento de ironía, en el que abundan las metáforas. Presenta un discurso ágil y una sorprendente facilidad en el cambio de registro dentro del texto, de cambio de la perspectiva.


La novela puede ser considerada una obra universal en el sentido que, independientemente del contexto espacio temporal en que transcurren los acontecimientos, éstos no hacen presentar un amplio abanico de sensaciones y temores intemporales, propios del ser humano, sea cual sea su nacionalidad o condición. Son circunstancias que pertenecen a la naturaleza misma del hombre, un ser vulnerable y temeroso, en el que encuentran cobijo el amor y la amistad, pero también la maldad y el odio.


El tambor de hojalata, que conforma junto con El gato y el ratón y Cien años de perro la llamada “Trilogía de Danzig”, fue decisivo para que su autor recibiera el Premio Nobel de Literatura en 1999. Es, sin duda, una de las piezas literarias más ricas de la literatura del siglo XX.


El tambor de hojalata fue llevada al cine por el director alemán Volkor Schlöndorff. Ganó la Palma de Oro del Festival de Cannes y el Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 1979. Está protagonizada por Mario Adorf, Angela Winkler y David Bennent. Es una buena adaptación de la novela.


A.G.

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